miércoles, 19 de septiembre de 2012

Y Dios sigue entretejiendo la historia...



    Seguramente las elecciones de vida hacen que muchas veces los seres humanos que confluimos en un punto del camino e iniciamos juntos nuestra marcha, en un momento determinado nos separemos, y lo mejor que puede pasarnos es reencontrarnos en algún recodo del sendero con esas personas que marcaron nuestra historia de alguna manera… y eso fue lo que me pasó con la Hna Paulina.
  
    Cuando comencé a escribir este blog, el rostro de la Hna apareció en mis pensamientos y dediqué para ella unas sencillas pero sentidas palabras en Con sólo nombrarla…. A través del contacto con otras Hnas de la Congregación, pude comunicarme con ella y también enviarle ese escrito con la intención de hacerle saber de que, a pesar del tiempo y la distancia, seguía presente en mi recuerdo. Así comenzó una comunicación que hacía muchísimos años había interrumpido… Si me preguntara ¿por qué justo en este momento? podría responder sin temor a equivocarme, que seguramente porque Dios quería cruzarnos otra vez, pero en esta ocasión para brindarme la posibilidad de contribuir con mi testimonio y celebrar juntas la entrega de un premio que la Hna Paulina Fontana recibió el pasado 14 de septiembre en el Colegio del Salvador en Buenos Aires, nada más y nada menos que la Distinción “Divino Maestro” que otorga el Consejo Superior de Educación Católica.
    
   Esta Distinción “Divino Maestro” fue instituida por el Consudec,  organismo oficial de la Iglesia de carácter nacional que representa a la educación católica argentina organizada en Juntas Diocesanas, en el año 1977 y se ha concedido en forma ininterrumpida desde entonces. Se originó en la inquietud por destacar a sacerdotes-religiosos y religiosas, laicos y laicas, quienes en sus Diócesis y Provincias desarrollan o han desarrollado una labor apostólica-educativa en profundidad, viviendo su compromiso de fe en el mundo, considerando que su ánimo ha sido y es convocado por la meta de la madurez cristiana que es Cristo. Por ello son o han sido reconocidos por la Comunidad Educativa toda, como docentes que han comprometido su vida   con una preocupación capital: la formación de niños y adolescentes en establecimientos de gestión privada y/o estatal.
  
   Fue así que el viernes 14 de septiembre viví un acontecimiento especial, en el día de la Solemnidad de la Exaltación de la Cruz y en la trigésimo sexta edición del otorgamiento de esta Distinción, la Hna Paulina recibió la tradicional estatuilla que se entrega como reconocimiento a la tarea de hombres y mujeres que, durante toda la vida, han dedicado sus esfuerzos a la educación como docentes en todo el país y son reconocidos por generaciones de estudiantes como auténticos maestros. Fue propuesta para tal distinción por la Junta Diocesana de Educación Católica  de la Diócesis de Añatuya, Santiago del Estero, y junto con ella, setenta y nueve docentes más recibieron ese galardón
  
    La estatuilla que le entregaron sigue el tipo iconográfico de Jesucristo, “Maestro de Verdad” derivada de las estatuas del período grecorromano y fue elaborada artesanal y especialmente por las Hermanas de Clausura del Monasterio de Santa María en la Santísima Trinidad de Merlo, Provincia de San Luis. En esa estatuilla “el Maestro” lleva una túnica larga, en la mano izquierda sostiene los Evangelios y en la mano derecha ejecuta el gesto de la bendición.
   
    La Santa Misa de Acción de Gracias fue presidida por el Presidente de la Comisión Episcopal de Educación de la CEA, S.E.R. Mons. Héctor Aguer a partir de las 17.30 hs en la Iglesia del Salvador (Callao y Tucumán- Capital Federal) y concelebrada por Monseñor Carlos Malfa, Monseñor Martini, el P. Alberto Bustamante y sacerdotes provenientes de todas las Provincias de la Patria.

    El Acto Académico y Ceremonia de entrega de las distinciones comenzó a las 18.30 hs en el hermoso Salón de Actos del Colegio del Salvador y fue conducido por Héctor Garabal. El Presidente del Consudec, P., Alberto Bustamante dio la bienvenida a todos con emotivas palabras que invitaron a imitar a "estos hermanos que han seguido el ejemplo de Cristo Crucificado". Allí estaban presentes no sólo autoridades eclesiales, civiles y educativas sino también todos aquellos que tuvimos el privilegio de emocionarnos cuando el galardonado a quien acompañábamos, se acercaba a recibir el reconocimiento a su entrega generosa y profunda.




    Al ver a la Hna Paulina con sus 88 años, recibir la estatuilla de manos de la Responsable de la Provincia Argentino-Chilena de la Congregación Hna Silvia Tulissi, con la misma calma y la misma serenidad de siempre… en un instante se agolparon en mi mente muchos de los recuerdos atesorados durante los nueve años compartidos en el colegio. Estaba mirando a la misma Hna Paulina que con la firmeza de sus convicciones, mantuvo en pie al Instituto y unida a la comunidad durante esos difíciles años; y porque sabía que debía fortalecernos desde lo profundo, desde lo interno, de lo que va más allá de lo pedagógico, para que lográramos ser rocas firmes apuntalando sus cimientos, buscó denodadamente aunar todos los recursos de que podía disponer, tanto humanos como materiales, hasta lograr hacer carne en su personal el Espíritu Franciscano para que pudiese fructificar a través nuestro y así centrar toda la actividad del Instituto bajo ese Carisma.
   
    Estaba contemplando a esa Hna Paulina que propició de todas las formas posibles los inestimables espacios para los encuentros. Esos encuentros que hacen falta para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea genuino porque va más allá de una simple transmisión de conocimientos y habilidades. Esos encuentros que llevan a la comprensión porque hubo tiempo para el conocimiento mutuo. Esos encuentros que conllevan a alegrarnos juntos y disfrutar con los festejos porque  permiten estrechar los vínculos y crear los lazos. En definitiva, esos encuentros que facilitan la entrega porque estuvieron dados los momentos para decidir el compromiso personal con el proyecto.
   
    Estaba compartiendo la alegría de este premio con esa Hna Paulina que, junto con el apoyo de sus Directoras de Estudios y sus docentes, pensó estrategias para sus alumnos y trabajó para lograr incorporar  instrumentos que no estaban dentro de los planes de estudios pero que consideraba fundamentales implementarlos, algunos que les servirían para su crecimiento intelectual y para ayudarlos a cursar sus estudios más provechosamente y otros, en función de su crecimiento personal para que pudiesen desplegar sus alas fortalecidos por ese Carisma Franciscano de fe, amor y fraternidad, una vez que dejaran el amparo del colegio.
    
   A esa Hna Paulina que, desde que ingresó a la misma entregó su vida a la Congregación, que puso su trabajo a disposición de sus hermanos en cada lugar donde le tocó estar  y sus esfuerzos al cumplimiento de su misión… a esa Hna Paulina estaba mirando en el momento en que, con una amplia sonrisa, su humildad, su alegría y con la satisfacción del deber cumplido, estaba recibiendo ese merecido premio de las manos de la. Hna Silvia de quien había sido su Maestra de Novicias durante los dos años de su noviciado y con quien también había compartido siete años de trabajo en la misma comunidad de Tintina, "su casa" desde hace más de 20 años.


 
    Los caminos que se cruzan, las distancias que se acortan, las personas que se encuentran, los recuerdos que reviven, las alegrías que se comparten, una Distinción más que merecida… todo junto en un 14 de septiembre, un regalo de cumpleaños  anticipado… una caricia para el alma.

 


  Datos biográficos

 
    No quisiera cerrar este artículo sin mencionar, aunque sea muy sucintamente, las tareas desempeñadas por la  Hna Paulina y por las que, por su dedicación y entrega, hoy recibió este reconocimiento.
  La Hna Paulina nació en Villa Fontana, provincia de Entre Ríos, el 29 de Junio de 1924. Entró al Postulantado de la Congregación en 1942, en el Instituto Cristo Redentor; allí también realizó el Noviciado, los primeros votos en 1945 y los votos perpetuos el 16 de enero de 1948.
   En 1951 se recibió de Maestra Normal Nacional y en 1956 obtuvo el título de Profesora en Letras en Consudec.
  En su caminar docente fue Maestra y Profesora en el Instituto Niño Jesús de Paso de los Libres, Corrientes; Rectora y Profesora en el Instituto San José de Chajarí, Entre Ríos; Rectora y Profesora en el Instituto San Francisco de Asís de Alcorta, Santa Fe; Rectora y Catequista en el Instituto Cristo Redentor de Paraná, Entre Ríos; Profesora y Catequista en el Colegio Fray Mamerto Esquiú de Tintina, Santiago del Estero.
   Pero la docencia no se circunscribió sólo a los Colegios de la Congregación, también fue Encargada de Formación y Maestra de Novicias.
   Hace un tiempo, realicé un escrito que titulé Esas incansables itinerantes del servicio… y creo que la Hna Paulina es un fiel ejemplo de lo allí consignado.

                                                                                                                María Adela Pon


   Si te interesa conocer más  sobre la Hermanas de la Congregación te sugiero otros escritos del blog como Con sólo nombrarla..., Un comienzo... que se renueva, Esas inacansables itinerantes del servicio...Hay una palabra...