En
la vida de las personas y de las Instituciones hay fechas significativas con las que van armando su propio calendario al ir incorporándolas
con el devenir de su historia… y el 15
de Agosto… es una fecha para
celebrar en mi querido Instituto. Tal vez sería bueno desandar el camino,
volver a consignar algunos hechos ya contados y relacionarlos con otros… para
comprender.
Un 15
de Agosto de 1715 Juana Teresa Crombeen, nacida en Bélgica
el 19 de junio de 1652, funda la “Reunión
de Hijas Espirituales”. El 21 de julio de 1831, con la independencia de
Bélgica es reconocida como Congregación y es en 1883, que Monseñor Bracq Obispo
de Gante, dio a la Congregación el
nombre de “Hermanas Franciscanas de
Gante”, les prescribió las Santas Constituciones en la forma como hasta hoy se observan y las
puso bajo la protección especial de San Francisco de Asís y como segundo
patrono les señaló a San Vicente de Paul. En
1893 Monseñor Teófilo
Van Damme fue quien hizo posible la llegada de esta Congregación a la Argentina.
El día 1 de Noviembre de 1950,
el Papa Pío XII definió solemnemente
el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos con estas
palabras: “Proclamamos, declaramos y definimos ser Dogma divinamente revelado
que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su
vida terrestre, fue elevada a la gloria celestial en cuerpo y alma”
(Constitución Apostólica “Munificentísimus Deus”). El Concilio Vaticano II
recoge y expone la fe de la Iglesia universal con estas hermosas palabras: “La
Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original,
terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la
gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina Universal con el fin
de que se asemejara de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor
del pecado y de la muerte” (LG 59).
Esta solemnidad se celebra el 15 de agosto… la Capilla
del Complejo Educativo Cristo Redentor lleva su nombre… y el 15 de Agosto de cada año festeja la Fiesta
Patronal de su Capilla. Y… seguramente porque esta fecha es muy cara a los
sentimientos de las Hermanas es que eligieron un 15 de Agosto para realizar la reapertura del
Noviciado, fue en 1979 como
comienzo de su tercera etapa y así lo consigné en Testimonios, recuerdos, vivencias… iluminando la historia.
La Capilla “La Asunción” se encuentra ubicada al lado del
Instituto sobre Av. Ramírez. A fines de junio de 1953 tenían el terreno
disponible y estaban en condiciones de empezar la obra. En 1954 se comienza la
excavación para los cimientos y edificación del salón del subsuelo y las
sacristías. La piedra basal para su construcción
fue colocada el 4 de noviembre de 1956, presidió la ceremonia el Obispo de
la ciudad Monseñor Toribio Guilland, siendo la Madre Ladislada la Superiora
Provincial de la Congregación (1954 – 1960). El edificio
actual fue Consagrado el 11 agosto de 1963 por Monseñor Adolfo Tortolo; en
ese momento era Superiora Provincial la Madre
Pudenciana quien estaba ejerciendo el Gobierno Provincial en su segundo
período (1960 a 1966; el primero lo había ejercido de 1942 a 1954). El Arq.
Ecio Bertellotti realizó los planos y la dirección de obra estuvo a cargo del
constructor José Ghiggi. La marmolería
del altar y broncería se encomendaron a los Sres Mastrángelo y Ojanguren y los
mosaicos al Sr. Carmelo Ingui.
Surge como Capilla del Instituto Cristo
Redentor, construida en seis etapas, y sostenida por la Congregación de las
Hermanas Franciscanas de Gante quienes dedicaron el Templo a María Santísima, poniéndolo bajo el título
de Nuestra Señora de La Asunción. El sueño de su construcción comenzó precisamente
cuando se empezaban a recorrer los segundos 50 años de su nacimiento. El Templo
descuella por su tratamiento integral, donde se observa ladrillo a la vista,
grandes vitrales y una llamativa cubierta de tejas de fuerte pendiente.
En su
interior se destacan la nave central con
su Altar Mayor casi desprovisto de imágenes, sólo se encuentran allí una
gran Cruz con la custodia de dos
Ángeles que portan de lámparas de iluminación, las banderas Papal y Argentina, una
imagen de La Asunción tallada en madera
por una Hermana
Claretiana de la Provincia de Córdoba por encargo de la Hermana Inés Rochás y que fue colocada en la década de 1990 y una foto de Monseñor Teófilo Van Damme. A
los costados de la nave central se encuentran
las dos naves laterales cada una con
un pequeño altar con las imágenes del Sagrado
Corazón de Jesús, San Francisco de
Asís y San José en uno de ellos y en el otro la Virgen de la Medalla
Milagrosa. Hay dos escaleras ubicadas a ambos lados de la entrada del
Templo que llevan a las galerías superiores y al campanario, se distinguen sus
grandes vitrales para el ingreso de la luz y… un notable vitraux central que representa La Asunción de la Virgen con
una inscripción en latín: Signum Magnum
Aparuit in Caelo (La gran señal apareció en el cielo) que
fue realizado en el momento de la construcción de la Capilla. El 8 de Diciembre de 2009 se procedió
a la bendición de un nuevo vitraux que representa La Anunciación (Yo soy la Servidora del Señor) y el 30 de Enero de
2011 de otro que representa las Bodas de
Caná (Hagan lo que Él les diga).
Ambos vitrales fueron realizados por el artesano local Alberto Bartolini.
Su primer Capellán fue el Padre José Finocchi y en 1988 pasó a depender de la Parroquia Nuestra Señora
de Luján ubicada en la ciudad de Paraná terminando así la etapa de los
Capellanes.
Estos
son los datos… pero faltan las vivencias…
y la Hna Paulina Fontana desde
Tintina, con sus 90 años y una memoria increíble para los hechos y las fechas,
vino en mi ayuda con un relato delicioso que quiero transcribir para no perder
lo que está escrito entre líneas… lo que trasciende de su lectura:
“Corrían los primeros días de enero de 1952,
yo acababa de concluir el secundario con el título “MAESTRA NORMAL
NACIONAL” Y CATEQUISTA, ¿mi futuro? no lo conocía, dependía de la
Autoridad Provincial, Madre Pudenciana y Consejo. ¿Qué destino me esperaba? Aún
así a todas nos inquietaba la construcción de la Capilla del Colegio CRISTO
REDENTOR, la existente era muy chica para acoger tanto alumnado. Qué le
propusimos a la Superiora Provincial?...
En los fondos, detrás de la cocina de
entonces había un cuartito donde se guardaba la leña para el horno donde se
cocinaba el pan, amasado por las Hnas. El cuarto lindaba con un terreno y creíamos
que con la desaparición de ese cuarto, sería el primer paso para la
construcción de la nueva Capilla.
Recibimos la autorización para sacar el techo
del cuarto. A la tardecita del día 2 de
enero de 1952 las más jóvenes comenzamos la tarea, vestidas
con hábitos blancos, que se usaban para blanquear, subimos al techo que no
tenía más de un metro cincuenta de altura. Entre las valientes estábamos las
Hnas: Cecilia Fontaneto, Teófila, Sofía Gassman y yo (no recuerdo quien más)…
con tenazas y otros elementos para sacar clavos, alambres etc, fueron minutos
de trabajo… un accidente, yo me caí de cabeza al piso entre algunos escombros,
fue por un momento como un mareo, no sé qué pasó, todas las Hnas que
presenciaban la escena corrieron a auxiliarme, un golpe sin graves
consecuencias… así terminó nuestra tarea… el cuartito siguió prestando los
servicios… la futura Capilla esperaría su construcción hasta que nuestras
autoridades, Madre Provincial y Consejo, solucionaran el problema para que el
terreno quedara libre de una o dos familias que alquilaban esos pocos metros.
Pasó el tiempo, a mí y a la Hna Rosita Heit
nos enviaron a Buenos Aires para hacer
las carreras de Profesorado en CONSUDEC. Pasaron 4 años… nos reunimos y las dos
fuimos destinadas al Instituto “Niño Jesús” de Paso de los Libres, Corrientes.
Ya lejos del trajín del Cristo Redentor, no
supe todos los vaivenes de lo que pasó con la construcción de la Capilla del
Cristo. Sí sé que durante el Gobierno Provincial de la Madre Ladislada, comenzó
ese gran trabajo. ¿Dificultades?... no faltaron.”
Así me fue narrada una más de las innumerables manifestaciones de las ansias de las Hermanas
por tener “esa” Capilla, la que desde 1936 los Diputados Demócratas Nacionales Dr
Pedro Radio y el Ingeniero Juan Francisco Morrogh Bernard viendo la necesidad
de una Capilla más grande, se comprometieron a conseguir los fondos y
sugirieron hacer los planos con el proyecto. En 1949 se realizó la primera colecta y lograron
comprar en Agosto del mismo año, un
terreno lindero al Instituto “en la
dulce espera de ver realizado el proyecto en un día no muy lejano”, dato que así fue consignado por las Hermanas en el
Libro de Oro del Cincuentenario. También se trabajó para la reubicación de los vecinos ocupantes de
esos terrenos, que son los problemas que la Hermana Paulina hace referencia en
su escrito.
Y… como continuando el relato
iniciado por la Hermana Paulina, vino esta vez en mi ayuda Ana María Giménez una ex alumna que terminó su escuela secundaria
en 1963 y luego ejerció su vocación docente como Profesora de Educación Física,
compañera de ruta y con la cual sigo manteniendo esa amistad nacida en el primer
año de mi llegada al Instituto. Ana María así me cuenta: “En la escuela primaria íbamos a la Capilla que estaba en el Colegio
donde hoy es el salón de Usos Múltiples. Para realizar la nueva Capilla La
Asunción todos los días pasábamos a dejar los ladrillos que llevábamos y para
recaudar fondos se realizaban kermeses, ferias de platos y plantas, se recibían
donaciones de familias y de Bélgica; la Comisión de Padres y las Hermanas
trabajaron mucho para lograrla.
Recuerdo que la Misa de acción de Gracias al
terminar 5º año ya la hicimos ahí junto a nuestros padres, familiares y amigos.
Fuimos las primeras egresadas que tuvimos
el honor de ser despedidas en la nueva Capilla.
Los
vitrales siempre me emocionaron por la entrada de la luz y para mí el vitral de
La Asunción es algo sublime y cada vez
que lo veo, trae a mi mente recuerdos inolvidables porque trabajamos mucho
dentro de la Iglesia en encuentros con los jóvenes y profesores.”
Y a estas vivencias… quisiera
agregar otra que tiene una connotación distinta porque nace de una investigación realizada para el
Centenario del Instituto por Juana Cian
de Oroño (Pochy), Bibliotecaria del turno de la tarde, una compañera y
amiga, a la cual ya he mencionado en Cuando uno se enamora… y que está basada en los escritos dejados por la Hermana Anunciación en relación con el
tema: “… La puerta gótica de la Capilla encargada el 2 de octubre de 1959, se
entregó recién en el mes de julio del año 1960… El viento frío de las cinco de la mañana que
no divierte en los meses de invierno, había provocado repetidos temblores,
resfríos… y sobre todo, nuestro buen Capellán, José Finocchi, de setenta y dos
años, con su temperamento friolento, se había quejado de esta famosa abertura
de 3,5m por 5m tapada con una puerta vieja, varias chapas de cinc, unas lonas
cuyas hendijas permitían al viento cantar sus melodías triunfantes.
… De estilo simple, sin naves, o suntuosa y de
estilo europeo.
… Nuestra Historia Nacional sufre
marchas y contramarchas. Los dirigentes políticos dan tantos pasos equivocados
que nos encontramos con la gran traba del año 1955; persecuciones religiosas,
atributos de un poder terrenal con veleidades divinas.”
Pochy
consigna luego: Los párrafos anteriores
muestran algunos de los hechos que fueron obstaculizando la construcción de la
Capilla y sirven también para ubicación del lector en el espacio y tiempo.
Fácil hubiera sido copiar textualmente la fabulosa narración hecha primero por
la Hermana Catalina y luego por la Hermana Anunciación sobre la historia de la
Capilla “La Asunción”, pero para conocerla en extensión existen los archivos de
nuestro colegio o los planos en la Asociación Civil del Instituto Cristo
Redentor.
Lo que sí debemos destacar es que en las
distintas etapas de su construcción, las Hermanas se encontraron con muchos inconvenientes
de índole monetario, geográfico, social, religioso, político pero nunca la
desesperanza o el miedo les hicieron claudicar en sus objetivos.
Cimientos, excavaciones, cañerías, columnas, naves, presupuestos,
mampostería, planos, enrejados, encofrados, andamiadas… son todos términos
convergentes hacia la construcción y erección de esta casa de Dios, la última
en suelo paranaense de estilo gótico, aunque trunca su torre por falta de
presupuesto; pero tal vez esa torre inexistente hoy visualmente se supla
invisiblemente con la tenacidad, la fe, la responsabilidad y tesón de las Hermanas,
más el aporte de los fieles laicos, alumnas, vecinos en general y conformen una
oración que se eleva constantemente al cielo, más allá de una torre de concreto
como otros edificios góticos en otros tiempos y en otras latitudes.
De las metáforas y otros adornos
lingüísticos de la Hermana Anunciación
se aprecia que toda la construcción se hizo artesanalmente: ni máquinas, ni
andamios metálicos plegables, todo fue realizado mano a mano, minuto a minuto,
de sol a sol… “Cuando cantaban cuatro
rondanitas su canto de perseverancia, mientras las sogas tiradas por los peones
de albañil suspiraban al elevar a tal altura los baldes de hormigón… uno y
otro…, durante horas, desde las siete de la mañana hasta las dos de la tarde…
nos sentíamos emocionadas.” Carpeta Nº 6- Construcción de la Capilla, pág 27.
Datos… testimonios…escritos… vivencias….aunados para consignar el
nacimiento de la Capilla La Asunción… que si bien es una
Capilla
semipública abierta a la comunidad porque se celebran las Misas dominicales y
desde el año 2000, con ocasión del Jubileo Universal se obtuvo el permiso para
impartir el Sacramento del Matrimonio y realizar algunos Bautismos, para
mí fue y seguirá siendo la Capilla del
Cristo, la Capilla del Complejo Educativo, una parte más del Instituto donde
nos juntábamos para tener otros momentos de encuentros, si bien distintos, pero
que no dejaban por eso de formar parte de nuestro
Proyecto Educativo… la educación a la luz de la Fe. Una Capilla que guarda
entre sus muros la emoción de esos momentos especiales como los Bautismos
de los niños y adolescentes de la escuela, las Primeras Comuniones y
Confirmaciones de los alumnos de las Escuelas Primarias, las Misas de Egresados
a la terminación del plan de estudios de los distintos Centros Educativos que integran el Complejo. Cómo no recordar
las visitas a las aulas del Padre Gabriel Battello, del Padre Andrés Senger,
del Padre Mario Taborda… para charlar con los chicos y docentes e invitarnos a
recibir el Sacramento de la Penitencia. Cómo olvidar las celebraciones de
Catequesis, las celebraciones en relación al Patrono de la Congregación San Francisco de Asís y La Asunción… y
también las tristezas por la despedida de las Hermanas y miembros del personal
del Establecimiento que se nos adelantaron en la partida a la Casa del Padre.
Capilla La
Asunción… una Capilla a la que desde su inauguración las Hermanas dedicaron su
tiempo y sus esfuerzos también para mantenerla. Recuerdo a la Hermana María Mercedes Folmer
siempre presente en todas las celebraciones que allí se realizaban porque era
la encargada de atender todo lo relacionado con ella y desde hace unos años
esta tarea la realiza la Hermana Miguelina, como bien lo consigné en Con la complicidad del silencio…
Capilla “La Asunción”… la expresión más
visible de lo que la Congregación de las Hermanas destaca en su Ideario para
sus Centros Educativos y los Proyectos Institucionales de cada uno de ellos… que sean evangelizadores y un lugar de
encuentro y acogida personal en Cristo, que sean transmisores de los valores
evangélicos y que eduquen a la luz de la fe para el servicio y la justicia
social porque están organizados desde la óptica de las necesidades de los
pobres.
Capilla “La Asunción”… la Capilla del
Complejo Educativo Cristo Redentor… indiscutiblemente… más que un Templo.
María Adela Pon