martes, 1 de mayo de 2012

Cuando la nostalgia golpea la puerta…


  
    … los sentimientos comienzan a movilizarse. Al desandar el camino y  retrotraernos en el tiempo esos sentimientos van aglutinando hechos, nombres, situaciones… hasta que logran encontrar el momento y el modo de  aflorar.
  
    Un día, caminando por las galerías del Instituto, escucho los sonidos del piano en el salón, es Malena  en su clase de música me dije, y mientras caminaba seguí escuchando. De pronto comenzaron a vibrar las voces y un verso hizo que prestara más atención …“En lo alto cual guardián…” y más adelante… “Venimos hasta aquí, oh! Cristo Redentor…”. Fue suficiente, esperé que Magdalena Caraffa terminara su clase de Música para preguntarle qué es lo que había escuchado y me dijo: es el Himno del Colegio,  quedé muda y sorprendida, tal vez como muchos de ustedes  que están compartiendo este espacio. Al cabo de unos días, para el festejo de un acontecimiento especial seguramente, ese Himno sonó a pleno en el establecimiento.
   
    Pasó el tiempo, tal vez en dos o tres  oportunidades más lo volví a escuchar, Malena se fue y… el recuerdo quedó.
  
    Cuando comencé esta aventura de escribir con el corazón y evocar mis días en el Instituto, esos versos volvieron a mi memoria, y entonces empecé la búsqueda. Finalmente apareció la única grabación que había, al menos en el colegio, de este Himno; la Hermana Martha logró encontrarla en un casette y me la acercó.
   
    Al escucharla …comencé a imaginarme ahí sentada en el salón de actos… Malena acariciando las teclas del piano ubicado junto al escenario… las alumnas con sus guardapolvos blancos ubicadas en las gradas… una de las solistas destacadas de Malena: Andrea Laporta con su privilegiada voz, al costado de las gradas muy cerquita del piano… la emoción contenida… y mis manos entremezcladas con otras en los aplausos finales.
  
    Esto es lo que estoy compartiendo… no solamente la  grabación realizada en un acto escolar con todos sus problemas de sonido y que rudimentariamente pude llevar a la computadora, sino los sentimientos que se movilizan en mí al volver a escuchar ese Himno que salió de la pluma de otra de mis compañeras de ruta: Susana Rubio de Antelo que, con profunda y exquisita sencillez, describe el espíritu de nuestro colegio.  Ojalá así llegue hasta ustedes.
    
   Tal vez en algún momento deje de revivir este hecho como una postal de mi imaginación y pueda sentir esa emoción que sólo se palpita cuando el calor humano las envuelve… tal vez pueda  volver a escuchar en vivo nuevamente este Himno.
                                   
    Tal vez porque soñamos…



           

                                                                                    María Adela Pon 

  Si te interesa conocer más sobre esos compañeros, los que acompañaron mi caminar durante 30 años y con los cuales juntos construimos esa comunidad del Instituto, te sugiero otros escritos del blog como Buscando raíces..., Extrañándote..., Esos infatigables caminantes...Un recuerdo... un anhelo... y un adiósCon sólo nombrarla..., Un comienzo... que se renuevaY Dios sigue entretejiendo la historia...

  Si te interesa conocer más sobre el ICR  te sugiero otros escritos del blog como Dos ropajes... un único ideal, En el papel... también tiene su historiaNo sólo los libros cuentan la historia..., Las imágenes que se fuerongestando ... desde 1979






      ¡Qué grata sorpresa y qué profunda alegría inundó mi corazón al recibir este mail de Malena Caraffa!  


    “Hola Adela y GRACIAS!!!  gracias...por este recuerdo maravilloso, por tus palabras en esa nostalgia del ayer!

    Me has conmovido profundamente y llevado en el tiempo a rememorar esos inolvidables momentos muy guardados y que afloran ante circunstancias como estas. Andrea, las jóvenes alumnas del Colegio y ese Himno al Colegio que muchas veces cantamos y que por suerte la Hna. Martha ha rescatado.

  Es todo un trofeo de aquellos años.

 Te abrazo y agradezco la emoción de este día!

 Felicitaciones por todo lo que escribes.

                                                                Malena”


    Quien se siente identificado con las palabras aquí escritas y me lo expresa … es un inestimable regalo que guardaré no sólo entre mis papeles… y eso es lo que me impulsa a compartirlo. ¡Gracias Malena por tu respuesta y sobre todo por permitirme seguir sintiendo y acariciando el alma con la melodía de ese Himno!

                                                                                              María Adela Pon


   Si te interesa conocer más sobre esos compañeros, los que acompañaron mi caminar durante 30 años y con los cuales juntos construimos la comunidad del Instituto, te sugiero otros escritos del blog como Buscando raíces...,  Esos infatigables caminantes...Un recuerdo... un anhelo... y un adiósCon sólo nombrarla..., Un comienzo... que se renuevaY Dios sigue entretejiendo la historia...,   Las imágenes que se fueron gestando... desde 1979,       30 años... en un poema,
  

          

2 comentarios:

  1. María Adela Pon fue una de las primeras docentes que me acompañó en mi transitar, por casi 30 años de mi vida, en el Instituto Cristo Redentor
    Hoy ya no se la ve por los pasillos, aulas, patios...pero su voz potente y clara sigue sonando; nos regala la historia de nuestro querido colegio y nos relata con mucho amor el devenir de los tiempos.
    Querida Adela, mi amiga, compañera de sueños; gracias!por el tiempo valioso que estás dedicando a mantener palpitando el gran corazón de" NUESTRO ICR".
    Fue la casa de todos, es la de muchos otros; le debo a ese colegio y a su gente " Mi ser docente".
    Los quiero!!!.Ana María Luna

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    1. ¡¡¡¡Gracias Ana María por tus palabras!!!! y ¡¡¡¡¡Gracias a todos los que me han enviado mails por la publicaciones realizadas. Sólo estoy devolviendo algo... de lo mucho que recibí.

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¡Gracias por regalarme tu tiempo! Sólo te pido que en el texto de este comentario, te identifiques, y ten en cuenta de que no aparecerá inmediatamente publicado… sólo en el momento en que yo lo realice. Gracias también por la espera. Adela