jueves, 11 de julio de 2013

Testimonios, recuerdos, vivencias... iluminando la historia



   Cuando realicé el escrito Buscando respuestas… una parte de la investigación no quise consignarla allí porque deseaba obtener respuestas también desde otras fuentes para completar y sobre todo enriquecer lo acontecido sobre este tema en particular.
  
  Y cuando ellas llegaron de parte de la Hna Paulina Fontana y la Hna María Ortman, protagonistas junto con la Hna Martha de una parte de la historia, armonicé estos testimonios con los resultados de la investigación que había guardado de la búsqueda anterior y las que me volvió a entregar la Hna Martha a través de un compendio de las cartas escritas esta vez por las Hermanas que llegaron en las primeras tres caravanas  (1893, 1895, 1896) a nuestro país provenientes de Bélgica… y ya no solamente creo que estoy en condiciones de hablar sobre una fecha que seguramente muy pocos conocen sino que me siento en la obligación de compartir… 1904… porque es en ese año… después de la llegada de la sexta caravana de religiosas belgas a estas tierras, en ese Asilo, en ese Cristo Redentor que desde el comienzo se había transformado en la Casa Central… cuando se abrió el Noviciado en nuestras tierras.
  
 Mientras leía y releía la bibliografía atesorada en las sucesivas investigaciones, fui encontrando puntos coincidentes en las épocas y en los hechos acaecidos. No es un dato menor poder consignar que la presencia y la historia misionera de las Hermanas en Latinoamérica se centra en el período 1893 – 1953 que se puede llamar de las “caravanas” o grupos de misioneras que partían de Bélgica para venir a sembrar en tierra lejana. A este acontecimiento lo podemos dividir en tres etapas, según lo considera y me lo hace saber  la Hna Martha:
1893 - 1913, antes de la primera Guerra Mundial en el cual  partieron cuarenta Hermanas misioneras desde Bélgica.
1919  -  1939,  durante el cual partieron cuarenta y cinco Hermanas.
1945 - 1953,  el período de la posguerra en el cual partieron nueve Hermanas en caravanas y  cinco solas entre 1968  y 1978.
   Estos datos dan la imagen del don de la Congregación al continente Latinoamericano en relación directa al verano y al otoño de la Congregación en Bélgica.
  
  Quizás estas reflexiones fueron los que comenzaron a hacerme pensar de que ese año… 1904… fue el inicio de una primera etapa también para el Noviciado. Pero también creo que si sólo dejara consignada simplemente la fecha no aparecería reflejado en toda su dimensión, el valor que la misma tiene. Con sólo situarnos en ella… principios del siglo XX… grandes distancias que recorrer... las Hermanas belgas renunciando a su Patria, a su familia… sus graves dificultades con el idioma… y las Superioras Generales de la Congregación abrigando la esperanza de que jóvenes argentinas se incorporaran a las filas franciscanas para que pudiesen seguir llevando a cabo el sueño que impulsó a Juana Teresa a fundar la misma: la educación de niñas pobres. En 1900 se había presentado la primera joven pero como no existía el Noviciado en nuestra tierra, fue enviada a Gante para hacer allí sus años de prueba. La Hna Paulina se acuerda de ella, trabajó con ella… y así la recuerda:   Nunca pregunté cuándo se fundó el Noviciado en Argentina, pero sé que la primera vocación de estas tierras hizo su Noviciado en Bélgica. No sé cuándo regresó a Argentina, pero la conocí muy bien en Paraná: era la Hna Bedman quien trabajó muchos años en Villa Urquiza y luego en Paraná.”

    Gratificante fue la apertura de este Noviciado en la Casa Central; similar en todo al de Bélgica, brindando una formación sólida en la vida religiosa: espíritu de oración, abnegación, caridad, sencillez y alegría franciscanas. Según cuentan las Hermanas en el Libro del Cincuentenario, “dos veces al año se realizaba en la pequeña Capilla del Cristo Redentor la ceremonia de vestición y la emisión libre y espontánea de los votos religiosos, temporales o perpetuos y recibían el Hábito. Dos años más tarde, a las mismas jóvenes, postradas ante el altar, se les concedía el permiso de emitir los santos votos.”
   Al año siguiente ya comenzaron a verse los frutos: según figura en ese Libro, Bárbara Lell, oriunda de Gral Alvear, Entre Ríos ingresó a la Congregación en Paraná, en 1905 con el nombre de Hermana Francisca;  y en una de las cartas que se conservan de Monseñor Van Damme, de fecha 31 de diciembre de 1906 y  dirigida al Exmo. y Rmo. Sr. Dr. De la Lastra, Obispo de Paraná,  él expresa:

   “Exmo y Rmo Señor:
                                   Tengo el honor de comunicar a su Excia Rma. Que de conformidad con las facultades que ha tenido a bien concederme en una nota del 20 del cte. mes, y en el nombre y representación de su Excia Ilustrísima:
1º-He recibido ayer los votos de castidad, pobreza y obediencia en la Congregación de las Hermanas Franciscanas Belgas, á las Novicias Rosa y Micaela del Noviciado de las mismas Hermanas.
2º-He impuesto el hábito de Novicias del mismo Noviciado a las postulantas María Pilar Durán é Isabel Schonfeld poniendo por nombre de religión a la primera: Hermana Josefina y a la segunda: Hermana María.
            Saludo a su Excia Ilustrísima y Rma.  Con el mayor respeto
                                                                                  Teófilo Van Damme.”

    El Asilo Cristo Redentor fue desde su nacimiento la Casa Central pero también la Casa Provincial de la Congregación de las Hnas Franciscanas de Gante en Argentina a partir del el 26 de febrero de 1918, día en el cual por un decreto del Nuncio Apostólico, se nombra a la Rvda Madre Silvia (Hna. Ernestina Van Kemseke) como primera Superiora Provincial, por un período de tres años y con residencia habitual en “Cristo Redentor”.
   Este hecho bien podría sólo consignarse como el nacimiento  de la Provincia Argentina si esto dato no estuviese confirmado por los Superiores de Gante después del Tratado de Paz de 1918, si no dejara de relacionarlo con el comienzo de la segunda y luego tercera etapa de las “caravanas” y si no mirásemos con detenimiento las facultades que le fueron conferidas a la Superiora Provincial a) admitir postulantes al noviciado; b) dar el hábito,  recibir la primera profesión de los votos religiosos y su renovación; c) nombrar y confirmar a las Superioras Locales y trasladar a las Hermanas de una casa a otra. En el mismo decreto también se nombran cuatro Consejeras y la Maestra de Novicias. La primera aspirante fue la Srta. Rosa Schepens.
  
  Fue el comienzo del tiempo de la gran cosecha de vocaciones argentinas, que se incrementó potencialmente con la apertura del Nivel Secundario en 1944 y donde el internado ayudó a brindarles la posibilidad de crecer, formarse y hacer del Instituto Cristo Redentor también su Hogar y su Centro de Formación para la vocación religiosa.
  
   Y es en este tiempo privilegiado de la Congregación, donde tienen cabida los testimonios que quiero contar a través de las palabras de sus protagonistas. Así la Hna Martha Cuatrín me cuenta: “Yo ingresé al Postulantado en 1961, en marzo para poder completar mi quinto año e ingresar ya como maestra. Sorprendí a mis compañeras con el vestido de postulante. Nunca les comenté mis inquietudes que surgieron cuando en marzo de 1960 se hizo la gran misión en Paraná. Yo cursaba cuarto año y creo que era cobarde y temía influencias negativas o cargadas.
   En 1962 tomé los hábitos y recibí el nombre de Hermana Claudia. En 1964 hice los primeros votos y los perpetuos en 1967. En 1972 recuperé mi nombre de Bautismo. Éramos treinta novicias de diferentes etapas. Teníamos nuestro lugar debajo de la sacristía, lo que hoy ocupamos como sala de Catequesis. Allí comíamos, estudiábamos, teníamos  recreo una hora después de la cena  y también hacíamos manualidades. Cada una tenía una tarea e íbamos rotando, cocina, capilla, dormitorios, escuela... y fundamentalmente teníamos nuestros espacios de formación. Las oraciones las hacíamos en la Capilla junto con las Hermanas de votos perpetuos,  las profesas.”
   
  La Hna Paulina Fontana me expresa así su testimonio: “Al abrir el baúl de los recuerdos, encontré lo siguiente: desde la llegada de las primeras misioneras, la más joven fue la Hna  Fabiana, hacía poco tiempo que había hecho su profesión perpetua.  Yo ingresé al noviciado en el año 1941 en Cristo Redentor cuando manifesté mis deseos de ser religiosa; como para empezar el Noviciado debía tener 18 años y no los tenía, quedé con las pupilas, un año. Yo venía de una escuela primaria incompleta, hice el cuarto grado y quinto en 1942.
   Al cumplir los 18 años pude ingresar y hacer el Postulantado que duró 6 meses. En enero de 1943 comencé el primer año de Noviciado. Ese año no fui a la escuela porque nos dedicamos a conocer y profundizar la vida religiosa a cargo de una Maestra de Novicias, junto conmigo hicieron el Noviciado las Hnas María Salome e Imelda. En el año 1945 hicimos la profesión temporal y ese año terminé también el sexto grado.
   En 1946 comencé el secundario, durante 1945 y 1946 hubo cambios en la duración del plan de estudios en Magisterio, pasando de cinco a seis años para obtener el título de Maestras pero 1947 se volvió a modificar a  una duración de cinco años.
   En 1948 hicimos la profesión perpetua las Hnas María Salome, Imelda y yo que  recibí el nombre de Ildefonsa.
   Al recibirme de maestra en 1951, los Superiores nos enviaron a Bs.As. a la Hna Conradina (Rosita Heit) y a mí para seguir el Profesorado en Consudec en 1952. Lejos de Paraná y ocupada en los estudios, perdí mucho con respecto a lo que pasaba en Paraná con los ingresos o egresos de vocaciones en nuestro Noviciado, hubo aumento de vocaciones llegando hasta más de 30 Hnas entre Postulantes, Novicias, Profesas de primeros votos. Con la profesión perpetua pasábamos a la Comunidad de Profesas con votos perpetuos. En Paraná quedaban para terminar los estudios de Magisterio.”

  La Hna María Ortman, que comparte la comunidad de Tintina con la Hna Paulina y es la que mantiene la comunicación conmigo a través de los correos, me acerca también su testimonio completando un poco lo consignado anteriormente. Ella así lo expresa: “Entré al Noviciado el 19 de enero de 1968. La Hna Mariana era la Maestra de Novicias y como novicia estaba la Hna Idalise (brasilera) que luego se retiró de la Congregación. El grupo de Hnas junioras eran: Hnas Irene Burchartd, Miguelina, Michel, Ángela, Dolores E., Daniela y en el mes de julio entró la Hna Aída Acuña. En 1970 se cierra el noviciado en la Argentina y se abre en Chile con las Hnas Dominga y Magna, siendo la Maestra de Novicias la Hna Marta Mogni.”
  
   Testimonios… recuerdos de las Hermanas que  nos van contando sus experiencias y develando el camino que fueron recorriendo,  pero que nos hablan también del crecimiento de esas vocaciones religiosas. Testimonios… que van iluminando la historia… que nos van revelando la vida y la expansión de la Congregación en estas tierras.
    
    A ese 1904 y a ese 26 de febrero de 1918  se le suma otra fecha para recordar, y así la Hna Paulina me lo hace saber… 15 de Agosto de 1979  reapertura del Noviciado… tal vez…  el comienzo de  su tercera etapa.
  La Hna  así me cuenta este hecho: “Después de 10 años la Congregación se alegra de recibir vocaciones para la vida consagrada. Desde Quitilipi (Chaco) ingresan tres personas que ya llevaban como grupo, vida de consagradas con el carisma de Francisco, es por ello que su Obispo les recomienda que se acojan a una Congregación que tuviese el Carisma Franciscano.
   La búsqueda no se hizo esperar, en un casual encuentro con la Hna Dolores Homar, Provincial de la Congregación en ese momento, las tres peticionantes pidieron el ingreso a la misma. Después de un ameno encuentro les propuso una cita en Paraná para deliberar junto con el Consejo Provincial y decidir de ambas partes la solución.
   Así quedó confirmado el permiso de ingresar haciendo el primer año del Postulantado, que es el período previo al Noviciado. Por las tareas que realizaban como grupo en el hogar de Ancianos en Quitilipi se decidió que las dos más jóvenes Amalia Cardona e Irene Duris comenzaran como Postulantes y la Margarita Aguecci quedara en la tarea con los ancianos hasta que la Congregación fuera solucionando con la presencia de una Comunidad la atención del Hogar.
   El 15 de agosto de 1979, solemnemente se hizo la reapertura con el ingreso de las Hnas Amalia Cardona e Irene Duris. La celebración fue en la Capilla La Asunción de Cristo Redentor.
    En 1980 el recibir cinco jóvenes más fue una nueva e inmensa alegría para la Congregación: Nilda Aguirre, Silvia Tulissi, Silvia Quirós, Graciela Cassina, Elena Melussi y también lo hizo Margarita Aguecci que el año anterior había quedado en el Hogar.
   Las primeras Postulantes tuvieron su residencia en calle Jujuy de Paraná, parte de la Comunidad Educativa de Cristo Redentor.
   En 1981 comienzan el noviciado en Buenos Aires las Hnas Nilda Aguirre, Silvia Tulissi, Silvia Quirós, Graciela Cassina y Margarita Aguecci. Los Padres Capuchinos, muy cerca de la Iglesia de Pompeya, prestaron la casa para que las novicias tuvieran donde vivir. El motivo de trasladar el Noviciado a Buenos Aires fue para que participaran de los cursos que se daban a nivel Inter Congregacional.
   No quisiera dejar de consignar que la Hna Paulina fue la elegida para la formación de estas jóvenes vocaciones como Maestra de Novicias en esta reapertura, aunque ella así no me lo haya expresado.

    Un Noviciado que comenzó en 1904, con años donde muchas vocaciones ingresaron a la Congregación, también con períodos difíciles, cambiando muchas veces de lugar según se veían las mejores oportunidades de formación: en Paraná, en Chile, en Buenos Aires (en dos lugares diferentes Pompeya y Villa Albertina). Un Noviciado que desde 1996, año en el que hicieron sus votos las últimas jóvenes, está esperando para renacer y organizarse nuevamente a través del surgimiento de nuevas vocaciones. Un Noviciado cuyos frutos son esas Hermanas argentinas que tanto soñaban las Superioras en Bélgica y con muchas de las cuales tuve el regalo de Dios de trabajar, construir y compartir la comunidad del ICR durante 30 años de mi vida… de empaparme y compartir con ellas el espíritu franciscano, su vocación y la entrega a su misión educadora… de continuar ahora  aprendiendo y recibiendo su ayuda a través de las consultas para mis escritos… y hasta de  participar en su formación, porque una de ellas… la Hermana Mirta Deharbe … fue mi alumna durante cinco años mientras cursaba su escuela secundaria en la sección de Perito Mercantil, y cuando terminó su carrera universitaria recibiéndose de Contadora Pública y ya vistiendo sus hábitos, vino a compartir mi experiencia como docente… porque estuvo a cargo de una de mis cátedras: Economía Política. Pero Dios… un 3 de noviembre de 1996, la vino a buscar siendo muy joven, dejando un gran vacío en nuestros corazones y en el Hogar La Providencia donde también estaba ejerciendo su misión.

   Hermanas argentinas!!!… que de alguna manera fueron acompañando el caminar por estas tierras de esas cien Hermanas belgas que durante el período 1893-1953, en las “caravanas” y sorteando todas las dificultades y con abnegada entrega, renunciaron a su Patria y que se terminó en Argentina con la muerte de la Hna Celine Quatacker en el año 2007. Hna Celine… conocida como la Hna de Montfort… una Hermana belga de unos límpidos y transparentes ojos celestes, con una forma especial de hablar que revelaba su origen y que no había perdido a pesar de haber llegado a la Argentina en 1953 con escasos 24 años… una Hna que yo conocí a mi llegada al Instituto en 1971 porque era la Secretaria en ese momento y con la cual mantuve una relación de mucho afecto a pesar de los requerimientos de su Congregación para ir peregrinando por los distintos colegios. Ella descansa en el Cementerio que las Hermanas tienen en Villa Urquiza junto a todas las que el Señor llamó para darle el merecido premio a su trabajo, su fidelidad y su entrega.
  
   En fin… un Noviciado cuyas puertas nunca se cerraron, sólo se entornaron en algunos momentos… y una Congregación que espera con los brazos abiertos  nuevas vocaciones para seguir esparciendo esa llama que encendieron las primeras Hermanas belgas que llegaron en 1893.
                                                                                                    

                                                                                                           María Adela Pon



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