Cuando uno se enamora de su trabajo… profesión y vocación se fusionan adquiriendo
otro significado. Una conjunción que potencia sus alcances: la vocación apunta
a los sueños y la profesión le abre las puertas para hacerlos realidad.
Fue un 15 de marzo de 1971 cuando ingresé
al Instituto Cristo Redentor… y allí comenzó el más fantástico viaje por la
aventura de la vocación. Una vocación que desde siempre estuvo guiando mis
pasos; desde que yo recuerde nunca pensé en otra cosa que ser docente. Cuando
me preguntaban qué iba a estudiar al terminar la escuela media… mi respuesta
era siempre la misma… profesora de Matemática. Con el transcurso del tiempo y
llegada la hora de la definición de mi futuro, un poco por razones económicas y
también porque intuía que era la
posibilidad de lograr ejercer mi profesión ya que era una opción
totalmente nueva en la formación docente… cambié Matemática por
Contabilidad. Así comencé a prepararme para lograr el sueño en el Instituto del
Profesorado Sedes Sapientiae de mi querida ciudad de Gualeguaychú… una Maestra
Normal Nacional ingresando como alumna de la Cuarta Promoción del Profesorado
en Ciencias Económicas… y un Instituto que funcionaba en el mismo edificio del
colegio donde había realizado todos mis estudios primarios y secundarios… Villa
Malvina.
Pasaron los años… y llegó el gran día… un Certificado
de Estudios acariciaba entre mis manos. Junto con la alegría que da el primer
paso, llegaba el gran reto… había que dejar el nido y echarse a volar. En mi
ciudad natal no tenía posibilidades de trabajar ya que solamente dos
establecimientos de educación secundaria tenían en su oferta educativa el plan
de Perito Mercantil… entonces llegué
hasta las puertas del I.C.R.
buscando un lugar.
El
plan de Perito Mercantil… un plan que comenzó a implementarse en
Argentina allá por el año 1890, a través de un decreto promulgado por Carlos
Pellegrini en su carácter de Vicepresidente en ejercicio del Poder Ejecutivo y
refrendado por el Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Dr.
Filemón Posse, y con la creación de la Escuela de Comercio de la Capital de la
República. En su primer plan de estudios se destacaban campos del conocimiento
vinculados a las matemáticas y al cálculo mercantil, a la teneduría de libros y
a los idiomas extranjeros, necesarios para el creciente comercio internacional
que se expandía. Pasaron los años y los contenidos de las asignaturas relacionados
con la práctica comercial fueron adecuándose, por nombrar algunos factores, a
los avances tecnológicos y a los cambios producidos tanto en la legislación
comercial, civil, impositiva y laboral, como en los instrumentos utilizados
como prueba de las operaciones comerciales y en los usados para el registro de la información proporcionada por
los mismos. Creo que, fundamentalmente el éxito de este
plan dependió del esfuerzo de cada docente para ir flexibilizando y articulando
los mismos de acuerdo a sus conocimientos y preparación en Institutos de Formación Docente
o Universidades afines y de la elección
del mismo por parte de los adolescentes y sus padres que veían en él una herramienta de formación para una salida
laboral más inmediata.
Perito
Mercantil… un plan que signó casi por completo mi carrera docente. Egresados
de veinticinco promociones certifican su paso por la escuela media en el I.C.R.
con ese título. Un plan que había sido implementado
por elección de la Hermanas en 1967
para abrir el turno de la tarde y aumentar la oferta educativa del Instituto. A
su primera promoción tuve el regalo de
despedir en Diciembre de 1971, el año de mi llegada al colegio, con un quinto
año que inauguraba su vuelo. Durante todo ese tiempo muchos adolescentes
formaron parte de mi vida y sé que luché para que en su formación llevaran no
sólo el mejor bagaje de conocimientos que podía brindarles mediante una
actualización académica y pedagógica constante, sino lo mejor de mí, con
aciertos y errores, a través de mis acciones. Junto con mis compañeros de ruta
logramos, no sin esfuerzos, formar un grupo de trabajo y ayuda donde los principios franciscanos imperaban y
que por suerte logramos también transmitir a nuestros alumnos.
En esa
aventura de la profesión, apareció la posibilidad de cambio de planes de estudio para
el turno de la tarde, como así lo señalé en Hurgando en su historia…, a través de la Resolución Ministerial Nº
11/91… y así empezamos, otra vez por
elección, en la tarea de trabajar para su elaboración e implementación. Esta elección no fue caprichosa,
tratamos de agregarle a la formación que se le venía brindando a los chicos,
más espacios curriculares que contribuyeran a su formación humanística,
asignaturas de las que carecía el plan de Perito Mercantil, y a la vez otros
que pudieran relacionarlos con el medio para una futura inserción laboral más
efectiva, contando para ello con esa herramienta atrapante, mezcla de atracción
y desafío: las pasantías laborales no rentadas.
Fue muy arduo el camino y a veces se tornaba
muy solitaria la tarea porque el plan incluía un área de trabajo nueva que
había que formar y guiar: el Área de Capacitación
Laboral. Y así nació mi primer hijo, lo considero así porque tuve mucho que
ver en la elección de las asignaturas que componían el área y el armado del
proyecto: el plan de estudio del Bachillerato
con Capacitación Laboral como Auxiliares Administrativos Contables que
comenzamos a aplicar en marzo de 1992.
Si bien, con características, circunstancias
y tiempos de implementación distintos y cada una trabajando con modalidades
diferentes, el esfuerzo fue compartido con Liliana
Kalea, Coordinadora del plan de estudios del Bachillerato con Capacitación Laboral en Comunicación Social. Fueron
largas horas de estudio y trabajo para lograr sobre todo nuestra capacitación y
el contacto con los docentes a través de extensas reuniones de área, el armado
y lineamientos de acción de las áreas comunes, la divulgación de las nuevas ofertas
educativas tanto en las dos escuelas primarias del Complejo Educativo cada vez
que el ciclo lectivo llegaba a su fin (aún conservo, junto con el recuerdo de
esas tardes en mi casa mate de por medio, el texto que elaboramos con Liliana
para ello) como en medios periodísticos
( Hora Cero, uno de los periódicos de
Paraná que en ese momento estaba en circulación y donde algunos de los alumnos
del Bachillerato en Comunicación Social estaban haciendo su pasantía, el 27 de
septiembre de 1994 publicó el reportaje que nos hicieran a los alumnos Fabricio
Reist, Gisela Schumacher y Luis Valla, a la Hna Martha Cuatrín como
Rectora, a Liliana y a mí como
Coordinadoras. Este periódico sigue estando guardado junto a algunos recuerdos
de aquellos tiempos), pero fundamentalmente… aunadas en el apoyo mutuo con el
fin de contagiar nuestro entusiasmo a todos los docentes que se verían
involucrados en la tarea y sin cuya entrega y dedicación no hubiese sido posible llegar a buen puerto. Apoyo,
acompañamiento y confianza en nuestro desempeño que también tuvimos
incondicionalmente del Equipo Directivo que, desde el comienzo de la iniciativa
de encarar este proyecto, puso a nuestra disposición recursos tanto materiales
como pedagógicos para lograr los objetivos.
Y
es así que el turno de la tarde cambió su fisonomía y su movimiento; no sólo se
incrementó la carga horaria, también se crearon y equiparon nuevos espacios
para el aprendizaje como la sala de computación, una radio de circuito cerrado,
se compraron elementos específicos para la comunicación y fundamentalmente, el
Instituto abrió nuevamente los brazos… pero esta vez para recibir a muchos
docentes, los que venían a incorporarse
a la gran familia entendiendo el proyecto al cual ingresaban y aceptando los
lineamientos del colegio al cual se incorporaban.
Desde el comienzo sabíamos que, si bien se
trataba de un plan con capacitación y con la expectativa de insertarse en el
medio laboral a través de la pasantías, estábamos aplicándolo en un nivel
secundario, la siempre conflictiva escuela media, cuyos destinatarios transitan
por esa etapa difícil del crecimiento personal como es la adolescencia y donde
no es tan fácil entusiasmar e involucrar a todos los actores del proceso de
enseñanza- aprendizaje. No sólo los docentes tenían que efectuar cambios y
muchos de ellos capacitación pedagógica para el trabajo en talleres, también
había que entusiasmar a los alumnos para que el aumento de la carga horaria
durante la tarde y las horas que debían destinar a contra turno en su quinto
año para las pasantías, en conjunción con sus gustos y aspiraciones
personales, no fuesen impedimento para
que el trabajo diera sus frutos. Tampoco
los padres quedaban ajenos a esta transformación ya que el incremento de las
actividades de sus hijos en relación con el estudio no sólo alteraría el
funcionamiento familiar, sino que también debían acompañarnos con la confianza
que debían depositar en los docentes, especialmente de los que estaban a cargo del espacio curricular de las
pasantías, por la elección de los lugares donde sus hijos
efectuarían sus actividades fuera de la escuela. Y finalmente… el medio, que
nos debía proporcionar los espacios para que los alumnos pudiesen realizar sus
experiencias laborales mientras cursaban su quinto año ya sea dentro o fuera
del Establecimiento.
Pero confiamos… y poco a poco, con aciertos
y desaciertos, desacuerdos y acercamientos, diálogo y trabajo, alumnos,
directivos, docentes, personal no docente, ordenanzas, padres… aunamos nuestros
esfuerzos desde el lugar y el rol que nos competía para llevar el proyecto
adelante.
En 1994 se hizo realidad la primera promoción de Bachilleres con
Capacitación Laboral en Comunicación Social; en 1995 egresó
la última promoción de los Peritos Mercantiles y en 1996 despedimos a los egresados de la primera promoción de los
Bachilleres con Capacitación Laboral como Auxiliares Administrativos Contables,
egresados a los cuales dirigí las palabras de despedida
en el acto de Colación de los Bachilleres en sus distintas orientaciones,
Cuadragésimo Octava Promoción desde la creación del Instituto.
Estas
fueron sin dudas las palabras que más me costaron pensar y decir. Tal vez
porque sin proponérmelo conscientemente, quería reflejar en ellas lo vivido en
relación con mis compañeros, con los alumnos y, sobre todo, conmigo misma, desde
mi ingreso al Instituto.
Cómo no pensar estas palabras si era la hora en particular de esta
cosecha; la despedida de los adolescentes destinatarios del crecimiento de este
proyecto; los que estuvieron acompañando marchas y contramarchas, frustraciones y aciertos. Cómo no intentar
que la emoción pudiese aflorar y al mismo tiempo contenerla, cómo no manifestar
que eran los primeros pichones de esta nueva etapa que salían a volar buscando
su propio rumbo después de tanto empeño. Por eso quizás quedaron marcadas a
fuego en mi memoria y mi corazón.
Por eso un 4 de diciembre de 1996 mi voz se elevó para expresar:
“Si nos ponemos a pensar en los motivos de
este encuentro, convendremos que principalmente estamos aquí para señalar un final,
el final del camino que hace cinco años comenzamos a recorrer juntos, con sus
piedras, sus pozos, sus llanos, acompañados por el sol, pero también muchas
veces sorprendidos por la oscuridad de la noche.
Camino por el que transitamos juntos padres
y docentes, aunando esfuerzos, trabajando codo a codo sin bajar los brazos,
tratando de señalar el rumbo.
Camino que también recorrimos juntos los
docentes y los hoy flamantes egresados a los cuales se me ha encomendado
confiar un pequeño y profundo secreto de vida y un último mensaje: tenemos que
ser capaces de capitalizar el pasado para recordarlo como una lección, pero
como una lección de nuestra historia.
Miren: el pasado ya no es nuestro, pasó y
pasó sin remedio y sin posibilidad de modificación, tal como fue así seguirá
siendo y en él se quedarán las angustias de las evaluaciones, el desafío del
crecimiento personal, la aventura del encuentro cotidiano, la alegría de las
metas alcanzadas, la tristeza por la ausencia de Anita o la inesperada partida
de la Hna Mirta.
Pero ese pasado sin posibilidades de
modificación, con sus angustias, tristezas y alegrías, sus luces y sus sombras,
no puede quedar allí olvidado porque es un pedazo de nuestra vida y es el
sostén y el apoyo de este presente que sí está en nuestras manos y podemos
hacer que sea de esta u otra forma, que tenemos la responsabilidad de
construirlo y con el cual debemos comprometernos; está en nosotros el
capitalizarlo, sólo en nosotros.
Porque es este presente el que puede
modificar nuestro futuro si es que aprendemos a darle un sentido de proyección
hacia más adelante, si es que sabemos vivirlo con ideales que orienten todas
nuestras acciones. Ideales que ojalá hayamos descubierto y hecho carne porque
estuvieron siempre allí, acompañando nuestro caminar, sintetizados en esa
plegaria tan bella, tan simple y a la vez tan profunda:
Hazme tú Señor instrumento de tu paz
Donde haya odio, ponga yo amor
Donde haya ofensa, perdón
Donde haya tinieblas, tu luz
Hasta aquí caminamos juntos, hasta aquí
compartimos la vida, a partir de ahora nos une el pasado, el no podemos
modificar pero en el que trabajamos arduamente para lograr una experiencia de
vida y una enseñanza para nuestro porvenir.
Y es en este presente, con ideales para la
acción y la mente puesta en el futuro, que nosotros, como comunidad educativa,
debemos decirles adiós, un adiós que si bien representa una despedida tiene la
virtud de unirnos para siempre en el recuerdo; un adiós que nos permite el
retorno al pasado, el que ahora nos une y al que debemos recordar como una
lección de nuestra historia.
Pero antes
de despedirnos, permítanme unas pocas palabras especiales: en un día como hoy
pero hace 25 años estaba despidiendo a la primera promoción de los Peritos
Mercantiles y es en este presente que, con profunda alegría, estoy despidiendo
a la primera promoción de los Bachilleres con Capacitación Laboral como
Auxiliares Administrativos Contables.
Y esta alegría no sería posible en primer
lugar sin el esfuerzo y dedicación de todos mis compañeros docentes y no
docentes que pusieron todo su empeño para lograr este desafío; y, fundamentalmente, por la aceptación por parte de ustedes de ese
desafío.
Ustedes estarán en nuestro recuerdo y en
nuestro corazón en un lugar muy especial, porque fueron parte de nuestros
presentes, estuvieron metidos en nuestros ideales y nos acompañaron para
lograrlos.
Quisiera finalizar este encuentro recordando
una poesía hecha canción que resume el mensaje: capitalizar el pasado, vivir el
presente con un ideal y esforzarnos por lograrlo, y que dice así:
Todo hombre simple
lleva dentro un sueño
con amor y humildad
podrás realizarlo.
Si pusieras cada día
con sudor y esfuerzo
una piedra y otra más
llegarás muy alto.
¡Felicidades egresados 1996! “
Apenas… siete
promociones como Auxiliares Administrativos Contables y nueve en Comunicación Social fueron el fruto de tantos esfuerzos, porque en Diciembre de 2002 egresaron las últimas promociones de estos
Bachilleratos con Capacitación Laboral ya que una reforma educativa que había que aplicar obligatoriamente en todo el
Establecimiento estaba en marcha desde
1999: el Tercer Ciclo de la
Enseñanza General Básica de tres años de duración y el Nivel Polimodal también
de tres años de duración. Una convivencia en tiempos y esfuerzos aplicados, con
toda su implicancia, entre la elaboración de los nuevos Proyectos Curriculares Institucionales
y ese querido plan que lentamente
llegaba a su fin… como el desempeño de mi profesión en mi añorado Instituto.
Apenas… apenas… poco tiempo para la
evaluación de los resultados y mucho
esfuerzo para la preparación… pero estoy convencida de que estos Bachilleratos
con Capacitación Laboral fueron el puente que nos permitieron encarar esa reforma
educativa parados desde otro ángulo, con
una comunidad educativa con la capacitación y madurez necesaria y los recursos
disponibles para llevarla a cabo y con la experiencia para seguir con esos
nuevos espacios curriculares logrados, incluidos ahora como espacios de
definición institucional en su Nivel Polimodal. Es así que el Bachillerato en
Comunicación Social se transformó en el Nivel Polimodal en la Modalidad Humanidades y Ciencias Sociales
(Comunicacional) y el Administrativo
Contable en el Nivel Polimodal en la Modalidad Economía
y Gestión de la Organizaciones.
Vocación…
sueños, anhelos, inspiración… en concordancia con nuestros gustos, intereses, aptitudes, intereses,
personalidad, valores. Profesión…
los anhelos del alma en relación con la vida. Y fundamentalmente… la entrega… que nos permite pintar nuestros esfuerzos y
nuestra existencia… con el color de los sueños… sin importar por cuánto tiempo
estos sueños formen parte de nuestra realidad.
María Adela Pon
P/D.
esta rememoración de aquellos días de preparación y aplicación del Plan de
Bachilleratos con Capacitación Laboral me da la oportunidad para recordar y agradecer
a todos los que colaboraron para que mis alumnos, al cursar su de 5ª año,
pudieran relacionarse con el medio y encontrar los espacios para llevar a cabo las Pasantías Laborales no
rentadas que estaban a mi cargo en el Bachillerato Administrativo Contable. Es
así que especialmente quisiera nombrar a las Contadoras Claudia Menenado, Patricia
Balla y Lilian Aguilar (ex alumnas) que los acogieron en sus Estudios
Contables; al Gerente y personal
del Banco de Suquía Sucursal Cinco
Esquinas; a la Tesorera del Establecimiento Inés Green; a Graciela Pazo de
Chiavaro, Bibliotecaria del Establecimiento turno mañana; a la Contadora de la Municipalidad de Paraná
María Inés Deharbe; a Mauricio
Cettour dueño del Centro de Repuestos
Dicett; a María Rosa Felquer, profesora a cargo del espacio curricular de
Pasantías en el Bachillerato en Comunicación Social, por los proyectos sobre
Microemprendimientos realizados en conjunto con el fin de poner en
funcionamiento la radio del Establecimiento y también por su supervisión en FM
107.7 de la ciudad de Paraná en la que los alumnos Iván Bulacio, Hernán Camarano,
Franco Quintana y Cristhian Berón habían conseguido, durante la etapa de diagnóstico
e investigación, un espacio (Frecuencia 107.7) para la divulgación de los Seminarios realizados
en las asignaturas Latinoamérica Contemporánea y Argentina Contemporánea a
cargo de mi querida y recordada amiga Mabel Pereyra de Chiecher ; al personal y
autoridades de la Dirección General de Rentas de la Provincia; a las
autoridades y personal de A.N.S.E.S. (Administración Nacional de la Seguridad
Social) UDAI Paraná; a las autoridades
del Centro de Jubilados y Pensionados Nacionales y Provinciales 19 de
Septiembre; a Silvia Mónica Aranguren profesora a cargo del espacio curricular
de Computación; a la Bibliotecaria del
Establecimiento turno tarde, Juana Cian de Oroño (Pochy), por su colaboración
en la búsqueda y conservación del material utilizado y, fundamentalmente, por
su acompañamiento a los alumnos durante la etapa de investigación previa a la de la pasantía propiamente dicha …
y a todas las personas que de alguna u
otra manera colaboraron en esta tarea.
Agradecer… una manera de no olvidar!!!