miércoles, 24 de octubre de 2012

Y... se vino la respuesta



     Y como no podía ser de otra manera los alumnos también...  Hace casi cuarenta años… nos dieron su respuesta.
   
    José Manuel Estrada (Buenos Aires, Argentina, 13 de julio de 1842 - Asunción, Paraguay, 17 de septiembre de 1894) fue un escritor y político argentino, eminente orador, representante del pensamiento católico. En conmemoración de su muerte, el día 17 de septiembre en la República Argentina se conmemora el día del Profesor… y ese fue el día elegido por nuestros alumnos para agasajarnos todos los años.
  
   Este festejo tampoco recuerdo cuándo empezó… sólo que fue durante la Rectoría de la Hna Paulina y como respuesta de nuestra iniciativa de agasajarlos para el día del estudiante. Y acá los papeles se invirtieron… cuando comenzaba septiembre los ansiosos por saber qué se estaba tramando en las aulas… éramos todo el personal.
    
   Y comenzábamos las investigaciones pero… siempre sin resultado… nada se filtraba… sólo intuíamos que éramos observados dentro de las aulas con más insistencia, o sorprendíamos miradas cómplices entre algunos alumnos o esas sonrisitas que presagiaban la cargada.
   
   Organizar la fiesta no les era nada sencillo a los chicos… muchos cursos y todos querían intervenir… muchos docentes compartiendo los mismos cursos y había que dosificar a quiénes se iban a referir en cada sketch… y había que repartir las otras tareas inherentes a este evento.
   
    Poco a poco, y a medida que fue pasando el tiempo la organización se fue perfeccionando. La idea central partía de los cursos superiores, se realizaba la participación a cada curso y los mismos presentaban bosquejos de lo que querían hacer. Se hacía la compaginación, se armaban los libretos definitivos… y las Directoras de Estudios de cada turno eran las encargadas de supervisar tanto los libretos como los ensayos.
   
    Aproximándose la fecha, los que teníamos hijos en el colegio, en primaria o secundaria, empezábamos a notar que de nuestros placares siempre algo desaparecía… no teníamos mucho que pensar… seguro que el 17 de septiembre alguien aparecería luciendo lo que nos faltaba.
   
    Cuando llegaba el día indicado, éramos agasajados desde que entrábamos a la sala de profesores… adornos por todos lados, frases en el pizarrón…y el clima de fiesta se acentuaba cuando nos preparábamos para entrar al salón. Todos entrábamos en orden, generalmente nos hacían formar fila y nos acompañaban a nuestros asientos y una vez que estábamos todos ubicados… comenzaba la acción.
    
   Siempre se las ingeniaban para hacer resaltar aquellos rasgos más característicos de nuestra personalidad o de nuestra forma de actuar o que nos identificaban perfectamente. Los más veteranos en la escuela ya sabíamos a qué iban a apuntar… y no nos equivocábamos… pero todos esperábamos ese mimo… de alguna manera el vernos representados en el escenario significaba nada  menos que eso… un mimo para el alma.
    
   Quizá un aspecto trascendente de esta fiesta residía en el hecho de que todos nos sentíamos convocados para ser homenajeados, sin importar qué cargo o tarea desempeñábamos… los alumnos sólo necesitaban recordar para tenernos en cuenta para el agasajo… que estábamos con ellos… que compartíamos muchas horas juntos... que conocíamos sus historias de vida… que contaban con nosotros no solamente en las aulas… que estábamos presentes tras los muros del colegio acompañando su caminar. Eran verdaderos  y gratificantes momentos para los encuentros, tal vez por eso... hace casi cuarenta años que comenzamos los festejos y alumnos, docentes, ordenanzas, personal administrativo, autoridades, preceptores no podemos dejar de hablar ni de recordarlos cada vez que nos reunimos… y siguen presentes animando la vida del colegio y enriqueciendo la convivencia en fraternidad.
 
   Pero el festejo no terminaba en el salón… para finalizar el día, generalmente los alumnos de quinto año (último del ciclo) nos agasajaban con tortas y brindis. Y para mí ese era un momento muy especial... porque de alguna manera sentía que se iniciaba la despedida… allí comenzaban a aflorar las palabras y los recuerdos... era el primero de los últimos momentos de intimidad en el cual nos decíamos adiós en comunidad. Al menos yo así lo vivía… los conocía desde primer año,  los había visto crecer… y los estaba empezando a ver volar.
   
  Lamentablemente de estos actos no conservo ni fotos ni recuerdos… sólo los que quedaron en mi memoria… junto a ese suave y dulce perfume impregnado de agradecimiento que siempre sentí que emanaba de ellos… y que invade el ambiente donde me encuentro cada vez que los evoco.
   

                                                                                                     María Adela Pon


  Si te interesa conocer más sobre "esos momentos" tan especiales que marcaron nuestro transitar por el Instituto, te sugiero otros escritos del blog como  Hace casi cuarenta años..., Un recuerdo... un anhelo... y un adiós30 años en un poema

jueves, 11 de octubre de 2012

Los Equipos de Conducción



      En el mes de  junio comencé la publicación del escrito Hurgando en su historia de esta manera: Tal vez no resulte muy ameno tanto redactar como leer una cronología donde las fechas y nombres ocupan el escenario de las letras… pero es la forma de saber cómo se fueron entrelazando los hechos y las personas, cómo se fueron conformando los cimientos y cuáles las metas logradas, fruto de los esfuerzos de tanta gente que fue dejando su impronta en su caminar por  esta Institución tan querida.
  Esta búsqueda de datos nació con la intención de determinar el orden temporal de los acontecimientos y de las personas que tuvieron a su cargo la Conducción del Colegio y que fueron marcando el rumbo de su vida institucional y de  su historia.
   
   Este escrito pretende, en principio, ser un complemento de esa investigación ya que en él se muestra, utilizando no sólo otra manera de presentación sino también teniendo en cuenta el tiempo cronológico en el que trabajaron juntas, cómo se fueron modificando los Equipos de Conducción en función de las personas que los fueron conformando y las tareas que tenían asignadas. Tal vez sería importante remarcar que, desde que las Hnas dejaron el ejercicio de la tarea de Representante Legal en manos de laicos, las dos personas que han ocupado ese cargo hasta este momento, Isabel Detzel (Junio 1994 - Mayo 2004) y Susana Zuqui de Lazzaneo (Junio 2004 y continúa), fueron  primero docentes de la casa y pasaron a integrar el Equipo de Conducción con activa participación a través del desempeño de esta función.
    
   Las personas en todas las Instituciones se van renovando constantemente, ya sea porque se van jubilando, porque se hacen cargo de otras tareas, porque sus obligaciones las llevan a otro destino… y el Equipo de Conducción del Instituto no fue ajeno a esta realidad. Es por eso que los Equipos se fueron modificando, pero con una particularidad: nunca los cambios en su conformación fueron por renovación de todos sus miembros y los que comenzaban su servicio en alguno  de los cargos directivos siempre habían tenido experiencia previa en el mismo, ya sea a través de suplencias de reemplazo por licencias de los titulares o por haber realizado su aprendizaje en otro establecimiento de la ciudad.
   En este video podrás encontrar cómo se fueron conformando los distintos Equipos de Conducción desde el nacimiento del Instituto hasta la fecha.





    No quisiera terminar este escrito sin remarcar que, en el Instituto Cristo Redentor he vivido, me he formado y he participado en la dirección del mismo, siempre a cargo de Equipos de Conducción. Fueron Equipos basados en el conocimiento de las potencialidades y aceptación de las limitaciones y formas de relacionarse de cada uno de sus miembros; equipos donde imperaba el respeto, el diálogo, la tolerancia, la confianza y la ayuda mutuas; equipos donde se tenía en claro la diferenciación de tareas y funciones de cada uno de sus miembros y en consecuencia, sus responsabilidades, respetando la impronta personal en la toma de decisiones derivadas de su cumplimiento; equipos dispuestos a mantener  abiertos los canales de comunicación con todos los actores miembros de la institución; equipos dispuestos a planificar las acciones que les permitieran utilizar todos los recursos disponibles para acompañar a los docentes en su perfeccionamiento permanente, no sólo para asegurar el mejoramiento de la calidad de la práctica pedagógica, sino también para que cada uno de ellos pudiese sentirse artífice de su crecimiento y de su participación comprometida con el proceso de enseñanza- aprendizaje por su adhesión personal con el proyecto; equipos dispuestos a esforzarse para crear los espacios  para el estudio, la reflexión, el diálogo y la interacción con todos los grupos de trabajo organizados en la comunidad educativa; equipos en capacitación constante para poder dar respuestas a los requerimientos y propuestas no sólo de los involucrados en su comunidad educativa sino del medio en el cual el Instituto está inserto.
   
    Sin pretender hacer un análisis sobre el gran reto que para el funcionamiento de los centros educativos ha sido tomar conciencia de la importancia del paso de la dirección unipersonal al concepto y práctica del equipo directivo (para ello están los especialistas), sí puedo decir que a las instituciones las construimos todos los días y por eso la conducción implica y exige  la toma de decisiones permanentemente tanto en las intervenciones cotidianas como en aquellas acciones directamente relacionadas con el proyecto institucional… y para ello nada mejor que el trabajo en equipo porque conducir es gestionar; es determinar rumbos; es administrar; es planificar las acciones que hagan posible que la institución transite por los caminos trazados efectuando un trabajo de construcción y reconstrucción permanentes; es evaluar lo realizado para efectuar las correcciones… es en definitiva lograr armonizar y optimizar tanto la intervención de todos los actores como la utilización de los recursos de que se disponen para lograr ese conjunto de objetivos y acciones que cada institución se propone  y que conforman su proyecto. 
   
    Todos los que alguna vez formamos parte del Equipo de Conducción del ICR sabíamos a qué nos comprometíamos con la aceptación de esa tarea. Sabíamos que había un proyecto institucional que llevar a la práctica y un Ideario de los Centros Educativos de las Hermanas Franciscanas de Gante que no sólo sería el soporte y guía de nuestras decisiones, sino que fundamentalmente debía impregnar todo nuestro accionar.
   
     Difícil, compleja,  pero apasionante tarea… con aciertos y errores sé que pusimos todo nuestro empeño,  primero desde las aulas y después desde la conducción, para cumplir con el compromiso asumido… ojalá que hayamos podido dejar en nuestro querido Instituto, no sólo las huellas de nuestros pasos sino fundamentalmente nuestros esfuerzos reflejados en sus frutos.
                                                                                                 
                                                                                                           María Adela Pon


  Si te interesa conocer más en relación con la historia del Instituto, te sugiero otros escritos del blog como  Su nacimiento,   Hurgando en su historia..., Hay una palabra..., No sólo los libros cuentan la historia..., Buscando respuestas...