Cuando realicé el escrito Buscando respuestas… una parte de la
investigación no quise consignarla allí porque deseaba obtener respuestas
también desde otras fuentes para completar y sobre todo enriquecer lo
acontecido sobre este tema en particular.
Y cuando ellas llegaron de parte de la Hna
Paulina Fontana y la Hna María Ortman, protagonistas junto con la Hna Martha de
una parte de la historia, armonicé estos testimonios con los resultados de la
investigación que había guardado de la búsqueda anterior y las que me volvió a
entregar la Hna Martha a través de un compendio de las cartas escritas esta vez
por las Hermanas que llegaron en las primeras tres caravanas (1893, 1895, 1896) a nuestro país provenientes
de Bélgica… y ya no solamente creo que estoy en condiciones de hablar sobre una fecha que seguramente muy pocos conocen sino que me
siento en la obligación de compartir… 1904…
porque es en ese año… después de la llegada de la sexta
caravana de religiosas belgas a estas tierras, en ese Asilo, en ese Cristo Redentor que
desde el comienzo se había transformado en la
Casa Central… cuando se abrió el Noviciado en nuestras tierras.
Mientras leía y releía la bibliografía
atesorada en las sucesivas investigaciones, fui encontrando puntos coincidentes
en las épocas y en los hechos acaecidos. No es un dato menor poder consignar
que la presencia y la historia misionera de las Hermanas en Latinoamérica se
centra en el período 1893 – 1953 que se puede llamar de las “caravanas” o grupos de misioneras que
partían de Bélgica para venir a sembrar en tierra lejana. A este acontecimiento
lo podemos dividir en tres etapas, según lo considera y me lo hace saber la Hna Martha:
1893 - 1913, antes de la primera Guerra Mundial
en el cual partieron cuarenta Hermanas misioneras
desde Bélgica.
1919 -
1939,
durante el cual partieron cuarenta y cinco Hermanas.
1945 - 1953,
el período de la posguerra en el cual partieron nueve Hermanas en
caravanas y cinco solas entre 1968 y 1978.
Estos datos dan la imagen del don de la
Congregación al continente Latinoamericano en relación directa al verano y al
otoño de la Congregación en Bélgica.
Quizás estas reflexiones fueron los que
comenzaron a hacerme pensar de que ese año… 1904… fue el inicio de
una primera etapa también para el Noviciado. Pero también creo que si sólo dejara consignada simplemente la fecha no aparecería
reflejado en toda su dimensión, el valor que la misma tiene. Con sólo situarnos
en ella… principios del siglo XX… grandes distancias que recorrer... las
Hermanas belgas renunciando a su Patria, a su familia… sus graves dificultades
con el idioma… y las Superioras Generales de la Congregación abrigando la
esperanza de que jóvenes argentinas se incorporaran a las filas franciscanas para que
pudiesen seguir llevando a cabo el sueño que impulsó a Juana Teresa a fundar la
misma: la educación de niñas pobres. En 1900 se había presentado la
primera joven pero como no existía el Noviciado en nuestra tierra, fue enviada
a Gante para hacer allí sus años de prueba. La Hna Paulina se acuerda de
ella, trabajó con ella… y así la recuerda: “Nunca pregunté cuándo
se fundó el Noviciado en Argentina, pero sé que la primera vocación de
estas tierras hizo su Noviciado en
Bélgica. No sé cuándo regresó a Argentina, pero la conocí muy bien en Paraná: era la Hna Bedman quien trabajó muchos años en Villa Urquiza y
luego en Paraná.”
Gratificante fue la apertura de este Noviciado en la Casa Central; similar en todo al
de Bélgica, brindando una formación sólida en la vida religiosa: espíritu de
oración, abnegación, caridad, sencillez y alegría franciscanas. Según cuentan las Hermanas en el Libro del Cincuentenario, “dos veces al año se realizaba en la pequeña
Capilla del Cristo Redentor la ceremonia de vestición y la emisión libre y
espontánea de los votos religiosos, temporales o perpetuos y recibían el
Hábito. Dos años más tarde, a las mismas jóvenes, postradas ante el altar, se
les concedía el permiso de emitir los santos votos.”
Al año siguiente ya comenzaron a verse los
frutos: según figura en ese Libro, Bárbara Lell, oriunda
de Gral Alvear, Entre Ríos ingresó a la Congregación en Paraná, en 1905 con el nombre de Hermana Francisca; y en una de las cartas que se conservan
de Monseñor Van Damme, de fecha 31 de diciembre de 1906 y dirigida al Exmo. y Rmo. Sr. Dr. De la Lastra, Obispo de Paraná, él expresa:
“Exmo y Rmo Señor:
Tengo el honor de comunicar a su Excia Rma. Que de conformidad con las
facultades que ha tenido a bien concederme en una nota del 20 del cte. mes, y
en el nombre y representación de su Excia Ilustrísima:
1º-He recibido ayer los votos de castidad, pobreza y obediencia en la
Congregación de las Hermanas Franciscanas Belgas, á las Novicias Rosa y Micaela
del Noviciado de las mismas Hermanas.
2º-He impuesto el hábito de Novicias del mismo Noviciado a las postulantas
María Pilar Durán é Isabel Schonfeld poniendo por nombre de religión a la
primera: Hermana Josefina y a la segunda: Hermana María.
Saludo a
su Excia Ilustrísima y Rma. Con el mayor respeto
Teófilo Van Damme.”
El Asilo Cristo
Redentor fue
desde su nacimiento la Casa Central
pero también la Casa Provincial de la
Congregación de las Hnas Franciscanas de Gante en Argentina a partir del el
26 de febrero de
1918, día en el cual por un decreto del
Nuncio Apostólico, se nombra a la Rvda
Madre Silvia (Hna. Ernestina Van
Kemseke) como primera Superiora
Provincial, por un período de tres años y con residencia habitual en “Cristo Redentor”.
Este hecho bien podría sólo consignarse como
el nacimiento de la Provincia Argentina
si esto dato no estuviese confirmado por los Superiores de Gante después del
Tratado de Paz de 1918, si no dejara de relacionarlo con el comienzo de la
segunda y luego tercera etapa de las “caravanas” y si no mirásemos con
detenimiento las facultades que le fueron conferidas a la Superiora Provincial
a) admitir postulantes al noviciado; b)
dar el hábito, recibir la primera
profesión de los votos religiosos y su renovación; c) nombrar y confirmar a
las Superioras Locales y trasladar a las Hermanas de una casa a otra. En el
mismo decreto también se nombran cuatro Consejeras y la
Maestra de Novicias. La primera
aspirante fue la Srta. Rosa Schepens.
Fue el comienzo del tiempo de la gran cosecha
de vocaciones argentinas, que se incrementó potencialmente con la apertura del
Nivel Secundario en 1944 y donde el internado ayudó a brindarles la posibilidad
de crecer, formarse y hacer del Instituto Cristo Redentor también su Hogar y su
Centro de Formación para la vocación religiosa.
Y es en este tiempo privilegiado de la
Congregación, donde tienen cabida los testimonios que quiero contar a través de
las palabras de sus protagonistas. Así la Hna Martha Cuatrín me cuenta: “Yo ingresé al Postulantado en 1961, en
marzo para poder completar mi quinto año e ingresar ya como maestra. Sorprendí
a mis compañeras con el vestido de postulante. Nunca les comenté mis
inquietudes que surgieron cuando en marzo de 1960 se hizo la gran misión en
Paraná. Yo cursaba cuarto año y creo que era cobarde y temía influencias
negativas o cargadas.
En 1962 tomé los hábitos y recibí el nombre
de Hermana Claudia. En 1964 hice los primeros votos y los perpetuos en 1967. En
1972 recuperé mi nombre de Bautismo. Éramos treinta novicias de diferentes
etapas. Teníamos nuestro lugar debajo de la sacristía, lo que hoy ocupamos como
sala de Catequesis. Allí comíamos, estudiábamos, teníamos recreo una hora después de la cena y también hacíamos manualidades. Cada una
tenía una tarea e íbamos rotando, cocina, capilla, dormitorios, escuela... y
fundamentalmente teníamos nuestros espacios de formación. Las oraciones las
hacíamos en la Capilla junto con las Hermanas de votos perpetuos, las
profesas.”
La Hna Paulina Fontana me expresa así su testimonio: “Al abrir el baúl de los recuerdos, encontré
lo siguiente: desde la llegada de las primeras misioneras, la más joven fue la
Hna Fabiana, hacía poco tiempo que había
hecho su profesión perpetua. Yo
ingresé al noviciado en el año 1941 en Cristo Redentor cuando manifesté mis
deseos de ser religiosa; como para empezar el Noviciado debía tener 18 años y
no los tenía, quedé con las pupilas, un año. Yo venía de una escuela primaria
incompleta, hice el cuarto grado y quinto en 1942.
Al cumplir los 18 años pude ingresar y hacer
el Postulantado que duró 6 meses. En enero de 1943 comencé el primer año de Noviciado.
Ese año no fui a la escuela porque nos dedicamos a conocer y profundizar la
vida religiosa a cargo de una Maestra de Novicias, junto conmigo hicieron el Noviciado
las Hnas María Salome e Imelda. En el año 1945 hicimos la profesión temporal y
ese año terminé también el sexto grado.
En 1946 comencé el secundario, durante 1945
y 1946 hubo cambios en la duración del plan de estudios en Magisterio, pasando
de cinco a seis años para obtener el título de Maestras pero 1947 se volvió a
modificar a una duración de cinco años.
En 1948 hicimos la profesión perpetua las
Hnas María Salome, Imelda y yo que
recibí el nombre de Ildefonsa.
Al recibirme de maestra en 1951, los Superiores
nos enviaron a Bs.As. a la Hna Conradina (Rosita Heit) y a mí para seguir el Profesorado
en Consudec en 1952. Lejos de Paraná y ocupada en los estudios, perdí mucho con
respecto a lo que pasaba en Paraná con los ingresos o egresos de vocaciones en
nuestro Noviciado, hubo aumento de vocaciones llegando hasta más de 30 Hnas
entre Postulantes, Novicias, Profesas de primeros votos. Con la profesión
perpetua pasábamos a la Comunidad de Profesas con votos perpetuos. En Paraná
quedaban para terminar los estudios de Magisterio.”
La Hna
María Ortman, que comparte la comunidad de Tintina con la Hna Paulina y es
la que mantiene la comunicación conmigo a través de los correos, me acerca
también su testimonio completando un poco lo consignado anteriormente. Ella así
lo expresa: “Entré al Noviciado el 19 de
enero de 1968. La Hna Mariana era la Maestra de Novicias y como novicia estaba
la Hna Idalise (brasilera) que luego se retiró de la Congregación. El grupo de
Hnas junioras eran: Hnas Irene Burchartd, Miguelina, Michel, Ángela, Dolores E.,
Daniela y en el mes de julio entró la Hna Aída Acuña. En 1970 se cierra el noviciado en la Argentina y se abre en Chile con
las Hnas Dominga y Magna, siendo la Maestra de Novicias la Hna Marta Mogni.”
Testimonios… recuerdos de las Hermanas que nos van contando sus experiencias y develando
el camino que fueron recorriendo, pero
que nos hablan también del crecimiento de esas vocaciones religiosas.
Testimonios… que van iluminando la historia… que nos van revelando la vida y la
expansión de la Congregación en estas tierras.
A
ese 1904 y a ese 26 de febrero de 1918 se le suma otra fecha para recordar, y así la
Hna Paulina me lo hace saber… 15 de
Agosto de 1979 reapertura del Noviciado…
tal vez… el comienzo de su tercera etapa.
La Hna así me cuenta este hecho: “Después de 10 años la Congregación se alegra de recibir vocaciones
para la vida consagrada. Desde Quitilipi (Chaco) ingresan tres personas que ya
llevaban como grupo, vida de consagradas con el carisma de Francisco, es por
ello que su Obispo les recomienda que se acojan a una Congregación que tuviese
el Carisma Franciscano.
La búsqueda no se hizo esperar, en un casual
encuentro con la Hna Dolores Homar, Provincial de la Congregación en ese
momento, las tres peticionantes pidieron el ingreso a la misma. Después de un
ameno encuentro les propuso una cita en Paraná para deliberar junto con el Consejo
Provincial y decidir de ambas partes la solución.
Así quedó confirmado el permiso de ingresar
haciendo el primer año del Postulantado, que es el período previo al Noviciado.
Por las tareas que realizaban como grupo en el hogar de Ancianos en Quitilipi
se decidió que las dos más jóvenes Amalia Cardona e Irene Duris comenzaran como
Postulantes y la Margarita Aguecci quedara en la tarea con los ancianos hasta
que la Congregación fuera solucionando con la presencia de una Comunidad la
atención del Hogar.
El 15
de agosto de 1979, solemnemente se hizo la reapertura con el ingreso de las
Hnas Amalia Cardona e Irene Duris. La
celebración fue en la Capilla La Asunción de Cristo Redentor.
En 1980
el recibir cinco jóvenes más fue una nueva e inmensa alegría para la Congregación:
Nilda Aguirre, Silvia Tulissi, Silvia Quirós, Graciela Cassina, Elena Melussi y
también lo hizo Margarita Aguecci que el año anterior había quedado en el
Hogar.
Las primeras Postulantes tuvieron su
residencia en calle Jujuy de Paraná, parte de la Comunidad Educativa de Cristo
Redentor.
En 1981 comienzan el
noviciado en Buenos Aires las Hnas Nilda Aguirre, Silvia Tulissi, Silvia
Quirós, Graciela Cassina y Margarita Aguecci. Los Padres Capuchinos, muy cerca
de la Iglesia de Pompeya, prestaron la casa para que las novicias tuvieran
donde vivir. El motivo de trasladar el Noviciado a Buenos Aires fue para que
participaran de los cursos que se daban a nivel Inter Congregacional.
No quisiera
dejar de consignar que la Hna Paulina fue la elegida para la formación de estas
jóvenes vocaciones como Maestra de Novicias en esta reapertura, aunque ella así
no me lo haya expresado.
Un Noviciado
que comenzó en 1904, con años donde muchas vocaciones ingresaron a la
Congregación, también con períodos difíciles, cambiando muchas veces de lugar
según se veían las mejores oportunidades de formación: en Paraná, en Chile, en
Buenos Aires (en dos lugares diferentes Pompeya y Villa Albertina). Un Noviciado que desde 1996, año en el que
hicieron sus votos las últimas jóvenes, está
esperando para renacer y organizarse nuevamente a través del surgimiento de
nuevas vocaciones. Un Noviciado cuyos frutos son esas Hermanas argentinas que
tanto soñaban las Superioras en Bélgica y con muchas de las cuales tuve el
regalo de Dios de trabajar, construir y compartir la comunidad del ICR durante
30 años de mi vida… de empaparme y compartir con ellas el espíritu franciscano,
su vocación y la entrega a su misión educadora… de continuar ahora aprendiendo y recibiendo su ayuda a través de
las consultas para mis escritos… y hasta de
participar en su formación, porque una de ellas… la Hermana Mirta Deharbe … fue mi alumna durante cinco años
mientras cursaba su escuela secundaria en la sección de Perito Mercantil, y
cuando terminó su carrera universitaria recibiéndose de Contadora Pública y ya
vistiendo sus hábitos, vino a compartir mi experiencia como docente… porque
estuvo a cargo de una de mis cátedras: Economía Política. Pero Dios… un 3 de
noviembre de 1996, la vino a buscar siendo muy joven, dejando un gran vacío en
nuestros corazones y en el Hogar La Providencia donde también estaba ejerciendo
su misión.
Hermanas argentinas!!!… que de alguna manera
fueron acompañando el caminar por estas tierras de esas
cien Hermanas belgas que durante el período 1893-1953, en las “caravanas” y sorteando
todas las dificultades y con abnegada entrega, renunciaron a su Patria y que se
terminó en Argentina con la muerte de la Hna
Celine Quatacker en el año 2007. Hna Celine… conocida como la Hna de
Montfort… una Hermana belga de unos límpidos y transparentes ojos celestes, con
una forma especial de hablar que revelaba su origen y que no había perdido a
pesar de haber llegado a la Argentina en 1953 con escasos 24 años… una Hna que
yo conocí a mi llegada al Instituto en 1971 porque era la Secretaria
en ese momento y con la cual mantuve una relación de mucho afecto a pesar de los
requerimientos de su Congregación para ir peregrinando por los distintos
colegios. Ella descansa en el Cementerio que las Hermanas tienen en Villa
Urquiza junto a todas las que el Señor llamó para darle el merecido premio a su
trabajo, su fidelidad y su entrega.
En fin… un Noviciado cuyas puertas nunca se
cerraron, sólo se entornaron en algunos momentos… y una Congregación que espera
con los brazos abiertos nuevas
vocaciones para seguir esparciendo esa llama que encendieron las primeras
Hermanas belgas que llegaron en 1893.
María Adela Pon
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