En el camino aprendí que
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, sólo que como no sabemos cuáles son esos planes… debemos dejar conducirnos por Él sin
preguntar. Y así, como al descuido, nos vamos cruzando con las personas que nos
ayudarán a ir recorriendo ese camino y realizar nuestro cometido. Siento que
todo esto pasó en mi vida y que seguramente seguirá pasando.
Toda mi formación sistemática la hice en el
Colegio Malvina Seguí de Clavarino (para nosotros Villa Malvina) de
Gualeguaychú; y digo toda porque allí funcionó, desde el momento de su creación
y por muchos años, también el Instituto del Profesorado Secundario Sedes
Sapientiae donde me recibí de Profesora en Ciencias Económicas. Este Instituto
del Profesorado fue fundado en abril de 1963
por Monseñor Jorge Ramón Chalup,
quién también fundó, muy cerca uno del otro, el Seminario
Menor Colegio Pio XII (conocido como el Pre-Seminario). Para
quien no conoce mi ciudad, estos establecimientos estaban ubicados en el
Suburbio Norte de la misma, y en el tiempo de mi educación formal, era una zona
bastante despoblada. “La Villa Malvina” sigue estando en el mismo lugar, pero el Seminario Menor Colegio Pio XII, con el tiempo cambió de lugar para establecerse en la calle Primera Junta Nº 75; en ese edificio funcionan hoy dos instituciones
distintas: el Seminario Mayor María Madre de la Iglesia que comenzó sus actividades en marzo de 1988 y el Complejo Educativo Pío XII , dos
instituciones diversas, autónomas, compartiendo el mismo edificio.
¿Por qué cuento todo esto? Sencillamente porque es el comienzo de mi
relación con las Hermanas Franciscanas de Gante. En ese Seminario Menor estaban
realizando su misión de servicio las Hnas Margarita Pittia, Jacinta Scatolaro y
Josefa Folmer y el Instituto del Profesorado fue el lugar de nuestro encuentro;
Jacinta cursó conmigo el primer año y después abandonó, Josefa cursaba su
último año en Ciencias Económicas y Margarita comenzaba su carrera de Asistente
Social. Con Margarita transitamos los cuatro años por el Instituto, si bien con
carreras distintas, había materias que nos unían porque las dictaban en
conjunto.
Así el Señor fue entretejiendo los hilos… y
al terminar los estudios… la Hna Martha Cuatrin fue a buscar profesora de
Contabilidad para la carrera de Peritos Mercantiles del ICR que iniciaba el
quinto año de su primera promoción. La Hna Margarita me llamó, hablé por
teléfono con la Hna Martha y en marzo de 1971 estaba aquí. Hermoso comienzo
para una historia de vida en el ICR.
Paradógicamnte, el "Sedes Sapientiae" ya no está en la Villa Malvina sino en el Pío XII, no tiene como oferta educativa ni el Profesorado en Ciencias Económicas ni la carrera de Asistente Social... y las Hnas Franciscanas de Gante hace muchos años que ya no están allí.
De esa, mi llegada al ICR, tengo una
anécdota grabada a fuego y que cada vez que la evoco veo cuán distintos son los
tiempos, las comunicaciones, la forma de vida. Paraná era una ciudad a la cual
sólo ubicaba en el mapa de la provincia, y conocía algunos lugares a través de
las conversaciones con una amiga que tenía amigos y familiares acá y que me
hablaba de sus paseos por el rosedal. Con la Hna Martha habíamos quedado que estaría
en Paraná el 1 de marzo para una reunión de personal.
Y ese día llegó. En la madrugada del mismo
tomé el colectivo de la empresa Ciudad de Gualeguay con destino a Paraná,
sabiendo que tenía unas seis horas de viaje. Llegué a la vieja terminal de
ómnibus, estaba lloviendo y yo no tenía idea de dónde estaba ubicado el Instituto. Así
que me acerqué a uno de los taxis que estaban esperando a los pasajeros, subí al
primero de la fila y con vos muy firme dije al taxista:
- ¿me puede llevar al Instituto Cristo
Redentor?
El taxista giró su cabeza, me miró y
emprendió al ansiado viaje. Tomó por Avda Ramírez, cruzó las 5 Esquinas, cruzó
la Plaza Belgrano y al llegar a Villaguay, giró en U, tomó la otra mano y
llegando al Nª 2735 frenó y girando la cabeza nuevamente, con suavidad me dijo:
- ahí tiene su Cristo Redentor
- al darme cuenta del trayecto realizado,
sólo atiné a preguntar ¿cuánto es? … no recuerdo la cifra, saqué la billetera y
pagué.
Tomé mi bolso, mi cartera, el paraguas y
bajé del auto. Mientras caminaba por esa entrada majestuosa del edificio, no
alcancé a divisar el Cristo Redentor allá en lo alto. Me acerqué a la puerta
con un temblor en las piernas que me subía a todo el cuerpo, toqué el timbre y
esperé. Me pareció un siglo… hasta que alguien se acercó a la puerta y abrió. Un
rostro sonriente me invitó a pasar,
rostro que caminó conmigo durante muchos años y que ahora está desde
hace bastante en Larroque: la Hna Irene Burchardt y que fue mi Vice Rectora del turno tarde por
un tiempo.
Mientras cruzábamos todo el edificio central donde estaba el internado para alumnas del interior y
el edificio de las escuelas primarias hasta llegar al secundario, pudimos
intercambiar algunas palabras sobre nosotras. Al llegar al aula donde se estaba
desarrollando la reunión, sentí que miles de ojos se posaban sobre mí, imposible
describir esa situación. Pero esa rara sensación de desprotección duró muy poco…
la Hna Irene hizo la presentación y, tal vez porque estaban muy cerca de la
puerta, tal vez porque… Luisa Mundani de Follonier (Chola Follonier) y Ramón Solari se acercaron para darme
la bienvenida y… el miedo pasó. Luego conocí a la Hna Martha y recibí el saludo
afectuoso de los demás compañeros. A todo esto ya faltaba muy poco para que la
reunión terminara, así que en pocas horas volví a la terminal para tomar el
colectivo de regreso a mi ciudad, sólo que esta vez, a ese destino… llegué
caminando.
María Adela Pon
Si te interesa conocer más en relación con las Hermanas de la Congregación te sugiero otros escritos del blog como Con sólo nombrarla... Un comienzo... que se renueva, Esas inacansables itinerantes del servicio..., Hay una palabra..., Y Dios sigue entretejiendo la historia...
Si te interesa conocer más sobre "esos momentos" tan especiales que marcaron nuestro transitar por el Instituto, te sugiero otros escritos del blog como Y... se vino la respuesta, Hace casi cuarenta años..., Un recuerdo... un anhelo... y un adiós, 30 años en un poema
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