miércoles, 26 de febrero de 2014

Cuando uno se enamora...



   Cuando uno se enamora de su trabajo…  profesión y vocación se fusionan adquiriendo otro significado. Una conjunción que potencia sus alcances: la vocación apunta a los sueños y la profesión le abre las puertas para  hacerlos realidad.

    Fue un 15 de marzo de 1971 cuando ingresé al Instituto Cristo Redentor… y allí comenzó el más fantástico viaje por la aventura de la vocación. Una vocación que desde siempre estuvo guiando mis pasos; desde que yo recuerde nunca pensé en otra cosa que ser docente. Cuando me preguntaban qué iba a estudiar al terminar la escuela media… mi respuesta era siempre la misma… profesora de Matemática. Con el transcurso del tiempo y llegada la hora de la definición de mi futuro, un poco por razones económicas y también porque intuía que era la posibilidad de lograr ejercer mi profesión ya que era una opción totalmente nueva en la formación docente… cambié Matemática por  Contabilidad. Así comencé a prepararme para lograr el sueño en el Instituto del Profesorado Sedes Sapientiae de mi querida ciudad de Gualeguaychú… una Maestra Normal Nacional ingresando como alumna de la Cuarta Promoción del Profesorado en Ciencias Económicas… y un Instituto que funcionaba en el mismo edificio del colegio donde había realizado todos mis estudios primarios y secundarios… Villa Malvina. 
   Pasaron los años… y llegó el gran día… un Certificado de Estudios acariciaba entre mis manos. Junto con la alegría que da el primer paso, llegaba el gran reto… había que dejar el nido y echarse a volar. En mi ciudad natal no tenía posibilidades de trabajar ya que solamente dos establecimientos de educación secundaria tenían en su oferta educativa el plan de Perito Mercantil… entonces llegué  hasta las  puertas del I.C.R. buscando un lugar. 

   El plan de Perito Mercantil un plan que comenzó a implementarse en Argentina allá por el año 1890, a través de un decreto promulgado por Carlos Pellegrini en su carácter de Vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo y refrendado por el Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Dr. Filemón Posse, y con la creación de la Escuela de Comercio de la Capital de la República. En su primer plan de estudios se destacaban campos del conocimiento vinculados a las matemáticas y al cálculo mercantil, a la teneduría de libros y a los idiomas extranjeros, necesarios para el creciente comercio internacional que se expandía. Pasaron los años y los contenidos de las asignaturas relacionados con la práctica comercial fueron adecuándose, por nombrar algunos factores, a los avances tecnológicos y a los cambios producidos tanto en la legislación comercial, civil, impositiva y laboral, como en los instrumentos utilizados como prueba de las operaciones comerciales y en los usados para el  registro de la información proporcionada por los mismos.  Creo que, fundamentalmente el éxito de este plan dependió del esfuerzo de cada docente para ir flexibilizando y articulando los mismos de acuerdo a sus conocimientos y  preparación en Institutos de Formación Docente o  Universidades afines y de la elección del mismo por parte de los adolescentes y sus padres que veían en él  una herramienta de formación para una salida laboral más inmediata.

    Perito Mercantil… un plan que signó casi por completo mi carrera docente. Egresados de veinticinco promociones certifican su paso por la escuela media en el I.C.R. con ese título. Un plan que había sido implementado por elección de la Hermanas en 1967 para abrir el turno de la tarde y aumentar la oferta educativa del Instituto. A su primera  promoción tuve el regalo de despedir en Diciembre de 1971, el año de mi llegada al colegio, con un quinto año que inauguraba su vuelo. Durante todo ese tiempo muchos adolescentes formaron parte de mi vida y sé que luché para que en su formación llevaran no sólo el mejor bagaje de conocimientos que podía brindarles mediante una actualización académica y pedagógica constante, sino lo mejor de mí, con aciertos y errores, a través de mis acciones. Junto con mis compañeros de ruta logramos, no sin esfuerzos, formar un grupo de trabajo y ayuda  donde los principios franciscanos imperaban y que por suerte logramos también transmitir a nuestros alumnos.

   En esa aventura de la profesión, apareció la posibilidad de cambio de planes de estudio para el turno de la tarde, como así lo señalé en Hurgando en su historia,  a través de la Resolución Ministerial Nº 11/91… y así empezamos, otra vez por elección, en la tarea de trabajar para su elaboración e implementación. Esta elección no fue caprichosa, tratamos de agregarle a la formación que se le venía brindando a los chicos, más espacios curriculares que contribuyeran a su formación humanística, asignaturas de las que carecía el plan de Perito Mercantil, y a la vez otros que pudieran relacionarlos con el medio para una futura inserción laboral más efectiva, contando para ello con esa herramienta atrapante, mezcla de atracción y desafío: las pasantías laborales no rentadas.

   Fue muy arduo el camino y a veces se tornaba muy solitaria la tarea porque el plan incluía un área de trabajo nueva que había que formar y guiar: el Área de Capacitación Laboral. Y así nació mi primer hijo, lo considero así porque tuve mucho que ver en la elección de las asignaturas que componían el área y el armado del proyecto: el plan de estudio del Bachillerato con Capacitación Laboral como Auxiliares Administrativos Contables que comenzamos a aplicar en marzo de 1992.

   Si bien, con características, circunstancias y tiempos de implementación distintos y cada una trabajando con modalidades diferentes, el esfuerzo fue compartido con Liliana Kalea, Coordinadora del plan de estudios del Bachillerato con Capacitación Laboral en Comunicación Social. Fueron largas horas de estudio y trabajo para lograr sobre todo nuestra capacitación y el contacto con los docentes a través de extensas reuniones de área, el armado y lineamientos de acción de las áreas comunes,  la divulgación de las nuevas ofertas educativas tanto en las dos escuelas primarias del Complejo Educativo cada vez que el ciclo lectivo llegaba a su fin (aún conservo, junto con el recuerdo de esas tardes en mi casa mate de por medio, el texto que elaboramos con Liliana para ello) como en  medios periodísticos ( Hora Cero,  uno de los periódicos de Paraná que en ese momento estaba en circulación y donde algunos de los alumnos del Bachillerato en Comunicación Social estaban haciendo su pasantía, el 27 de septiembre de 1994 publicó el reportaje que nos hicieran a los alumnos Fabricio Reist, Gisela Schumacher y Luis Valla, a la Hna Martha Cuatrín como Rectora,  a Liliana y a mí como Coordinadoras. Este periódico sigue estando guardado junto a algunos recuerdos de aquellos tiempos), pero fundamentalmente… aunadas en el apoyo mutuo con el fin de contagiar nuestro entusiasmo a todos los docentes que se verían involucrados en la tarea y sin cuya entrega y dedicación no hubiese sido  posible llegar a buen puerto. Apoyo, acompañamiento y confianza en nuestro desempeño que también tuvimos incondicionalmente del Equipo Directivo que, desde el comienzo de la iniciativa de encarar este proyecto, puso a nuestra disposición recursos tanto materiales como pedagógicos para lograr los objetivos. 

      Y es así que el turno de la tarde cambió su fisonomía y su movimiento; no sólo se incrementó la carga horaria, también se crearon y equiparon nuevos espacios para el aprendizaje como la sala de computación, una radio de circuito cerrado, se compraron elementos específicos para la comunicación y fundamentalmente, el Instituto abrió nuevamente los brazos… pero esta vez para recibir a muchos docentes,  los que venían a incorporarse a la gran familia entendiendo el proyecto al cual ingresaban y aceptando los lineamientos del colegio al cual se incorporaban. 

    Desde el comienzo sabíamos que, si bien se trataba de un plan con capacitación y con la expectativa de insertarse en el medio laboral a través de la pasantías, estábamos aplicándolo en un nivel secundario, la siempre conflictiva escuela media, cuyos destinatarios transitan por esa etapa difícil del crecimiento personal como es la adolescencia y donde no es tan fácil entusiasmar e involucrar a todos los actores del proceso de enseñanza- aprendizaje. No sólo los docentes tenían que efectuar cambios y muchos de ellos capacitación pedagógica para el trabajo en talleres, también había que entusiasmar a los alumnos para que el aumento de la carga horaria durante la tarde y las horas que debían destinar a contra turno en su quinto año para las pasantías, en conjunción con sus gustos y aspiraciones personales,  no fuesen impedimento para que el trabajo diera sus frutos.  Tampoco los padres quedaban ajenos a esta transformación ya que el incremento de las actividades de sus hijos en relación con el estudio no sólo alteraría el funcionamiento familiar, sino que también debían acompañarnos con la confianza que debían depositar en los docentes, especialmente de los que estaban  a cargo del espacio curricular de las pasantías,  por  la elección de los lugares donde sus hijos efectuarían sus actividades fuera de la escuela. Y finalmente… el medio, que nos debía proporcionar los espacios para que los alumnos pudiesen realizar sus experiencias laborales mientras cursaban su quinto año ya sea dentro o fuera del Establecimiento.

   Pero confiamos… y poco a poco, con aciertos y desaciertos, desacuerdos y acercamientos, diálogo y trabajo, alumnos, directivos, docentes, personal no docente, ordenanzas, padres… aunamos nuestros esfuerzos desde el lugar y el rol que nos competía para llevar el proyecto adelante.

    En 1994 se hizo realidad la primera promoción de Bachilleres con Capacitación Laboral en Comunicación Social; en 1995 egresó la última promoción de los Peritos Mercantiles y en 1996 despedimos a los egresados de la primera promoción de los Bachilleres con Capacitación Laboral como Auxiliares Administrativos Contables, egresados a los cuales dirigí las palabras de despedida en el acto de Colación de los Bachilleres en sus distintas orientaciones, Cuadragésimo Octava Promoción desde la creación del Instituto.

   Estas fueron sin dudas las palabras que más me costaron pensar y decir. Tal vez porque sin proponérmelo conscientemente, quería reflejar en ellas lo vivido en relación con mis compañeros, con los alumnos y, sobre todo, conmigo misma, desde mi ingreso al Instituto.   Cómo no pensar estas palabras si era la hora en particular de esta cosecha; la despedida de los adolescentes destinatarios del crecimiento de este proyecto; los que estuvieron acompañando marchas y contramarchas,  frustraciones y aciertos. Cómo no intentar que la emoción pudiese aflorar y al mismo tiempo contenerla, cómo no manifestar que eran los primeros pichones de esta nueva etapa que salían a volar buscando su propio rumbo después de tanto empeño. Por eso quizás quedaron marcadas a fuego en mi memoria y mi corazón.

    Por eso un 4 de diciembre de 1996  mi voz se elevó para expresar:

   “Si nos ponemos a pensar en los motivos de este encuentro, convendremos que principalmente estamos aquí para señalar un final, el final del camino que hace cinco años comenzamos a recorrer juntos, con sus piedras, sus pozos, sus llanos, acompañados por el sol, pero también muchas veces sorprendidos por la oscuridad de la noche.

   Camino por el que transitamos juntos padres y docentes, aunando esfuerzos, trabajando codo a codo sin bajar los brazos, tratando de señalar el rumbo.

   Camino que también recorrimos juntos los docentes y los hoy flamantes egresados a los cuales se me ha encomendado confiar un pequeño y profundo secreto de vida y un último mensaje: tenemos que ser capaces de capitalizar el pasado para recordarlo como una lección, pero como una lección de nuestra historia.

   Miren: el pasado ya no es nuestro, pasó y pasó sin remedio y sin posibilidad de modificación, tal como fue así seguirá siendo y en él se quedarán las angustias de las evaluaciones, el desafío del crecimiento personal, la aventura del encuentro cotidiano, la alegría de las metas alcanzadas, la tristeza por la ausencia de Anita o la inesperada partida de la Hna Mirta.

   Pero ese pasado sin posibilidades de modificación, con sus angustias, tristezas y alegrías, sus luces y sus sombras, no puede quedar allí olvidado porque es un pedazo de nuestra vida y es el sostén y el apoyo de este presente que sí está en nuestras manos y podemos hacer que sea de esta u otra forma, que tenemos la responsabilidad de construirlo y con el cual debemos comprometernos; está en nosotros el capitalizarlo, sólo en nosotros.

   Porque es este presente el que puede modificar nuestro futuro si es que aprendemos a darle un sentido de proyección hacia más adelante, si es que sabemos vivirlo con ideales que orienten todas nuestras acciones. Ideales que ojalá hayamos descubierto y hecho carne porque estuvieron siempre allí, acompañando nuestro caminar, sintetizados en esa plegaria tan bella, tan simple y a la vez tan profunda:

           Hazme tú Señor instrumento de tu paz

           Donde haya odio, ponga yo amor

           Donde haya ofensa, perdón

          Donde haya tinieblas, tu luz

   Hasta aquí caminamos juntos, hasta aquí compartimos la vida, a partir de ahora nos une el pasado, el no podemos modificar pero en el que trabajamos arduamente para lograr una experiencia de vida y una enseñanza para nuestro porvenir.

   Y es en este presente, con ideales para la acción y la mente puesta en el futuro, que nosotros, como comunidad educativa, debemos decirles adiós, un adiós que si bien representa una despedida tiene la virtud de unirnos para siempre en el recuerdo; un adiós que nos permite el retorno al pasado, el que ahora nos une y al que debemos recordar como una lección de nuestra historia.

   Pero antes de despedirnos, permítanme unas pocas palabras especiales: en un día como hoy pero hace 25 años estaba despidiendo a la primera promoción de los Peritos Mercantiles y es en este presente que, con profunda alegría, estoy despidiendo a la primera promoción de los Bachilleres con Capacitación Laboral como Auxiliares Administrativos Contables.

   Y esta alegría no sería posible en primer lugar sin el esfuerzo y dedicación de todos mis compañeros docentes y no docentes que pusieron todo su empeño para lograr este desafío; y,  fundamentalmente,  por la aceptación por parte de ustedes de ese desafío.

   Ustedes estarán en nuestro recuerdo y en nuestro corazón en un lugar muy especial, porque fueron parte de nuestros presentes, estuvieron metidos en nuestros ideales y nos acompañaron para lograrlos.

   Quisiera finalizar este encuentro recordando una poesía hecha canción que resume el mensaje: capitalizar el pasado, vivir el presente con un ideal y esforzarnos por lograrlo, y que dice así:

            Todo hombre simple

            lleva dentro un sueño

            con amor y humildad

            podrás realizarlo.

            Si pusieras cada día

           con sudor y esfuerzo

           una piedra y otra más

           llegarás muy alto.

                       

                                                                  ¡Felicidades egresados 1996! “     


    
  Apenas…  siete promociones como Auxiliares Administrativos Contables y nueve en Comunicación Social fueron el fruto de tantos esfuerzos, porque en Diciembre de 2002 egresaron las últimas promociones de estos Bachilleratos con Capacitación Laboral  ya que una reforma educativa que había que aplicar obligatoriamente en todo el Establecimiento estaba en marcha desde 1999:  el Tercer Ciclo de la Enseñanza General Básica de tres años de duración y el Nivel Polimodal también de tres años de duración. Una convivencia en tiempos y esfuerzos aplicados, con toda su implicancia, entre la elaboración de los nuevos Proyectos Curriculares Institucionales  y ese querido plan que lentamente llegaba a su fin… como el desempeño de mi profesión en mi añorado Instituto.

   Apenas… apenas… poco tiempo para la evaluación de los resultados  y mucho esfuerzo para la preparación… pero estoy convencida de que estos Bachilleratos con Capacitación Laboral fueron el puente que nos permitieron encarar esa reforma educativa  parados desde otro ángulo, con una comunidad educativa con la capacitación y madurez necesaria y los recursos disponibles para llevarla a cabo y con la experiencia para seguir con esos nuevos espacios curriculares logrados, incluidos ahora como espacios de definición institucional en su Nivel Polimodal. Es así que el Bachillerato en Comunicación Social se transformó en el Nivel Polimodal en la Modalidad Humanidades y Ciencias Sociales (Comunicacional)  y el Administrativo Contable en el Nivel Polimodal en la Modalidad  Economía y Gestión de la Organizaciones. 

   Vocación… sueños, anhelos, inspiración… en concordancia con nuestros gustos,  intereses, aptitudes, intereses, personalidad, valores. Profesión… los anhelos del alma en relación con la vida. Y fundamentalmente… la entrega  que nos permite pintar nuestros esfuerzos y nuestra existencia… con el color de los sueños… sin importar por cuánto tiempo estos sueños formen parte de nuestra realidad.      



   

                                                                                                  María Adela Pon     




P/D. esta rememoración de aquellos días de preparación y aplicación del Plan de Bachilleratos con Capacitación Laboral me da la oportunidad para recordar y agradecer a todos los que colaboraron para que mis alumnos, al cursar su de 5ª año, pudieran relacionarse con el medio y encontrar los espacios para  llevar a cabo las Pasantías Laborales no rentadas que estaban a mi cargo en el Bachillerato Administrativo Contable. Es así que especialmente quisiera nombrar a las Contadoras Claudia Menenado, Patricia Balla y Lilian Aguilar (ex alumnas) que los acogieron en sus Estudios Contables;  al Gerente y personal del  Banco de Suquía Sucursal Cinco Esquinas; a la Tesorera del Establecimiento Inés Green; a Graciela Pazo de Chiavaro, Bibliotecaria del Establecimiento turno mañana;  a la Contadora de la Municipalidad de Paraná María Inés Deharbe;  a Mauricio Cettour  dueño del Centro de Repuestos Dicett; a María Rosa Felquer, profesora a cargo del espacio curricular de Pasantías en el Bachillerato en Comunicación Social, por los proyectos sobre Microemprendimientos realizados en conjunto con el fin de poner en funcionamiento la radio del Establecimiento y también por su supervisión en FM 107.7 de la ciudad de Paraná en la que los alumnos Iván Bulacio, Hernán Camarano, Franco Quintana y Cristhian Berón habían conseguido, durante la etapa de diagnóstico e investigación, un espacio (Frecuencia 107.7)  para la divulgación de los Seminarios realizados en las asignaturas Latinoamérica Contemporánea y Argentina Contemporánea a cargo de mi querida y recordada amiga Mabel Pereyra de Chiecher ; al personal y autoridades de la Dirección General de Rentas de la Provincia; a las autoridades y personal de A.N.S.E.S. (Administración Nacional de la Seguridad Social) UDAI Paraná; a las  autoridades del Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales y Provinciales 19 de Septiembre; a Silvia Mónica Aranguren profesora a cargo del espacio curricular de Computación; a la Bibliotecaria del Establecimiento turno tarde, Juana Cian de Oroño (Pochy), por su colaboración en la búsqueda y conservación del material utilizado y, fundamentalmente, por su acompañamiento a los alumnos durante la etapa de investigación  previa a la de la pasantía propiamente dicha …  y a todas las personas que de alguna u otra manera colaboraron en esta tarea.


       Agradecer… una manera de no olvidar!!!