Al iniciar el blog me
propuse escribir en él solamente lo que surgiera de mis vivencias personales en el
Instituto cuando una persona, un acontecimiento, un objeto, un recuerdo…
lograra aflorar ese deseo. Y muchas
veces… en esa motivación se mezclan la
tristeza de un presente con el recuerdo de una alegría vivida en comunidad. Este poema lo escribí en Enero de 2011 porque fue la manera que encontré para transmitirle fuerzas y abrigarle el alma con mis palabras, a una compañera de ruta con la
cual tenía una linda relación de mucho afecto mutuo, enlazando un recuerdo
vivido en el Instituto Cristo Redentor, un anhelo… y un adiós. Aún conservo en
mi memoria la fecha del festejo: Octubre de 1977, y más aún, parece que estuviera leyendo en el
acta de la reunión de los integrantes
del Área Administrativo Contable (así la denominábamos en ese momento) las
palabras “cedro azul” de la forma en que Marita ( María Eva Caisso de Navarro) las escribió. Esas palabras así
escritas, seguirán presentes en mi memoria por siempre, porque fueron las que me movilizaron para poder expresarle que
seguiremos presentes a pesar del tiempo y de la ausencia, porque sé que
trabajamos y nos esforzamos para “lograr dejar en el Instituto las
huellas de nuestros pasos y nuestros esfuerzos reflejados en sus frutos”.
Tal vez porque seguiré soñando hasta el final… ese anhelo
de permanencia lo he querido simbolizar en ese árbol “…
porque en él hemos encarnado la memoria,
esa memoria…que nos rescata del olvido”.
Allí donde estés Marita, seguramente recordarás este poema que
alcanzaste a leer… antes de partir.
Tal vez porque soñamos…
Tal vez porque soñamos…
con inculcar valores que se
anidaran en el alma
y alentar sueños con
brillos en las alas,
es que elegimos ser docentes,
para regocijarnos al recoger los frutos
de aquellas semillas que sembramos en tus aulas.
Tal vez porque soñamos…
trascender más allá del tiempo y del trabajo,
cuando voláramos dejando el abrigo de tu nido,
es que te dejamos para tu 75 cumpleaños,
custodiando tu entrada junto al Cristo,
el símbolo de aquel esfuerzo compartido.
Tal vez porque soñamos…
que él podría cobijar nuestra nostalgia
cuando los recuerdos se escaparan del baúl,
es que un día de Octubre, bajo un sol ardiente
y con enorme emoción te regalamos…
un pequeño pero increíble cedro azul.
Tal vez porque soñamos…
lo plantamos los docentes del Área Contable
sabiendo que lentamente pero con fuerza crecería
soportando estoico los embates de los vientos,
para sostenernos en el logro de la meta
de ser rocas firmes
apuntalando tus cimientos.
Tal vez porque soñamos…
que podríamos fluir como su
savia dando vida,
empapando las mentes y corazones de los jóvenes
con los valores franciscanos como lema,
es que nos preparamos, asumimos la tarea,
y elegimos ese cedro como emblema.
Hoy que ya nos fuimos del colegio
siento que aquello que soñamos se ha cumplido,
tal vez… porque hemos logrado
dejar allí las huellas de nuestros pasos
y nuestros esfuerzos reflejados en sus frutos;
o tal vez…porque a nuestras vivencias
las fuimos enroscando en las raíces de ese árbol
para que permanezca firme y erguido junto al Cristo,
cuidando y protegiendo nuestro nido.
Tal vez porque soñamos…
seguiré imaginando nuestros nombres
enredados en las ramas de ese cedro muy querido,
tal vez… porque en él hemos
encarnado la memoria,
esa memoria…que nos rescata del olvido.
Tal vez
porque soñamos… seguiré imaginando nuestros nombres: Matilde Princic, Marita
Caisso, Luz Buscema, Quique Calí, Adela… enredados en las ramas de ese cedro
tan querido.
Tal vez porque soñamos … seguiré
imaginando enredados junto a esos nombres, los nombres de todos aquellos compañeros
que se fueron incorporando al Área
Jurídico- Contable y con los cuales he compartido el camino: Elsa Werner, Ana
Werner, Héctor Cabrera, Alberto David, Silvina Iglesias Iedro, Norma Santini, Lilian Aguilar, María de los Ángeles Barrientos, Hna
Mirta Deharbe, Marcela Pereyra, Silvia Aranguren, Griselda De Angelis, Silvia
Abud, Claudia Barlasina, Carina Cuatrín, Nancy Stang…
Tal vez porque soñamos… hay otros nombres… el
de todos aquellos que han ingresado al
área hasta el momento y, seguramente, habrá otros más que lo harán en el futuro
mientras la oferta educativa la mantenga funcionando.
Enero 2011
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María Adela Pon
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Si te interesa conocer más sobre esos compañeros, los que acompañaron mi caminar durante 30 años y con los cuales juntos construimos la comunidad del Instituto, te sugiero otros escritos del blog como Buscando raíces..., Extrañándote..., Esos infatigables caminantes..., Con sólo nombrarla..., Un comienzo... que se renueva, Y Dios sigue entretejiendo la historia..., Cuando la nostalgia golpea la puerta... , Las imágenes que se fueron gestando... desde 1979, 30 años... en un poema,
Gracias Adela por este recuerdo, por haber soñado y por seguir soñando.
ResponderEliminarHola... ¡¡¡ cómo me gustaría poder saber con quién me estoy comunicando!!!!! Gracias por tus palabras. Adela
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