miércoles, 23 de octubre de 2013

Entrecruzando vivencias...



   Hoy,  23 de octubre,  un nuevo aniversario… y hoy quiero recordar ese acontecimiento  sobre el que escribí con vehemencia en Buscando respuestas..., a través de las palabras del Lic. Jorge Bergallo. En octubre del 2002, al momento de festejarse el centenario de su fundación, él escribió un poema que muy pocos conocen y que generosamente me hizo llegar no hace mucho tiempo junto con la autorización para poder publicarlo. Lo guardé justamente para compartirlo en esta fecha en la que todos los caminamos alguna vez por algunas de sus escuelas, recordamos de forma especial.

CRISTO REDENTOR

En el corazón de un hombre santo se gestó tu vida;
cien años atrás nacías como asilo Cristo Redentor,
 en el castillo comprado, de torres altivas sobre la colina
que los paranaenses habían donado a un tal doctor…

Monseñor Teófilo  Van Damme, te ungió para servir,
con un nombre y una misión; y en mil novecientos dos,
al carisma de las Hermanas Franciscanas de Gante,
 de su Bélgica amada, seguro y para siempre, te confió.

En tus primeros años, fuiste hogar de niños huérfanos,
y el Padre del cielo que en noches otrora sabías mirar;
repentinamente recogió en su abrazo a muchos de ellos;
 un tiempo prudente tus puertas tuviste que cerrar.

En el descanso cambiaron tus planes más no tu misión:
alojando a niñas huérfanas del campo, volviste a vivir,
y en Santa María pequeña escuelita, recibiste a cada una
como hogar fraterno enseñándoles oficios, para subsistir.

Luego  volviste a admitir niños, aunque sólo en el jardín:
y en el treinta y cuatro  ya reorganizado te reconocieron
escuela primaria con nombre de prócer de fe y de valor:
Manuel Alberti; y con el número ocho que se te asignó.

Pasados los años, por los cuarenta, otro sueño comenzó
hiciste más aulas con enorme esfuerzo y mayor pasión,
 e increíblemente en el cuarenta y cuatro, el fruto se vió:
creaste la secundaria llamándola “Instituto Cristo Redentor”.

Creciste  enorme, acogiendo alumnos siempre en el amor,
llegando el día  en que por ellos, escindiste tu primaria en dos;
siendo en el  turno tarde donde la nueva escuela nació,
 a la que Hermana Rosalía de Borger, número tres, se la llamó.

A la par de tu historia transcurrió la de la Congregación.

la obra se extendió en convento, noviciado, fundaciones
de hogares, escuelas y comunidades; y por los sesenta,
un Templo sobrio de estilo gótico, dedicaste a la Asunción.

Jesucristo y la Iglesia, Francisco y Clara, Teresa y Teófilo
ayer; y las Hermanas belgas, argentinas y chilenas hoy,
junto a los seglares congregados, en reunión de amor
renuevan la fiesta y arriesgan la vida en misión compartida,
creyendo que vive y llama a servirlo en el pobre, el Señor.

                      23 de Octubre de 2002                                               Lic.   Jorge Bergallo                                                                                   


P/D:   Jorge Bergallo, un querido preceptor y catequista con el cual caminamos juntos un trecho por el ICR.  De él tengo consignado un comentario en Esos infatigables caminantes… 

  Gracias Jorge por permitirme compartir  ahora también este poema.
             
                                                                                                                  María Adela Pon