viernes, 19 de septiembre de 2014

Más que un Templo...



    En la vida de las personas y de las Instituciones hay fechas significativas con las que van  armando su propio calendario al ir incorporándolas con el devenir de su historia… y el 15 de Agosto… es  una fecha para celebrar en mi querido Instituto. Tal vez sería bueno desandar el camino, volver a consignar algunos hechos ya contados y relacionarlos con otros… para comprender.


    Un 15 de Agosto de 1715 Juana Teresa Crombeen, nacida en Bélgica el 19 de junio de 1652, funda la “Reunión de Hijas Espirituales”. El 21 de julio de 1831, con la independencia de Bélgica es reconocida como Congregación y es en 1883, que Monseñor Bracq Obispo de Gante, dio a la Congregación el nombre de “Hermanas Franciscanas de Gante”, les prescribió las Santas Constituciones  en la forma como hasta hoy se observan y las puso bajo la protección especial de San Francisco de Asís y como segundo patrono les señaló a San Vicente de Paul.  En 1893 Monseñor Teófilo Van Damme fue quien hizo posible la llegada de esta Congregación a la Argentina. 

   El día 1 de Noviembre de 1950, el Papa Pío XII definió solemnemente el Dogma de la Asunción de la Santísima Virgen María a los cielos con estas palabras: “Proclamamos, declaramos y definimos ser Dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue elevada a la gloria celestial en cuerpo y alma” (Constitución Apostólica “Munificentísimus Deus”). El Concilio Vaticano II recoge y expone la fe de la Iglesia universal con estas hermosas palabras: “La Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina Universal con el fin de que se asemejara de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte” (LG 59).

  Esta solemnidad se celebra el 15 de agosto la Capilla del Complejo Educativo Cristo Redentor lleva su nombre… y el 15 de Agosto de cada año festeja la Fiesta Patronal de su Capilla. Y… seguramente porque esta fecha es muy cara a los sentimientos de las Hermanas es que eligieron un 15 de Agosto  para realizar la reapertura del Noviciado, fue en 1979 como comienzo de su tercera etapa y así lo consigné en Testimonios, recuerdos, vivencias… iluminando la historia.

    La Capilla “La Asunción” se encuentra ubicada al lado del Instituto sobre Av. Ramírez. A fines de junio de 1953 tenían el terreno disponible y estaban en condiciones de empezar la obra. En 1954 se comienza la excavación para los cimientos y edificación del salón del subsuelo y las sacristías. La piedra basal para su construcción fue colocada el 4 de noviembre de 1956, presidió la ceremonia el Obispo de la ciudad Monseñor Toribio Guilland, siendo la Madre Ladislada la Superiora Provincial de la Congregación (1954 – 1960). El edificio actual fue Consagrado el 11 agosto de 1963 por Monseñor Adolfo Tortolo; en ese momento era Superiora Provincial la Madre Pudenciana quien estaba ejerciendo el Gobierno Provincial en su segundo período (1960 a 1966; el primero lo había ejercido de 1942 a 1954). El Arq. Ecio Bertellotti realizó los planos y la dirección de obra estuvo a cargo del constructor José Ghiggi. La marmolería del altar y broncería se encomendaron a los Sres Mastrángelo y Ojanguren y los mosaicos al Sr. Carmelo Ingui. 

    Surge como Capilla del Instituto Cristo Redentor, construida en seis etapas, y sostenida por la Congregación de las Hermanas Franciscanas de Gante quienes dedicaron el Templo a María Santísima, poniéndolo bajo el título de Nuestra Señora de La Asunción. El sueño de su construcción comenzó precisamente cuando se empezaban a recorrer los segundos 50 años de su nacimiento. El Templo descuella por su tratamiento integral, donde se observa ladrillo a la vista, grandes vitrales y una llamativa cubierta de tejas de fuerte pendiente.

    En su interior se destacan la nave central con su Altar Mayor casi desprovisto de imágenes, sólo se encuentran allí una gran Cruz con la custodia de dos Ángeles que portan de lámparas de iluminación, las banderas Papal y Argentina, una imagen de La Asunción tallada en  madera por una Hermana Claretiana de la Provincia de Córdoba por encargo de la Hermana Inés Rochás  y que fue colocada en la década de 1990  y  una foto de Monseñor Teófilo Van Damme.  A los costados de la nave central se encuentran las dos naves laterales cada una con un pequeño altar con las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús, San Francisco de Asís y San José en uno de ellos y en el otro la Virgen de la Medalla Milagrosa. Hay dos escaleras ubicadas a ambos lados de la entrada del Templo que llevan a las galerías superiores y al campanario, se distinguen sus grandes vitrales para el ingreso de la luz y… un notable vitraux central que representa La Asunción de la Virgen con una inscripción en latín: Signum Magnum Aparuit in Caelo (La gran señal apareció en el cielo) que fue realizado en el momento de la construcción de la Capilla. El 8 de Diciembre de 2009 se procedió a la bendición de un nuevo vitraux que representa La Anunciación (Yo soy la Servidora del Señor) y el 30 de Enero de 2011 de otro que representa las Bodas de Caná (Hagan lo que Él les diga). Ambos vitrales fueron realizados por el artesano local Alberto Bartolini. 

   Su primer Capellán fue el Padre José  Finocchi y en 1988  pasó a depender de la Parroquia Nuestra Señora de Luján ubicada en la ciudad de Paraná terminando así la etapa de los Capellanes. 

    Estos son los datos… pero faltan las vivencias… y la Hna Paulina Fontana desde Tintina, con sus 90 años y una memoria increíble para los hechos y las fechas, vino en mi ayuda con un relato delicioso que quiero transcribir para no perder lo que está escrito entre líneas… lo que trasciende de su lectura:


   “Corrían los primeros días de enero de 1952,  yo acababa de concluir el secundario con el título “MAESTRA NORMAL NACIONAL” Y CATEQUISTA,   ¿mi futuro? no lo conocía, dependía de la Autoridad Provincial, Madre Pudenciana y Consejo. ¿Qué destino me esperaba? Aún así a todas nos inquietaba la construcción de la Capilla del Colegio CRISTO REDENTOR, la existente era muy chica para acoger tanto alumnado. Qué le propusimos a la Superiora Provincial?...

   En los fondos, detrás de la cocina de entonces había un cuartito donde se guardaba la leña para el horno donde se cocinaba el pan, amasado por las Hnas. El cuarto lindaba con un terreno y creíamos que con la desaparición de ese cuarto, sería el primer paso para la construcción de la nueva Capilla.

  Recibimos la autorización para sacar el techo del cuarto. A la tardecita del día 2 de enero de 1952 las más jóvenes comenzamos la tarea, vestidas con hábitos blancos, que se usaban para blanquear, subimos al techo que no tenía más de un metro cincuenta de altura. Entre las valientes estábamos las Hnas: Cecilia Fontaneto, Teófila, Sofía Gassman y yo (no recuerdo quien más)… con tenazas y otros elementos para sacar clavos, alambres etc, fueron minutos de trabajo… un accidente, yo me caí de cabeza al piso entre algunos escombros, fue por un momento como un mareo, no sé qué pasó, todas las Hnas que presenciaban la escena corrieron a auxiliarme, un golpe sin graves consecuencias… así terminó nuestra tarea… el cuartito siguió prestando los servicios… la futura Capilla esperaría su construcción hasta que nuestras autoridades, Madre Provincial y Consejo, solucionaran el problema para que el terreno quedara libre de una o dos familias que alquilaban esos pocos metros.

 Pasó el tiempo, a mí y a la Hna Rosita Heit nos enviaron a Buenos Aires  para hacer las carreras de Profesorado en CONSUDEC. Pasaron 4 años… nos reunimos y las dos fuimos destinadas al Instituto “Niño Jesús” de Paso de los Libres, Corrientes.

  Ya lejos del trajín del Cristo Redentor, no supe todos los vaivenes de lo que pasó con la construcción de la Capilla del Cristo. Sí sé que durante el Gobierno Provincial de la Madre Ladislada, comenzó ese gran trabajo. ¿Dificultades?... no faltaron.”


     Así me fue narrada una más de las innumerables manifestaciones de las ansias de las Hermanas por tener “esa” Capilla, la que desde 1936 los Diputados Demócratas Nacionales Dr Pedro Radio y el Ingeniero Juan Francisco Morrogh Bernard viendo la necesidad de una Capilla más grande, se comprometieron a conseguir los fondos y sugirieron hacer los planos con el proyecto. En 1949 se realizó la primera colecta y lograron comprar en Agosto del mismo año, un terreno lindero al Instituto en la dulce espera de ver realizado el proyecto en un día no muy lejano”, dato que así fue consignado por las Hermanas en el Libro de Oro del Cincuentenario. También se trabajó para  la reubicación de los vecinos ocupantes de esos terrenos, que son los problemas que la Hermana Paulina hace referencia en su escrito. 


    Y…  como continuando el relato iniciado por la Hermana Paulina, vino esta vez en mi ayuda Ana María Giménez una ex alumna que terminó su escuela secundaria en 1963 y luego ejerció su vocación docente como Profesora de Educación Física, compañera de ruta y con la cual sigo manteniendo esa amistad nacida en el primer año de mi llegada al Instituto. Ana María así me cuenta: “En la escuela primaria íbamos a la Capilla que estaba en el Colegio donde hoy es el salón de Usos Múltiples. Para realizar la nueva Capilla La Asunción todos los días pasábamos a dejar los ladrillos que llevábamos y para recaudar fondos se realizaban kermeses, ferias de platos y plantas, se recibían donaciones de familias y de Bélgica; la Comisión de Padres y las Hermanas trabajaron mucho para lograrla.

  Recuerdo que la Misa de acción de Gracias al terminar 5º año ya la hicimos ahí junto a nuestros padres, familiares y amigos. Fuimos las primeras egresadas que tuvimos el honor de ser despedidas en la nueva Capilla.

    Los vitrales siempre me emocionaron por la entrada de la luz y para mí el  vitral  de  La Asunción es algo sublime y cada vez que lo veo, trae a mi mente recuerdos inolvidables porque trabajamos mucho dentro de la Iglesia en encuentros con los jóvenes y profesores.”


    Y a estas vivencias… quisiera agregar otra que tiene una connotación distinta porque  nace de una investigación realizada para el Centenario del Instituto por Juana Cian de Oroño (Pochy), Bibliotecaria del turno de la tarde, una compañera y amiga, a la cual ya he mencionado en Cuando uno se enamora…   y que está basada en  los escritos dejados por la Hermana Anunciación en relación con el tema: “… La puerta gótica de la Capilla encargada el 2 de octubre de 1959, se entregó recién en el mes de julio del año 1960…  El viento frío de las cinco de la mañana que no divierte en los meses de invierno, había provocado repetidos temblores, resfríos… y sobre todo, nuestro buen Capellán, José Finocchi, de setenta y dos años, con su temperamento friolento, se había quejado de esta famosa abertura de 3,5m por 5m tapada con una puerta vieja, varias chapas de cinc, unas lonas cuyas hendijas permitían al viento cantar sus melodías triunfantes.

 De estilo simple, sin naves, o suntuosa y de estilo europeo.

… Nuestra Historia Nacional sufre marchas y contramarchas. Los dirigentes políticos dan tantos pasos equivocados que nos encontramos con la gran traba del año 1955; persecuciones religiosas, atributos de un poder terrenal con veleidades divinas.”

  Pochy consigna luego: Los párrafos anteriores muestran algunos de los hechos que fueron obstaculizando la construcción de la Capilla y sirven también para ubicación del lector en el espacio y tiempo. Fácil hubiera sido copiar textualmente la fabulosa narración hecha primero por la Hermana Catalina y luego por la Hermana Anunciación sobre la historia de la Capilla “La Asunción”, pero para conocerla en extensión existen los archivos de nuestro colegio o los planos en la Asociación Civil del Instituto Cristo Redentor.

   Lo que sí debemos destacar es que en las distintas etapas de su construcción, las Hermanas se encontraron con muchos inconvenientes de índole monetario, geográfico, social, religioso, político pero nunca la desesperanza o el miedo les hicieron claudicar en sus objetivos.

   Cimientos, excavaciones,  cañerías, columnas, naves, presupuestos, mampostería, planos, enrejados, encofrados, andamiadas… son todos términos convergentes hacia la construcción y erección de esta casa de Dios, la última en suelo paranaense de estilo gótico, aunque trunca su torre por falta de presupuesto; pero tal vez esa torre inexistente hoy visualmente se supla invisiblemente con la tenacidad, la fe, la responsabilidad y tesón de las Hermanas, más el aporte de los fieles laicos, alumnas, vecinos en general y conformen una oración que se eleva constantemente al cielo, más allá de una torre de concreto como otros edificios góticos en otros tiempos y en otras latitudes.

  De las metáforas y otros adornos lingüísticos de la Hermana Anunciación se aprecia que toda la construcción se hizo artesanalmente: ni máquinas, ni andamios metálicos plegables, todo fue realizado mano a mano, minuto a minuto, de sol a sol… “Cuando cantaban cuatro rondanitas su canto de perseverancia, mientras las sogas tiradas por los peones de albañil suspiraban al elevar a tal altura los baldes de hormigón… uno y otro…, durante horas, desde las siete de la mañana hasta las dos de la tarde… nos sentíamos emocionadas.” Carpeta Nº 6- Construcción de la Capilla, pág 27.


   Datos… testimonios…escritos… vivencias….aunados para consignar el nacimiento de la   Capilla La Asunción… que si bien es una Capilla semipública abierta a la comunidad porque se celebran las Misas dominicales y desde el año 2000, con ocasión del Jubileo Universal se obtuvo el permiso para impartir el Sacramento del Matrimonio y realizar algunos Bautismos, para mí fue y seguirá siendo la Capilla del Cristo, la Capilla del Complejo Educativo, una parte más del Instituto donde nos juntábamos para tener otros momentos de encuentros, si bien distintos, pero que no dejaban por eso de formar parte de nuestro Proyecto Educativo… la educación a la luz de la Fe. Una Capilla que guarda entre sus muros la emoción de esos momentos especiales como los Bautismos de los niños y adolescentes de la escuela, las Primeras Comuniones y Confirmaciones de los alumnos de las Escuelas Primarias, las Misas de Egresados a la terminación del plan de estudios de los distintos Centros Educativos  que integran el Complejo. Cómo no recordar las visitas a las aulas del Padre Gabriel Battello, del Padre Andrés Senger, del Padre Mario Taborda… para charlar con los chicos y docentes e invitarnos a recibir el Sacramento de la Penitencia. Cómo olvidar las celebraciones de Catequesis, las celebraciones en relación al Patrono de la Congregación  San Francisco de Asís y La Asunción… y también las tristezas por la despedida de las Hermanas y miembros del personal del Establecimiento que se nos adelantaron en la partida a la Casa del Padre.


  Capilla La Asunción… una Capilla a la que desde su inauguración las Hermanas dedicaron su tiempo y sus esfuerzos también para mantenerla. Recuerdo a la Hermana María Mercedes Folmer siempre presente en todas las celebraciones que allí se realizaban porque era la encargada de atender todo lo relacionado con ella y desde hace unos años esta tarea la realiza la Hermana Miguelina, como bien lo consigné en Con la complicidad del silencio…


   Capilla “La Asunción”… la expresión más visible de lo que la Congregación de las Hermanas destaca en su Ideario para sus Centros Educativos y los Proyectos Institucionales de cada uno de ellos… que sean evangelizadores y un lugar de encuentro y acogida personal en Cristo, que sean transmisores de los valores evangélicos y que eduquen a la luz de la fe para el servicio y la justicia social porque están organizados desde la óptica de las necesidades de los pobres.


  Capilla “La Asunción”… la Capilla del Complejo Educativo Cristo Redentor… indiscutiblemente… más que un Templo.








María Adela Pon


jueves, 11 de septiembre de 2014

Un perfume de rosas...



   Desde el comienzo de mi blog sobre el Instituto tenía en claro que sólo iba a escribir cuando un recuerdo aflorara a través de los acontecimientos que así lo despertaran en el trajín de mi vida cotidiana… y un mensaje enviado desde el colegio con una invitación… despertó el deseo. Es Septiembre y se acerca el Día del Profesor y es el día señalado para despedir a las jubiladas del año y el momento en que cada una recibe la Tau. En ese mensaje había un nombre… Pocha. A Dora Espíndola de Canoza  estaremos homenajeando y recibiendo en el nuevo grupo el próximo 17 de septiembre de 2014.

   Pocha… toda persona que alguna vez haya llegado hasta las puertas del I.C.R. en horas de la mañana seguramente ha sido atendida por ella. Ya no sé cuántos años llevaba allí… incontables… no recuerdo haber visto otra persona realizando esa tarea en ese turno desde mi llegada al colegio…  pero para ella pareciera que el tiempo no pasaba. Siempre igual, una muralla inexpugnable para todo visitante o alumno del Establecimiento. Pocha… dedicada con esmero a su trabajo para proteger y cuidar con firmeza las puertas del Instituto. Pocha… a la que me une mucho afecto a pesar de que desarrollábamos nuestras tareas en diferentes turnos, aunque en los últimos años de mi permanencia en el colegio también lo hice por la mañana. La conocí siendo yo soltera y hasta no hace muchos días atrás mis nietos más chicos, que cursan el segundo año, la vieron en su lugar de trabajo. Pocha… todo un símbolo… la portera guardiana de I.C.R  en el turno de la mañana.

  Esa invitación… la tarea realizada por Pocha durante tantos años… fueron los detonantes que trajeron a mi mente el recuerdo… una cajita que tenía guardada en un rinconcito del cajón de mi mesita de luz… fui a buscarla y al abrirla otro rostro apareció en mi imaginación… el de Jorgelina.

   Quién no la tiene en su memoria… Jorgelina… portera del turno de la tarde… vivía en la casita de las Hermanas… no recuerdo su apellido… tal vez nunca lo supe… seguramente porque sólo con su nombre bastaba para saber quién era ella. Jorgelina… sin apellido… y sin tiempo. Así la tengo presente, pero no me puedo olvidar de su figura… de sus gestos… sus palabras… su dedicación en su tarea… y hasta recuerdo el tono de voz  llamándome… Adelita… y con eso me basta.

   Antes de que se hiciera la reforma edilicia de la escuela primaria, la entrada y la salida de sus alumnos se realizaba por el único portón existente y es el que corresponde a la escuela secundaria. Ese lugar era su reino… el portón de Jorgelina. No había niño que no conociera, sabía perfectamente en qué transporte escolar iba cada uno de ellos. Mientras los chicos esperaban a los mismos, sus docentes estaban tranquilos… Jorgelina era su guardián. Ninguno se atrevía a bajar a la calle y menos aún andar corriendo por el patio mientras en la escuela secundaria estábamos en clase. 

   Jorgelina… si cierro los ojos me parece que la veo en lo alto de la escalera, con su rosario en la mano y si alguien del personal se le acercaba comenzaba a ofrecerle los productos de limpieza de una marca muy conocida que se venden por encargue a través de los promotores, no en comercios… y que aún siguen en el mercado.

   Un día se fue y en la portería quedó Anita Álvarez. Pasaron los días… pero una tarde, al salir de un curso del piso superior… ahí estaba como siempre en lo alto de la escalera, al acercarme a ella me dijo… tome Adelita, esto es para ud…y tendió sus manos entregándome una cajita… esa que guardo celosamente en el cajón de mi mesita de luz… y fue la última vez que la vi.

   Una cajita… que contiene un rosario realizado con pétalos de rosas y una leyenda. Un rosario que realizan en el Convento de San Bernardo, Salta,  las Monjas de Clausura que pertenecen a la Orden Carmelitas Descalzas de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo. Un rosario… que a pesar del tiempo transcurrido…  aún conserva el perfume de las rosas.





  P/D  En este, recordatorio y reconocimiento a la labor de dos de las porteras del I.C.R. de diferentes turnos, vaya implícito el mismo reconocimiento para todas las que ennoblecieron esta tarea y también  a las ordenanzas que no sólo se dedicaban con esmero a dejarnos las aulas, los patios, los baños… bien limpios y confortables para que pudiésemos realizar nuestra labor y hacernos sentir como en casa,  sino que también muchas veces se turnaban  en la portería y extendían sus manos generosas para ocuparse  de nuestros pichones cuando ellos las necesitaban. A ellas … Amelia de Álvarez, Dora Ocampo, Delia Schneider, Mary Massat, Laura Bahl de Ortiz, Teresa Ramírez, Hna Serafina… a las que realizaron sus tareas en forma esporádica… y a las que no haya podido identificar en el recuerdo… les dediqué especialmente unos versos en el poema El lugar de los encuentros  refiriéndome a la sala de profesores y que pueden leer en Un lugar… “el lugar”
 

Todos esperábamos ansiosos

que el timbre nos convocara,

sabíamos que el cafecito

en esa sala esperaba.

Las ordenanzas en los termos

siempre a punto lo llevaban

porque era el regalo del día

con que ellas nos mimaban.


Para todas ellas… vaya un agradecimiento muy especial!!

                                                                                                                     María Adela Pon