jueves, 18 de abril de 2013

Buscando respuestas...



   Al comenzar a escribir el poema Imaginé… tuve que volver a las fuentes para reencontrarme con esa historia que una vez consigné en Hurgando en su historia y Su nacimiento, y que había dejado en mí muchos interrogantes para investigar y responderme. Por suerte tengo la posibilidad de seguir buscando y encontrando esas respuestas que me permiten consignar en este blob esos hechos tal como acontecieron y a la vez ubicarlos en la línea del tiempo como corresponde.
   
   Y esta vez de esas fuentes… recibí un regalo. Pusieron entre mis manos un libro y unas cartas… el Libro de Oro como lo denominan y que fue escrito por Hermanas de la Congregación en 1952 con motivo de la conmemoración del Cincuentenario del Instituto Cristo Redentor (así lo consignan)  y el acceso a las cartas escritas de puño y letra de Monseñor Van Damme, que conservan como un tesoro y que están dirigidas en su mayoría a la Superiora del Hogar La Providencia de Villa Urquiza y algunas a las autoridades Eclesiásticas y  civiles tanto en el orden nacional, provincial y municipal.
 
   Comenzar la lectura de estos documentos… fue comenzar a desentrañar la historia desde otra perspectiva… fue entender más allá de las palabras allí escritas… fue empezar a agradecer alzando la mirada.
   
  Tal vez lo mejor sería empezar por el principio. A mi querido Instituto, al que desde su nacimiento Monseñor Van Damme llamó “Cristo Redentor” en adhesión al homenaje que se tributó a Jesús Salvador, Redentor del Mundo a fines del siglo XIX, por iniciativa del Papa León XIII… le antepuso la palabraASILO. Una palabra que tiene muchos sinónimos: albergue, orfanato, orfelinato, orfanatrofio u orfanotrofio… que no suenan gratos a nuestros oídos, tal vez porque no hayamos comprendido que ese vocablo también significa… refugio, protección, amparo, ayuda, socorro, cobijo, defensa, resguardo… palabras que si las juntamos por lo que cada una de ellas implica, crean otra que no sólo las une sino que le otorga el verdadero sentido, ese que le dieron y por el cual dejaron sus vidas el fundador del Cristo Redentor y las Hermanas, y esa palabra es… HOGAR.
    
   Asilo y Hogar, dos nombres para señalar una institución, que suenan distinto pero que se presentan entremezclados en las cartas, en los libros, en la mente y en el corazón de sus fundadores... y para ello hay sólo una explicación… el mismo significado.
    
   Tan sólo baste con leer y relacionar: algunos fragmentos de una de las cartas escritas por Monseñor Van Damme que me atrevo a transcribir porque ha sido pública y tengo la autorización para hacerlo, unas palabras escritas por las Hermanas en el Libro de Oro y los nombres elegidos para dos de los asilos… para comprender.

Paraná, Julio 16 de 1910
Al Exmo. Señor Presidente de la H. Cámara de Diputados, Dr. E. Cantón
Buenos Aires.
Exmo. Señor:
                        He fundado y dirijo en esta provincia tres orfanatrofios: “La Providencia” de Villa Urquiza, “Cristo Redentor” de  Paraná y  “La  Inmaculada” de Villaguay.
    
    Estos tres asilos, Exmo. Señor, funcionan con amplios y cómodos edificios, que reúnen excelentes condiciones higiénicas y pedagógicas, teniendo capacidad para 500 asiladas, y si dispusiera de los suficientes medios de sostenimiento, tomarían a su cuenta a tan crecido número de huérfanas sin distinción de religión, atrayéndose con especial solicitud a las más desventuradas niñas sin hogar ni fortuna que se encuentran en lugares semidesiertos donde no hay enseñanza, para proporcionales con el pan, á la vez que cultura intelectual y social, cultura manual por el aprendizaje de labores domésticas, industriales y profesionales, que les sirven como medios suficientes de vida.
   
   La enseñanza, á cargo de Hermanas de Caridad (que cuidan con cariño a las pobres huerfanitas)  graduadas de profesoras, comprende todas las asignaturas prescriptas por la ley de Enseñanza vigente.
  
    Me permito suplicar a la piedad del Honorable Congreso tenga a bien atender en mi solicitud la desgracia de las huerfanitas para quienes las crueldades de la suerte extreman sus ensañamientos,  que es para  quienes he fundado y sostengo a costa de toda clase de sacrificios mis orfanatrofios, que transformaron ya á muchísimas pobrecitas huerfanitas en jóvenes prácticas en las faenas domésticas, ejemplares madres de familia, hermanas de Caridad, ó mujeres en condiciones de luchar en otra forma, honesta y honradamente por el pan de cada día y de prestar servicios en bien general.
                        Dios guarde a V. E.
                                                                                        
    
    Dos de esos Asilos a los que Monseñor Van Damme se refiere nacieron… el de Villa Urquiza con el nombre de Hogar La Providencia y el de Villaguay como Hogar La Inmaculada.
    
    Y las respuestas para mis interrogantes se van encadenado con los sentimientos que se movilizan porque se van entretejiendo unas con otras:… esas seis Hermanas que llegaron el 23 de julio de 1893 al puerto de Buenos Aires provenientes de la Casa Matriz de Bélgica y a Villa Urquiza el 2 de agosto para fundar el Hogar La Providencia, dejaron de ser un número para transformarse en la Rvda Madre Ángela, la Hna Filomena, la Hna Constancia, la Hna Gonzaga, la Hna Valentina y la Hna Fabiana. Y allí comenzaron su tarea de educar con cinco primeras alumnas con las cuales empezaron las clases. Pero siendo la finalidad del Hogar “dedicarse con predilección al cuidado de las huerfanitas, de aquellas criaturas que por carecer de padres, sienten más que nadie la necesidad del calor y del cariño que abriga el corazón de una madre, desde el año 1893  las cobijaron bajo su protección y amparo
   
    Es el mejor comienzo: saber que los cimientos de mi querido Instituto están fuertemente enraizados en esas piedras inamovibles del amor, la fe y la entrega que le sirven de apoyo y de sustento a todas las actividades que se fueron desarrollando tras sus muros, emprendidas por la comunidad que allí se formó de la mano y con la guía de las Hermanas. Porque esas piedras están  respaldando lo que allí se ofrecía… lo que entregaban las Hermanas en todos sus refugios… protección, cobijo, amparo, calor, cariño…. y el abrigo de sus corazones de madres… y eso sólo se puede encontrar si hablamos de HOGAR.
   
    Pero… ¿por qué Monseñor Van Damme se refiere a tres asilos para huérfanas si el “Cristo Redentor” nació como un asilo de varones? Las Hermanas en su libro lo explican así: “Pero Dios, que tenía otras miras respecto a la casa Cristo Redentor, y la destinaba a ser cuna y forjadora de las vocaciones argentinas, la probó penosamente en el año 1909, pues una maligna escarlatina hizo necesaria la evacuación del Colegio-Asilo que contaba con treinta y cinco pupilos y ochenta huerfanitos.
   El Rvdo Padre Director, viendo interrumpida su obra, decidió en el año 1910 destinar el Instituto a la educación del sexo femenino.
   Vigoroso resurgió Cristo Redentor de la tribulación. La inscripción de huerfanitas y pupilas superó pronto a la anterior.”   
    … la carta que figura anteriormente está fechada en Julio de 1910. No quisiera dejar de consignar que estos niños quedaron al cuidado de otros Hermanos de Escuelas Cristianas.
   
    Y las respuestas siguieron apareciendo… la Rvda Madre Práxedes (Primera Superiora local de la Comunidad del Asilo desde 1902 a 1918) y Hna Leonie recibieron a los primeros huerfanitos en el Asilo Cristo Redentor el 27 de noviembre de 1902 pero el nacimiento del mismo se festeja y se celebra el 23 de octubre, pienso que nada más ni nada menos que… por agradecimiento, para que el día 23 de octubre, aniversario de la partida de Monseñor Van Damme, no quedara nunca olvidado de la historia del colegio, que todos grabaran esa fecha cada vez que quisieran buscar en los anales de esa Institución… porque un 23 de octubre pero de 1912 fue el día de la muerte de quien puso todos sus bienes y esfuerzos para llevar adelante esta obra.
    
   El 27 de noviembre de 1902, si bien no se festeja como el nacimiento del Asilo, sí se considera como el comienzo de su misión educadora y de su función social porque desde el mismo día de su llegada las Hermanas comenzaron la formación de esos varones que acogieron con tanto amor. Cuando en 1910 el Asilo reabre sus puertas albergando niñas, se crea la escuela Santa María, y se reciben externas. Nos cuenta  la historia que en 1912 ya contaba con 200 alumnas  y cien de ellas eran pupilas. Esta escuela es  la que da origen a la Escuela Privada Nº 8 “Manuel Alberti” que funciona hasta el día de hoy en el turno de la mañana y que recién  el 12 de noviembre de 1934 obtuvo el reconocimiento oficial. Y es esa escuela… la Santa María… el último logro nacido del esfuerzo y el corazón del fundador, pero también el inicio del internado para mujeres, el que creció mucho con la creación del secundario; según me cuenta la Hna Martha, en 1957 cuando ella ingresó, eran 80 internas o huerfanitas y 110 pupilas.  Ese internado yo lo vi cerrarse a fines de 1994 ya que en 1995 fue necesario realizar la remodelación de la parte del edificio que ocupan las dos escuelas primarias. Pero hasta esa fecha… internado y asilo… niñas de escasos recursos y pupilas… conviviendo bajo el mismo techo… compartiendo los  mismos cuidados… la misma entrega… el mismo amor.
   
   Pasaron los años y a pesar de la muerte de Monseñor Van Damme los cimientos se siguieron construyendo con la guía de las Hermanas que continuaron su obra. El Asilo Cristo Redentor fue desde su nacimiento la Casa Central pero también la Casa Provincial de la Congregación de las Hnas Franciscanas de Gante en Argentina a partir del el 26 de febrero de 1918, día en el cual por un decreto del Nuncio Apostólico, se nombra a la Rvda Madre Silvia (Hna. Ernestina Van Kemseke) como primera Superiora Provincial, por un período de tres años y con residencia habitual en “Cristo Redentor” confiriéndole una serie de facultades: a) admitir postulantes al noviciado; b) dar el hábito,  recibir la primera profesión de los votos religiosos y su renovación; c) nombrar y confirmar a las Superioras Locales y trasladar a las Hermanas de una casa a otra. Se constituye así la Provincia Argentina. La Congregación poco a poco se fue expandiendo, no sólo dentro de la República Argentina ya que en 1955 pisaron tierra chilena, pero siempre la Casa Provincial estuvo y está en el mismo lugar... y en este momento, la Responsable de la Provincia Argentino-Chilena (o Latinoamericana) de la Congregación desde el 2006 es la Hna Silvia Tulissi.
   
    No se equivocaron las Hermanas cuando en 1952 escribieron:
   “Cuando el 23 de octubre del año 1912, Monseñor Van Damme recibió de Dios el galardón a su santa vida, ya se dejaba entrever, como una bella y consoladora perspectiva, el apostolado que le tocaría realizar a Cristo Redentor·”.
    
    Seguramente muchas de ellas habrían sido protagonistas de alguna parte de la historia, más lejana o más cercana a la fecha del Cincuentenario del Cristo Redentor que estaban contando… y por eso sabían de todos los esfuerzos, las luchas y los desvelos para cumplir con la misión que les había encomendado la Fundadora de la Congregación y que quizás sería importante recordar y ampliar… para comprender.
   
    Juana Teresa Crombeen  nació en Bélgica el 19 de junio de 1652 y desde muy joven había ingresado con las Hermanas de la  Visitación. Después de 30 años de vida religiosa abandonó esa Congregación, anhelando “una mayor pobreza”. El 24 de septiembre de 1705 compra una casa para vivir en soledad como Terciaria de la Orden de San Francisco de Asís. Esta Tercera Orden nació del corazón de San Francisco y a ella podían pertenecer todos aquellos que prometieran guardar fielmente los Mandamientos y se propusieran llevar una vida ejemplar y penitente. Para ella el Santo escribió también una Regla como la había hecho para las Órdenes Menores y las Clarisas.
   
    Pero Juana Teresa, no satisfecha aún con los sacrificios que le imponía la vida del Terciario secular, maduró en su espíritu el proyecto de trabajar por el bien espiritual del prójimo, especialmente de la niñez necesitada, y de fundar una comunidad religiosa de jóvenes Terciarias como ella. El 15 de agosto de 1715 este anhelo se concretó con la admisión de cinco primeras compañeras que acariciaban el mismo ideal de unión con Dios y de apostolado fundando la “Reunión de Hijas Espirituales” y si bien sus miembros no emitieron votos, todas hicieron el firme propósito de observar la obediencia, la pobreza y la castidad y se comprometieron a vivir vida común y a dedicarse a la educación de niñas pobres. Es así que sin demora abrieron un internado y una escuela gratuita para procurarles una subsistencia honrada enseñándoles labores manuales, religión, lectura y escritura.
    
   En 1722 Juana Teresa entregó sus propiedades a la Institución por testamento para asegurar la continuidad de la obra pero también se preocupó por la conservación y el aumento del fervor de sus componentes. Falleció a los 73 años, el 28 de noviembre de 1724, pero la Comunidad subsistió a pesar de las graves dificultades de distinta índole que sus miembros tuvieron que sortear: escasez de recursos, revoluciones, supresión de Órdenes Religiosas… “pero esta empresa  venía de Dios y la Providencia velaba por ella”  y su conservación seguramente se debió  a su pobreza y a sus actividades en pro del necesitado. 
    
   El 21 de julio de 1831, con la independencia de Bélgica, esta Comunidad es reconocida como Congregación, siendo su Superiora la Rvda Madre Coleta que es la segunda fundadora de la misma. En esa ceremonia, presidida por el Vicario General de la Diócesis de Gante Rvdo Padre Goethals, once solicitantes formulan los votos perpetuos de Pobreza, Obediencia y Castidad y visten el Hábito Religioso modificado.
  
    El fin especial de educación y protección de la niñez menesterosa, que se propuso Juana Teresa, se había alojado de tal manera en el alma de la Rvda Madre Coleta y de su Congregación que se las denominó Hermanas de San Vicente desde el año 1831 a 1883, porque es en ese año 1883, que Monseñor Bracq Obispo de Gante, dio a la Congregación el nombre de “Hermanas Franciscanas de Gante”, les prescribió las Santas Constituciones  en la forma como hasta hoy se observan y las puso bajo la protección especial de San Francisco de Asís y como segundo patrono les señaló a San Vicente de Paul. Dos Santos Patronos que marcan la vida y el accionar de la Congregación, seguramente es por eso que en su libro las Hermanas consignan: “….las Hermanas se esmeran en fusionar en sus almas la pobreza, la sencillez, la alegría franciscanas  con la caridad vicentinas.”
  
    En 1894, con la Madre Alfonsa como Superiora y como Director General el Reverendo Padre Canónigo Francisco Cantaert, se funda en Gante la Escuela Normal de la Congregación que funcionó durante un siglo y que después se fusionó con otras Escuelas Normales.  Y es en esa Escuela Normal donde estudiaron todas las Hermanas belgas que vinieron a Argentina.

  Pocas palabras bastan para entender mucho!!! Con ese espíritu franciscano y vicentino inflamando sus corazones llegaron las primeras seis Hermanas a nuestro país… con esa misión otras siguieron arribando a pesar de todas las dificultades y contagiaron a las jóvenes argentinas que se formaron en el Noviciado… con esa sólida formación religiosa y pedagógica comenzaron su tarea educativa en el Cristo Redentor un 27 de noviembre de 1902.
    
   Y en ese Asilolas raíces se fueron haciendo cada vez más profundas: habían prodigado a manos llenas la protección, cariño y amparo de madres, primero a los niños y después a las niñas más necesitadas y lo seguían haciendo a través del Hogar; les habían brindado formación y educación desde el primer momento y continuaban con ella no sólo en la escuela sino también en el internado en el que albergaron centenares de pupilas de distintos lugares de la provincia, permitiéndoles así la posibilidad de estudiar; tenían a su cargo una escuela primaria; habían fundado el Noviciado para la formación religiosa de las aspirantes a engrosar sus filas y deseosas de expandir la misión de la Congregación; habían logrado la creación de la Provincia Argentina para que en la Casa Central tuviese su asiento la Superiora Responsable Provincial; habían luchado desde su llegada para conseguir los recursos económicos que les permitieran no sólo mantener el asilo y la escuela sino también ampliar y remodelar el edificio original en distintas etapas y de acuerdo a las necesidades… pero les faltaba un paso más… la formación de sus docentes a través de la fundación de un instituto secundario.
   
   Y poco a poco, ese sueño también se fue haciendo realidad. A partir de 1930, Cristo Redentor comenzó a destacarse como centro de formación docente. Las Hermanas  llegaban de Bélgica con una preparación pedagógica de avanzada. Durante las vacaciones dictaban cursos para docentes y daban clases prácticas de Pedagogía y Didáctica, exponiendo lo mejor de los sistemas de enseñanza vigentes en Europa y América, ensayados y seleccionados en las Escuelas Normal y de Aplicación en la Casa Matriz, que fueron  adaptados después de largas experiencias a la escuela  argentina.
   En los años 1933 y 1934, las Hnas. Catalina y Donaciana dictaron cursos gratuitamente a directivos y maestros de escuelas públicas (cien de Entre Ríos, otros de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, San Juan y el Consejo de Educación en pleno). También podían venir a observar los métodos activos que se aplicaban en las clases.
  
   Pasaron los años… y llegó el momento largamente esperado: en 1943 se inicia el secundario por pedido de los Inspectores Nacionales, Dr. Ataliva Herrera y Dr. Juan Carlos Santillán y el aliento del Director de la Escuela Normal “José María Torres” Profesor Gabriel Echenique quienes apreciaban el sistema propio de educación. Las clases comienzan en 1944. Por Expediente Nº 1101 de fecha 7 de octubre de 1944 se incorpora el Instituto “Cristo Redentor” a la Enseñanza Oficial de Nivel Secundario. El Ciclo Básico quedó incorporado al Colegio Nacional de Paraná.
   A fines de 1946 se solicita a las autoridades competentes, crear la Sección del Magisterio y pasar la incorporación del Instituto a la Escuela Normal de Paraná. Las gestiones fueron largas y penosas. La Hna. Rectora debió permanecer más de tres meses en la Capital Federal para realizar los trámites pertinentes que, `por momentos se tornaban difíciles y complicados, pero la tenacidad y la perseverancia de la Hermana Rosalía de Borger (Hna. Catalina) tuvieron un final feliz y por el Expediente Nº 951 del día 21 de febrero de 1947, se autorizó el funcionamiento del 4º Año Magisterio. Así se cumplió el sueño de las Hermanas de formar Maestras Cristianas íntegras y capaces de educar a la niñez argentina… así las primeras alumnas de Nivel Medio egresaron en 1948 con el título de Maestras Normales Nacionales. El Instituto recibe su incorporación a la Enseñanza Privada en 1964 cuando se crea esa Dirección a nivel nacional, se extienden los títulos y le dan la característica D-12.
    
   Y así nació… en 1944… el INSTITUTO CRISTO REDENTOR y desde 1964… INSTITUTO CRISTO REDENTOR D-12
   Su primera Rectora fue la Hna Rosalía de Borger (Hna Catalina) y, estaban acompañándola en ese desafío, como Superiora de la Comunidad Cristo Redentor la Rvda Madre Pudenciana y la Rvda Madre Gabriela como Superiora Responsable Provincial.
   En 1957 en el Instituto Cristo Redentor había ya tres divisiones de Magisterio que en 1960 se fusionan en dos, ambas funcionando en el turno de la mañana. Pero los cambios en los planes de estudio para la escuela secundaria a nivel nacional hicieron que en 1969 comenzara la transformación de la Sección “A” de Magisterio en Bachillerato Pedagógico y la Sección “B”  en Bachillerato Biológico. En 1969 egresó la última promoción de Maestras Normales.
   Como siempre hay tiempo para regresar renovados al comienzo y a sus fuentes, es que en el 2010… abrió sus puertas el  Instituto Superior de Formación Docente Cristo Redentor D-212 en el que se dicta el Profesorado de Educación Primaria.  Esta carrera de nivel terciario, autorizada por el Consejo General de Educación (Resol. 634/10 y 2224/10 CGE respectivamente), es de cuatro años de duración con modalidad presencial y otorga el título de Profesor de Educación Primaria – Catequista, con validez nacional.
   
    1944… la fecha de un nacimiento que me costó establecer y corroborar porque desde sus comienzos los términos Asilo, Hogar, Colegio-Hogar, Institutoaparecen mezclados tanto en el recuerdo y el decir de las personas como en los documentos que cuentan su historia. Pero… hay una lógica… “Cristo Redentor” es un ícono en la historia y en la vida de Paraná desde su fundación, es “el lugar” que acogió a niños, jóvenes y adultos de diferentes maneras…. fue asilo (u orfanatrofio) en relación a los niños huérfanos; colegio- escuela para las alumnas y los docentes que concurrían al colegio en el nivel primario; colegio-hogar para todas las que vivían en el internado y a la vez concurrían al colegio; Instituto, denominación que surge con la creación de la Asociación Civil  (para dar un marco legal a sus instituciones el 12 de diciembre de 1925 se crea la Asociación Civil que lleva el nombre de “Instituto Cristo Redentor”  y obtiene la personería Jurídica el 23 de mayo de 1935) pero que llega a la comunidad con la incorporación del nivel secundario en 1944... y desde el 2010  también incluye el nivel terciario. Todo un Complejo Educativo… pero por sobre todas las cosas, toda una misión de entrega y servicio que simplemente se conoce, se recuerda, se vive y se agradece a través de sólo un nombre…. “Cristo Redentor” a quien Monseñor Van Damme desde su nacimiento como asilo, puso bajo su protección y su cobijo. No hace falta más para reconocerlo… no hace falta más para encontrarlo… no hace falta más para nombrarlo… no hace falta más para saber que allí siguen las Hermanas Franciscanas de Gante para custodiarlo… no hace falta más para entender por qué su fundación se remonta a un 23 de octubre de 1902.
   Para coronar toda esta historia y con la intención de que ella quede resumida de una manera simple y sencilla, pero a la vez agradecida y gozosa,  desearía consignar que las Hermanas quisieron ofrecer a la comunidad, a ese pueblo paranaense que había siempre colaborado con su obra, el símbolo de tanto esfuerzo compartido, y es así que en un acta de la Unión de Padres del 28 de junio de 1952 consta que las Hermanas piden una estatua de Cristo Redentor para colocar en el frontispicio del edificio, de ese Cristo, el Redentor del Mundo, en homenaje al cual su fundador le puso el nombre a esta casa. No consiguieron una de bronce como querían y la lograron en cemento blanco y marmolina. 1952, el año del festejo del Cincuentenario de la fundación del “Asilo Cristo Redentor” donde  no sólo colocaron la estatua sino también el nombre INSTITUTO CRISTO REDEDNTOR debajo de ella.
  
    Estatua y denominación… todo un emblema en lo alto de la entrada… para inmortalizar la obra de todos los que trabajaron y ayudaron para concretarla… para indicar a las generaciones futuras lo que esa casa significó desde el momento de su fundación… lo que significaba en ese momento con la creación del nivel secundario por el que lleva esa inscripción… lo que seguirá significando para todos aquellos que caminen o hayan caminado tras sus muros... y, sobre todo, lo que siempre representó y representará para toda la comunidad ya que es la destinataria de los frutos entregados por esas personas que dieron y dan testimonio de lo allí vivido y aprendido, en todos los ambientes con los cuales se relacionen.
    Creo que este volver hacia atrás en lo investigado para escudriñar y rebuscar… el recurrir a las fuentes una y otra vez… fue un trabajo que no sólo me despejó las dudas y aclaró mi mente sino que, fundamentalmente llenó mi corazón, porque… buscando respuestas… comprendí que los nombres no cambian la historia… quizás sólo la mirada; entendí que la exactitud en las fechas no cambia la magnitud de los hechos… tal vez sólo influyan en la forma de interpretar el devenir de los acontecimientos.
   Pero… buscando respuestas descubrí los rostros… y entonces esa parte de la historia que no tenía muy clara porque estaba lejos de la mía…  se impregnó de vida.
  Hubiese sido fácil rehacer los primeros escritos… pero me habría perdido la posibilidad de mostrar y mostrarme qué va pasando en mí a medida que, cada vez que lo necesite, vaya desandando el camino hacia el pasado para tratar de volcarlo en este presente, no sólo como una investigación que me atrapa, sino sobre todo para encontrar esas raíces que me ataron al Instituto para siempre.

    ¡¡¡Gracias Hna Martha y gracias a todos los que me van permitiendo llevar a cabo este desafío!!


                                                                                                        María Adela Pon


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