Al comenzar a escribir el poema Imaginé…
tuve que volver a las fuentes para reencontrarme con esa historia que una vez
consigné en Hurgando en su historia
y Su nacimiento,
y que había dejado en mí muchos interrogantes para investigar y responderme.
Por suerte tengo la posibilidad de seguir buscando y encontrando esas
respuestas que me permiten consignar en este blob esos hechos tal como
acontecieron y a la vez ubicarlos en la línea del tiempo como corresponde.
Y esta vez de esas fuentes… recibí un regalo.
Pusieron entre mis manos un libro y unas cartas… el Libro de Oro como lo denominan y que fue escrito por Hermanas de la
Congregación en 1952 con motivo de
la conmemoración del Cincuentenario
del Instituto Cristo Redentor (así lo consignan) y el acceso a las cartas escritas de puño y letra de Monseñor Van Damme, que conservan como un tesoro y que están dirigidas en su mayoría a
la Superiora del Hogar La Providencia de Villa Urquiza y algunas a las
autoridades Eclesiásticas y civiles tanto
en el orden nacional, provincial y municipal.
Comenzar
la lectura de estos documentos… fue comenzar a desentrañar la historia desde
otra perspectiva… fue entender más allá de las palabras allí escritas… fue
empezar a agradecer alzando la mirada.
Tal vez lo mejor sería empezar por el
principio. A mi querido Instituto, al que desde su nacimiento Monseñor Van
Damme llamó “Cristo Redentor” en
adhesión al homenaje que se tributó a Jesús Salvador, Redentor del Mundo a
fines del siglo XIX, por iniciativa del Papa León XIII… le antepuso la palabra… ASILO. Una palabra que tiene muchos
sinónimos: albergue, orfanato, orfelinato, orfanatrofio u orfanotrofio… que no
suenan gratos a nuestros oídos, tal vez porque no hayamos comprendido que ese
vocablo también significa… refugio,
protección, amparo, ayuda, socorro, cobijo, defensa, resguardo… palabras
que si las juntamos por lo que cada
una de ellas implica, crean otra que
no sólo las une sino que le otorga el verdadero
sentido, ese que le dieron y por el cual dejaron sus vidas el fundador del
Cristo Redentor y las Hermanas, y esa palabra es… HOGAR.
Asilo y
Hogar, dos nombres para señalar una institución, que suenan distinto pero
que se presentan entremezclados en las cartas, en los libros, en la mente y en
el corazón de sus fundadores... y para ello hay sólo una explicación… el mismo significado.
Tan sólo baste con leer y relacionar: algunos
fragmentos de una de las cartas escritas por Monseñor Van Damme que me atrevo a
transcribir porque ha sido pública y tengo la autorización para hacerlo, unas
palabras escritas por las Hermanas en el Libro de Oro y los nombres elegidos
para dos de los asilos… para comprender.
Paraná, Julio 16 de 1910
Al Exmo. Señor
Presidente de la H. Cámara de
Diputados, Dr. E. Cantón
Buenos Aires.
Exmo. Señor:
He
fundado y dirijo en esta provincia tres orfanatrofios:
“La Providencia” de Villa Urquiza,
“Cristo Redentor” de Paraná
y “La Inmaculada” de Villaguay.
Estos
tres asilos, Exmo. Señor, funcionan
con amplios y cómodos edificios, que reúnen excelentes condiciones higiénicas y
pedagógicas, teniendo capacidad para 500 asiladas, y si dispusiera de los
suficientes medios de sostenimiento, tomarían a su cuenta a tan crecido número
de huérfanas sin distinción de religión,
atrayéndose con especial solicitud a las más desventuradas niñas sin hogar ni
fortuna que se encuentran en lugares semidesiertos donde no hay enseñanza, para
proporcionales con el pan, á la vez que cultura intelectual y social, cultura
manual por el aprendizaje de labores domésticas, industriales y profesionales,
que les sirven como medios suficientes de vida.
La enseñanza, á cargo de Hermanas de Caridad (que cuidan con cariño a
las pobres huerfanitas) graduadas de profesoras, comprende todas
las asignaturas prescriptas por la ley de Enseñanza vigente.
Me permito suplicar a la piedad del Honorable
Congreso tenga a bien atender en mi solicitud la desgracia de las huerfanitas para quienes las crueldades de la
suerte extreman sus ensañamientos, que
es para quienes he fundado y sostengo a
costa de toda clase de sacrificios mis orfanatrofios, que transformaron ya á muchísimas
pobrecitas huerfanitas en jóvenes prácticas en las faenas domésticas,
ejemplares madres
de familia, hermanas de Caridad, ó mujeres en condiciones
de luchar en
otra forma, honesta y honradamente por el pan de cada día y de prestar
servicios en bien general.
Dios
guarde a V. E.
Dos de esos Asilos a los que Monseñor Van Damme se refiere nacieron… el de
Villa Urquiza con el nombre de Hogar La
Providencia y el de Villaguay como Hogar
La Inmaculada.
Y las respuestas para mis interrogantes se
van encadenado con los sentimientos que se movilizan porque se van entretejiendo unas con otras:… esas
seis Hermanas que llegaron el 23 de
julio de 1893 al puerto de Buenos Aires provenientes de la Casa Matriz de
Bélgica y a Villa Urquiza el 2 de agosto para fundar el Hogar La Providencia, dejaron
de ser un número para transformarse en la Rvda Madre Ángela, la Hna Filomena,
la Hna Constancia, la Hna Gonzaga, la Hna Valentina y la Hna Fabiana. Y allí comenzaron su tarea de educar
con cinco primeras alumnas con las cuales empezaron las clases. Pero siendo la
finalidad del Hogar “dedicarse con predilección al cuidado de las huerfanitas, de aquellas
criaturas que por carecer de padres, sienten más que nadie la necesidad del
calor y del cariño que abriga el corazón de una madre, desde
el año 1893 las
cobijaron bajo su protección y amparo”
Es el mejor comienzo: saber que los cimientos de mi querido Instituto están fuertemente
enraizados en esas piedras inamovibles del amor,
la fe y la entrega que le sirven de apoyo y de sustento a todas las
actividades que se fueron desarrollando tras sus muros, emprendidas por la comunidad
que allí se formó de la mano y con la guía de las Hermanas. Porque esas piedras
están respaldando lo que allí se ofrecía…
lo que entregaban las Hermanas en todos sus refugios… protección, cobijo,
amparo, calor, cariño…. y el abrigo de sus corazones de madres… y eso sólo se
puede encontrar si hablamos de HOGAR.
Pero… ¿por qué Monseñor Van Damme se refiere a
tres asilos para huérfanas si el “Cristo Redentor” nació como un asilo de
varones? Las Hermanas en su libro lo explican así: “Pero Dios, que tenía otras miras respecto a la casa Cristo Redentor, y
la destinaba a ser cuna y forjadora de las vocaciones argentinas, la probó
penosamente en el año 1909, pues una
maligna escarlatina hizo necesaria la evacuación del Colegio-Asilo que contaba
con treinta y cinco pupilos y ochenta huerfanitos.
El Rvdo Padre Director, viendo interrumpida
su obra, decidió en el año 1910 destinar el Instituto a la educación del sexo
femenino.
Vigoroso resurgió Cristo Redentor de la tribulación. La inscripción de
huerfanitas y pupilas superó pronto a la anterior.”
… la carta que figura anteriormente está
fechada en Julio de 1910. No quisiera dejar de consignar que estos niños
quedaron al cuidado de otros Hermanos de Escuelas Cristianas.
Y las respuestas siguieron apareciendo… la Rvda Madre
Práxedes (Primera Superiora local de la Comunidad del Asilo desde 1902 a 1918)
y Hna Leonie recibieron a los primeros
huerfanitos en el Asilo Cristo Redentor el 27 de noviembre de
1902 pero el nacimiento del mismo se
festeja y se celebra el 23 de octubre, pienso que nada más ni nada menos que… por agradecimiento, para que el día 23 de octubre, aniversario de la
partida de Monseñor Van Damme, no quedara nunca olvidado de la historia del
colegio, que todos grabaran esa fecha cada vez que quisieran buscar en los
anales de esa Institución… porque un 23
de octubre pero de 1912 fue el día de la muerte de quien puso todos sus bienes
y esfuerzos para llevar adelante esta obra.
El 27 de noviembre de 1902,
si bien no se festeja como el nacimiento del Asilo, sí se considera como el comienzo de su misión educadora y de su
función social porque desde el mismo día de su llegada las Hermanas
comenzaron la formación de esos
varones que acogieron con tanto amor. Cuando
en 1910 el Asilo reabre sus puertas albergando niñas, se crea la escuela Santa María, y se reciben externas. Nos
cuenta la historia que en 1912 ya
contaba con 200 alumnas y cien de ellas
eran pupilas. Esta escuela es la que da origen a
la Escuela Privada Nº 8 “Manuel Alberti” que funciona hasta el día de hoy en el
turno de la mañana y que recién el 12 de
noviembre de 1934 obtuvo el reconocimiento oficial. Y es esa escuela… la Santa María… el último logro nacido del esfuerzo y
el corazón del fundador, pero también el inicio del internado para mujeres, el que creció mucho con la
creación del secundario; según me cuenta la Hna Martha, en 1957 cuando ella ingresó,
eran 80 internas o huerfanitas
y 110 pupilas. Ese internado yo lo vi cerrarse a fines de 1994 ya que en 1995 fue necesario realizar la
remodelación de la parte del edificio que ocupan las dos escuelas primarias.
Pero hasta esa fecha… internado y asilo… niñas de escasos recursos y pupilas…
conviviendo bajo el mismo techo… compartiendo los mismos cuidados… la misma entrega… el mismo
amor.
Pasaron
los años y a pesar de la muerte de Monseñor Van Damme los cimientos se
siguieron construyendo con la guía de las Hermanas que continuaron su obra. El Asilo Cristo Redentor fue desde su nacimiento la Casa Central pero también la Casa Provincial de la Congregación de
las Hnas Franciscanas de Gante en Argentina a partir del el 26 de febrero de 1918, día en el cual
por un decreto del Nuncio Apostólico, se nombra
a la Rvda Madre Silvia (Hna.
Ernestina Van Kemseke) como primera
Superiora Provincial, por un período de tres años y con residencia habitual
en “Cristo Redentor” confiriéndole
una serie de facultades: a) admitir postulantes al noviciado; b) dar el
hábito, recibir la primera profesión de
los votos religiosos y su renovación; c) nombrar y confirmar a las Superioras
Locales y trasladar a las Hermanas de una casa a otra. Se constituye así la Provincia Argentina. La Congregación poco a poco se fue
expandiendo, no sólo dentro de la República Argentina ya que en 1955 pisaron tierra chilena, pero
siempre la Casa Provincial estuvo y está en el mismo lugar... y en este momento, la Responsable de la Provincia Argentino-Chilena (o
Latinoamericana) de la Congregación desde el 2006 es la Hna Silvia
Tulissi.
No se equivocaron las Hermanas
cuando en 1952 escribieron:
“Cuando el 23 de octubre del año 1912, Monseñor Van Damme recibió de
Dios el galardón a su santa vida, ya se dejaba entrever, como una bella y
consoladora perspectiva, el apostolado que le tocaría realizar a Cristo
Redentor·”.
Seguramente muchas de ellas habrían sido
protagonistas de alguna parte de la historia, más lejana o más cercana a la
fecha del Cincuentenario del Cristo Redentor que estaban contando… y por eso
sabían de todos los esfuerzos, las luchas y los desvelos para cumplir con la misión que les había encomendado la
Fundadora de la Congregación y que quizás sería importante recordar y
ampliar… para comprender.
Juana
Teresa Crombeen nació en Bélgica el
19 de junio de 1652 y desde muy joven había ingresado con las Hermanas de
la Visitación. Después de 30 años de
vida religiosa abandonó esa Congregación, anhelando “una mayor pobreza”. El 24
de septiembre de 1705 compra una casa para vivir en soledad como Terciaria de la Orden de San Francisco de Asís. Esta Tercera Orden nació del corazón de San Francisco y a ella podían
pertenecer todos aquellos que prometieran guardar fielmente los Mandamientos y
se propusieran llevar una vida ejemplar y penitente. Para ella el Santo escribió también una Regla como la
había hecho para las Órdenes Menores y las Clarisas.
Pero Juana Teresa, no satisfecha aún con los
sacrificios que le imponía la vida del Terciario secular, maduró en su espíritu
el proyecto de trabajar por el bien espiritual del prójimo, especialmente de la
niñez necesitada, y de fundar una comunidad religiosa de jóvenes Terciarias
como ella. El 15 de agosto de 1715 este
anhelo se concretó con la admisión de cinco primeras compañeras que acariciaban
el mismo ideal de unión con Dios y de apostolado fundando la “Reunión de
Hijas Espirituales” y si bien sus
miembros no emitieron votos, todas hicieron el firme propósito de observar la
obediencia, la pobreza y la castidad y se comprometieron a vivir vida común y a
dedicarse a la educación de niñas pobres.
Es así que sin demora abrieron un internado y una escuela gratuita para
procurarles una subsistencia honrada enseñándoles labores manuales, religión,
lectura y escritura.
En 1722 Juana Teresa entregó sus propiedades a
la Institución por testamento para asegurar la continuidad de la obra pero
también se preocupó por la conservación y el aumento del fervor de sus componentes. Falleció a los 73 años, el 28 de
noviembre de 1724, pero la Comunidad subsistió a pesar de las graves dificultades
de distinta índole que sus miembros tuvieron que sortear: escasez de recursos,
revoluciones, supresión de Órdenes Religiosas… “pero esta empresa venía de Dios y la Providencia velaba por ella” y su conservación seguramente se
debió a su pobreza y a sus actividades
en pro del necesitado.
El 21 de julio de 1831, con la
independencia de Bélgica, esta Comunidad es
reconocida como Congregación, siendo su Superiora la Rvda Madre Coleta que es
la segunda fundadora de la misma. En esa ceremonia, presidida por el
Vicario General de la Diócesis de Gante Rvdo Padre Goethals, once solicitantes formulan los votos perpetuos
de Pobreza, Obediencia y Castidad y visten el Hábito Religioso modificado.
El
fin especial de educación y protección de la niñez menesterosa, que se
propuso Juana Teresa, se había alojado de tal manera en el alma de la Rvda
Madre Coleta y de su Congregación que se las denominó Hermanas de San Vicente
desde el año 1831 a 1883, porque es en ese año 1883, que Monseñor Bracq
Obispo de Gante, dio a la Congregación
el nombre de “Hermanas Franciscanas de
Gante”, les prescribió las Santas
Constituciones en la forma como
hasta hoy se observan y las puso
bajo la protección especial de San
Francisco de Asís y como segundo patrono les señaló a San Vicente de Paul. Dos
Santos Patronos que marcan la vida y el accionar de la Congregación,
seguramente es por eso que en su libro las Hermanas consignan: “….las
Hermanas se esmeran en fusionar en sus almas la pobreza, la sencillez, la
alegría franciscanas con la caridad
vicentinas.”
En 1894, con la Madre Alfonsa como Superiora y como
Director General el Reverendo Padre Canónigo Francisco Cantaert, se funda en
Gante la Escuela Normal de la Congregación
que funcionó durante un siglo y que después se fusionó con otras Escuelas Normales. Y es en esa Escuela Normal donde estudiaron todas las Hermanas belgas que vinieron a Argentina.
Pocas palabras bastan para entender mucho!!! Con ese espíritu franciscano y vicentino inflamando sus corazones llegaron las primeras seis Hermanas a nuestro país… con esa misión otras siguieron arribando a pesar de todas las dificultades y contagiaron a las jóvenes argentinas que se formaron en el Noviciado… con esa sólida formación religiosa y pedagógica comenzaron su tarea educativa en el Cristo Redentor un 27 de noviembre de 1902.
Pocas palabras bastan para entender mucho!!! Con ese espíritu franciscano y vicentino inflamando sus corazones llegaron las primeras seis Hermanas a nuestro país… con esa misión otras siguieron arribando a pesar de todas las dificultades y contagiaron a las jóvenes argentinas que se formaron en el Noviciado… con esa sólida formación religiosa y pedagógica comenzaron su tarea educativa en el Cristo Redentor un 27 de noviembre de 1902.
Y en ese Asilo…
las raíces se fueron haciendo
cada vez más profundas: habían prodigado a manos llenas la protección,
cariño y amparo de madres, primero a los niños y después a las niñas más
necesitadas y lo seguían haciendo a través del Hogar; les habían brindado formación y educación desde el primer
momento y continuaban con ella no sólo en la escuela sino también en el internado en el que albergaron centenares
de pupilas de distintos lugares de la provincia, permitiéndoles así la
posibilidad de estudiar; tenían a su cargo una escuela primaria; habían fundado el Noviciado para la formación religiosa de las aspirantes a engrosar
sus filas y deseosas de expandir la misión de la Congregación; habían logrado
la creación de la Provincia Argentina para
que en la Casa Central tuviese su asiento la Superiora Responsable Provincial; habían luchado desde su llegada
para conseguir los recursos económicos que les permitieran no sólo mantener el
asilo y la escuela sino también ampliar y remodelar el edificio original en
distintas etapas y de acuerdo a las necesidades… pero les faltaba un paso más…
la formación de sus docentes a través de la fundación de un instituto
secundario.
Y poco a poco, ese sueño también se fue
haciendo realidad. A partir de 1930, Cristo Redentor comenzó a
destacarse como centro de formación
docente. Las Hermanas llegaban de
Bélgica con una preparación pedagógica de avanzada.
Durante las vacaciones dictaban cursos para
docentes y daban clases prácticas de Pedagogía y Didáctica, exponiendo lo mejor
de los sistemas de enseñanza vigentes en Europa y América, ensayados
y seleccionados en las Escuelas Normal y de Aplicación en la Casa Matriz, que fueron
adaptados después de largas experiencias a la escuela argentina.
En los años 1933 y 1934, las Hnas. Catalina y Donaciana dictaron cursos
gratuitamente a directivos y maestros de escuelas públicas (cien de Entre Ríos,
otros de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, San Juan y el Consejo de Educación
en pleno). También podían venir a observar los métodos activos que se aplicaban
en las clases.
Pasaron los años… y llegó el momento
largamente esperado: en 1943 se inicia el secundario por pedido de los Inspectores
Nacionales, Dr. Ataliva Herrera y Dr. Juan Carlos Santillán y el aliento del
Director de la Escuela Normal “José María Torres” Profesor Gabriel Echenique
quienes apreciaban el sistema propio de educación. Las clases comienzan en 1944. Por Expediente Nº 1101 de fecha 7 de octubre
de 1944 se incorpora el Instituto “Cristo Redentor” a la Enseñanza Oficial de Nivel
Secundario. El Ciclo Básico quedó incorporado al Colegio Nacional de Paraná.
A fines de 1946 se solicita a las
autoridades competentes, crear la Sección del Magisterio y pasar la incorporación del Instituto a la Escuela Normal de Paraná.
Las gestiones fueron largas y penosas. La Hna. Rectora debió permanecer más de
tres meses en la Capital Federal para realizar los trámites pertinentes que,
`por momentos se tornaban difíciles y complicados, pero la tenacidad y la
perseverancia de la Hermana Rosalía
de Borger (Hna. Catalina) tuvieron un final feliz y por el Expediente Nº 951 del día 21
de febrero de 1947, se autorizó el funcionamiento del 4º Año Magisterio.
Así se cumplió el sueño de las Hermanas de formar Maestras
Cristianas íntegras y capaces de educar a la niñez argentina… así
las primeras alumnas de Nivel Medio
egresaron en 1948 con el título de Maestras Normales Nacionales. El
Instituto recibe su incorporación a la Enseñanza Privada en 1964 cuando se crea esa Dirección a nivel
nacional, se extienden los títulos y le dan la característica D-12.
Y así
nació… en 1944… el INSTITUTO CRISTO REDENTOR y desde 1964… INSTITUTO CRISTO
REDENTOR D-12
Su primera Rectora fue la Hna Rosalía de
Borger (Hna Catalina) y, estaban acompañándola en ese desafío, como Superiora
de la Comunidad Cristo Redentor la Rvda Madre Pudenciana y la Rvda Madre
Gabriela como Superiora Responsable Provincial.
En 1957 en el Instituto
Cristo Redentor había ya tres divisiones de Magisterio que en 1960 se
fusionan en dos, ambas funcionando en el turno de la
mañana. Pero los cambios en los planes de estudio para la escuela
secundaria a nivel nacional hicieron que en 1969 comenzara la transformación de la Sección “A” de Magisterio en
Bachillerato Pedagógico y la Sección “B”
en Bachillerato Biológico. En 1969 egresó la última promoción de
Maestras Normales.
Como siempre hay tiempo para regresar
renovados al comienzo y a sus fuentes, es que en el 2010… abrió sus puertas el Instituto Superior de Formación Docente
Cristo Redentor D-212 en el que se dicta el Profesorado de Educación Primaria.
Esta carrera de nivel terciario, autorizada por el
Consejo General de Educación (Resol. 634/10 y 2224/10 CGE respectivamente), es
de cuatro años de duración con modalidad presencial y otorga el título de Profesor de Educación Primaria – Catequista,
con validez nacional.
1944…
la fecha de un nacimiento que me costó establecer
y corroborar porque desde sus comienzos los términos Asilo, Hogar, Colegio-Hogar, Instituto… aparecen mezclados tanto en el recuerdo y el decir de las personas como
en los documentos que cuentan su historia. Pero… hay una lógica… “Cristo Redentor” es un ícono en la
historia y en la vida de Paraná desde su fundación, es “el lugar” que acogió a niños, jóvenes y adultos de diferentes
maneras…. fue asilo (u
orfanatrofio) en relación a los niños huérfanos; colegio- escuela para las alumnas y los docentes que concurrían al
colegio en el nivel primario; colegio-hogar
para todas las que vivían en el internado y a la vez concurrían al colegio; Instituto, denominación que surge con
la creación de la Asociación Civil (para dar un marco legal a sus instituciones el 12 de diciembre de 1925 se crea la
Asociación Civil que lleva el nombre de “Instituto Cristo Redentor” y obtiene la personería Jurídica el 23 de
mayo de 1935) pero que llega a la comunidad con la incorporación del nivel secundario en 1944... y desde el 2010 también incluye el nivel terciario. Todo un Complejo
Educativo… pero por sobre todas las cosas, toda una misión de entrega y
servicio que simplemente se conoce, se recuerda, se vive y se agradece a través
de sólo un nombre…. “Cristo Redentor”
a quien Monseñor Van Damme desde su nacimiento como asilo, puso bajo su
protección y su cobijo. No hace falta más para reconocerlo… no hace falta más
para encontrarlo… no hace falta más para nombrarlo… no hace falta más para
saber que allí siguen las Hermanas Franciscanas de Gante para custodiarlo… no
hace falta más para entender por qué su fundación se remonta a un 23 de octubre
de 1902.
Para coronar toda esta historia y con la intención de que ella quede resumida de una manera simple y sencilla, pero a la vez agradecida
y gozosa, desearía consignar que las Hermanas quisieron ofrecer a la comunidad, a ese pueblo
paranaense que había siempre colaborado con su obra, el símbolo de tanto
esfuerzo compartido, y es así que en un acta
de la Unión de Padres del 28 de junio de 1952 consta que las Hermanas piden
una estatua de Cristo Redentor para colocar en el frontispicio del
edificio, de ese Cristo, el Redentor del Mundo, en homenaje al cual su
fundador le puso el nombre a esta casa. No consiguieron una de bronce como
querían y la lograron en cemento blanco
y marmolina. 1952, el año del festejo del Cincuentenario de la
fundación del “Asilo Cristo
Redentor” donde no sólo colocaron la estatua
sino también el nombre INSTITUTO CRISTO
REDEDNTOR debajo de ella.
Estatua
y denominación… todo un emblema en lo alto de la entrada… para inmortalizar
la obra de todos los que trabajaron y ayudaron para concretarla… para indicar a
las generaciones futuras lo que esa casa significó desde el momento de su
fundación… lo que significaba en ese momento con la creación del nivel
secundario por el que lleva esa inscripción… lo que seguirá significando para
todos aquellos que caminen o hayan caminado tras sus muros... y, sobre todo, lo
que siempre representó y representará para toda la comunidad ya que es la destinataria de los
frutos entregados por esas personas que dieron y dan testimonio de lo allí vivido
y aprendido, en todos los ambientes con los cuales se relacionen.
Creo que este volver hacia atrás en lo
investigado para escudriñar y rebuscar… el recurrir a las fuentes una y otra
vez… fue un trabajo que no sólo me despejó las dudas y aclaró mi mente sino
que, fundamentalmente llenó mi corazón, porque… buscando
respuestas… comprendí que los nombres no cambian la historia… quizás sólo la
mirada; entendí que la exactitud en las fechas no cambia la magnitud de los
hechos… tal vez sólo influyan en la forma de interpretar el devenir de los
acontecimientos.
Pero…
buscando respuestas descubrí los rostros… y entonces esa parte de la historia
que no tenía muy clara porque estaba lejos de la mía… se impregnó de vida.
Hubiese sido fácil rehacer los primeros
escritos… pero me habría perdido la posibilidad de mostrar y mostrarme qué va
pasando en mí a medida que, cada vez que lo necesite, vaya desandando el camino
hacia el pasado para tratar de volcarlo en este presente, no sólo como una
investigación que me atrapa, sino sobre todo para encontrar esas raíces que me
ataron al Instituto para siempre.
¡¡¡Gracias Hna Martha y gracias a todos los
que me van permitiendo llevar a cabo este desafío!!
María Adela Pon
Si te interesa conocer más en relación con la historia del Instituto, te sugiero otros escritos del blog como Su nacimiento, Los Equipos de Conducción, Hurgando en su historia..., No sólo los libros cuentan la historia..., Hay una palabra...