Cuando llegué al Instituto en 1971, comencé
a mirar “ese lugar” desde otra perspectiva. Traía en mi valija un montón de
sueños… y en mis manos… un puñado de papeles que acreditaban mi competencia
para empezar a formar parte de esa Institución.
Allí estaban como Secretaria la Hna Celine
Quatacker, una Hermana belga que llevaba el nombre de Hna de Montfort y que
había llegado a Argentina en 1953 con 24
años; y como Prosecretaria la Hna María Teresa Van Opstal formada en el Noviciado
de Paraná. Dos Hermanas… Bélgica y Argentina… reunidas en un lugar y en una
tarea… fueron las depositarias de “esas”…
mis credenciales… las que guardaron cuidadosamente en “mi Legajo personal”. Ellas fueron las primeras protectoras de mi
biografía… porque desde que llegaron a sus manos dejaron de ser simplemente
papeles… para transformarse en la historia de mi vida docente contada de un
modo único y particular.
En ese Legajo comenzaron lentamente a
plasmarse los hechos acontecidos en mi vida relacionados con mi vocación y
accionar docente. Allí puedo encontrar los cambios
en mi situación de revista
durante 30 años a través de las innumerables Certificaciones de Servicios,
desde la primera hasta la última que presenté al iniciar los trámites para mi
jubilación; allí están las Constancias de los sucesivos Cursos de
Perfeccionamiento realizados, contando así mi crecimiento en el orden
profesional y cuyos frutos se fueron reflejando en las Hojas de Concepto para
el Personal Docente … Pero también en ese Legajo están escritos los momentos
trascendentes que tienen que ver con mi vida personal. Sé que puedo encontrar
entre sus hojas las Licencias otorgadas… la que indica el momento de la
formación de mi familia cuando comencé a
transitar un nuevo camino de la mano de mi marido… la que anunciaba el
nacimiento de mi hija… las que fueron contando los momentos de enfermedad… las
que consignaron la partida de mis seres queridos… todo está allí.
Pero sé que si sigo mirando… y si abro las
puertas de los armarios… la vida de la Institución y de los miembros de la comunidad
del I.C.R. irá apareciendo lentamente ante mis ojos. Infinidad de Legajos, Libros de Actas de Reuniones Generales y por
Áreas, Libros de Actas de Exámenes, Registros de Asistencia del personal y alumnos,
Planillas de Calificaciones elaboradas por los docentes, Registros de
Calificaciones anuales elaborados por los preceptores, Libros Matrices, Archivos
de los distintos Proyectos Institucionales puestos en marcha, Reglamentaciones y
comunicaciones recibidas y enviadas… me la irán contando… porque detrás de cada
papel allí archivado… hay una historia.
Por
eso sé que si hasta allí me acerco podré recordar a mis alumnos… sus esfuerzos,
sus logros y sus frustraciones… y hasta podría observar sus caras y
reconocerlos si me pusiera a mirar detenidamente las fotos que han dejado como
testimonio de sus viajes de egresados y que están adornando las paredes de la
Secretaría.
Por eso sé que si hasta allí me acerco podré
reencontrarme con mis compañeros de ruta para revivir momentos compartidos… con sólo husmear en sus
legajos o listados buscando direcciones y teléfonos para comunicarnos.
Por eso
sé que si hasta allí me acerco podré desandar el camino para hablar de todo lo sucedido
tras los muros de mi querido Instituto desde su nacimiento… y no solamente lo
sé… es lo que he podido hacer… contar la historia… a veces desde mis recuerdos…
y otras muchas desde los papeles celosamente guardados en ese lugar.
La Hna
Celina (fallecida en el año 2007) y la Hna María Teresa (que en la actualidad vive
atendida y muy cuidada en Casa Van Damme que es el
hogar para las Hermanas ancianas) se fueron en su momento del Instituto para ir
a cumplir sus tareas en otros destinos, pero otras personas siguieron sus pasos
con el mismo empeño y la misma responsabilidad. Por eso pude compartir mi
camino, en el turno de la mañana, con las Secretarias Nélida Manfredi, Olga
Callieri de Pross, Claudia Varisco y desde el 1 de abril de 1987 con María
de los Ángeles Barrientos de Cettour una muy querida ex alumna que hasta la
fecha continúa en esta función. Y en el turno de la tarde, el trato cotidiano
me llevó a compartir con las Prosecretarias Teresita Ábrigo (otra querida ex
alumna), la Hermana Miguelina, Silvia Alba de Lalloni, Alicia Romero y desde el
14 de Octubre de 1991 con Inés Susana Green que a la fecha se encuentra
realizando los trámites para su jubilación.
Por eso sé que si hasta allí me acerco podré
encontrar el mismo silencio en medio del trabajo, el mismo respeto en medio de
la búsqueda de soluciones, la misma responsabilidad en el cumplimiento de las
obligaciones aún en medio de los cambios y de las tormentas
Pero
fundamentalmente también sé… que a la distancia… podré esperar tranquilamente
el llamado convocándome para seguir participando de esos acontecimientos muy
caros a nuestros sentimientos y recuerdos; un llamado que siempre llega porque…
en “ese lugar”… están la Secretaria, Prosecretaria y Personal
Administrativo del ICR… incansables hacedores en papeles de su vida… protectores
de nuestros huellas… atentos vigilantes de la memoria comunitaria… fervorosos
custodios de su historia.
Y por todo
esto sé… que no puedo terminar este escrito sin dejar de repetir lo que muchas
veces he consignado en este blog ¡¡¡Gracias Mery e Inés, sin la ayuda de ustedes
proporcionándome los datos que necesitaba en las distintas investigaciones, mi
tarea hubiese sido mucho más ardua y difícil!!! ¡¡¡ Gracias por allanarme el
camino!!!
María Adela Pon
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